Cuando se ausentaba de casa, el hombre solía
dejar la puerta abierta, pues tenía entendido que la fortuna llegaba de la
manera más inesperada y no quería ser él quien le pusiera obstáculos para hacerlo…
Un buen día, después de un tiempo sin visitarle, regresó, pero se encontró
la puerta cerrada y como no tenía llaves tuvo que entrar por la ventana.
Se encontró con el hombre, que la
esperaba con un abrazo que la arropó de ternura.
–Pensé que ya nunca regresarías amor, y
cerré la puerta; aunque tú siempre encontraste la manera de llegar a mí.
Me considero un hombre afortunado con solo tenerte cerca. Pero: ¿Por qué me abandonaste la última vez?
Me considero un hombre afortunado con solo tenerte cerca. Pero: ¿Por qué me abandonaste la última vez?
Derechos de autor: Francisco Moroz