Los
rincones vacíos de la casa ya desmantelada le transmitían innumerables sensaciones,
pero sobre todo la de desamparo.
Toda
su infancia y parte de su juventud las pasó en ella, compartiendo momentos
inefables y dolorosos con otros que como él, no fueron bendecidos por la fortuna.
Experimentaba
el mismo abandono dentro de su corazón, una soledad a la que a pesar de los años
transcurridos no se llegaba a acostumbrar.
Echaba
de menos a su familia, aquella que se formó entre las paredes ahora ruinosas del orfanato.
Derechos de autor: Francisco Moroz
Hasta un orfanato en ruinas provoca la nostalgia de los que allí encontraron un sustituto de la familia que no tuvieron.
ResponderEliminarUn relato muy emotivo, Francisco.
Un beso.
El hogar es aquél lugar donde somos acogidos, recibiendo esa carga emocional que todo ser vivo necesita para desarrollar su sensibilidad y las herramientas necesarias para poder relacionarse con el prójimo.
EliminarBesos y gracias por tu comentario amiga.
El hogar no es la casa en sí... es lo que nosotros hacemos de ella... el calor humano y fraternal.
ResponderEliminarEl final es inesperado... me ha hecho reflexionar.
Mil besitos.
Gracias guapa.
Eliminarel hogar no es la casa, es el núcleo humano que nos arropa y abraza cuando nos es necesario. Sin duda.
Besos.
Emotivo micro, el hogar está allí donde se nos quiere.
ResponderEliminarBesos
Somos animales afectivos necesitados de muestras de aceptación, respeto y cariño.
EliminarHasta los perros saben donde reciben aquello que necesitan, algo de lo que muchos seres humanos por desgracia carecen.
Un beso Conxita.
Evocador entre las ruinas.
ResponderEliminarLas paredes también están habitadas de energía.
Besos, Francisco.
¡Ah! Si las paredes hablaran cuantas historias vividas entre ella no nos contarían. Tantas como historias familiares se fraguaron entre lo que son ahora ruinas o recuerdos.
EliminarUn Beso Mila.
Nos acostumbramos y nos adaptamos a casi todo. Es formidable la fortaleza humana. Me ha gustado este relatao cortito y contundente. Enhorabuena.
ResponderEliminarAnimales de costumbres, sufridos como el que más, rutinarios y a veces poco exigentes con nosotros mismos.
Eliminaren la mayoría de los casos la aceptación y el reconocimiento de las cosas que nos suceden, son el mejor condimento para cocinar algo de felicidad.
Un abrazo Zarzamora.
Ver una casa en ruinas y si has vivido en ella nos hace recordar los momentos vividos en ella . Aunque en este caso sea un orfanato. Buen micro FRancisco. Un abrazo.
ResponderEliminarEs curioso como el lugar físico no nos condiciona, es más bien el grupo humano que interactua en él.
EliminarUn orfanato, es el único hogar que han conocido y conocen muchos niños. Y no en todos, como hemos visto y leído en cine y libros se les ha tratado mal. Para ellos sus compañeros serán los hermanos y los padres y madres los que velaron por sus intereses.
Un abrazo María del Carmen.
Supongo que entre las paredes de un orfanato también se pueden crear lazos familiares, aunque sean los que obliga el destino.
ResponderEliminarUn beso.
Todos los lazos familiares, así como ciertas relaciones humanas, son impuestas y no elegidas por el individuo.
EliminarUn beso.
Los lazos se crean con el roce, y este se da más (a veces) entre extraños que entre miembros de la propia familia (afortunadamente no es nuestro caso).
ResponderEliminarUn corto que te deja pensando con quiénes solemos pasar más tiempo entre cuatro paredes, ¿en el trabajo, quizás?
Un beso, Francisco.
Una vez me dijeron algo parecido: La familia te viene impuesta, los amigos los eliges, y los enemigos te eligen a ti.
EliminarLas relaciones humanas son una mezcolanza de cultura, instinto, necesidad y condicionamiento. El que sí parece trabajar es el refrán que reza: "El roce hace el cariño" y la pupa en algunas ocasiones.Je,je.
Besos.
Así es julio, eso que parece tan cotidiano y normal para muchos, otros desconocen de que se trata, teniendo unas carencias afectivas que los convierte en el peor de los casos en sociópatas.
ResponderEliminarun saludo, compañero.