Habría cogido alguna vez un hilván,
metido un dobladillo, dado puntadas al bies cuando se diera el caso. Pero la
vida la había llevado por otros derroteros, que su abuela, que la enseñó todo
lo que sabía cómo costurera, no llegaría a imaginarse nunca en sus preclaras
predicciones de futuro para ella.
Ahora, como enfermera profesional y voluntaria en una organización humanitaria en zona de conflicto, ponía a prueba todos los
conocimientos adquiridos.
Cosía heridas abiertas por machete con gran destreza,
mientras pensaba que hacerlo con punto de cadeneta daría cierto realce a algo
tan desagradable.
Derechos de autor: Francisco Moroz
El personal sanitario siempre tan importante. Curioso pensamiento el de esta enfermera partìcipe en una acción de voluntariado.
ResponderEliminarUn abrazo, Javier
En mi familia siempre me insistieron en que saber coser servía para todo en la vida. Con dos abuelas sastras y una madre costurera de vocación, estaba destinada... a duras penas puedo coser un botón y ahora me arrepiento de no haber aprendido. Lo que nunca pensé es que pudiera tener aplicaciones prácticas en zonas de conflicto.
ResponderEliminarMuy buen micro, Francisco.
Un beso.
Lo que se llama extrapolar los conocimientos.
ResponderEliminarSAludos.
Ese punto de humor negro me ha hecho sonreír, no me imagino una cicatriz con cadeneta pero igual quedaba hasta mejor.
ResponderEliminarBesos
Muy buen micro, sobre todo el final coser una herida a punto cadeneta. Un abrazo,
ResponderEliminarHe visto unas cuantas suturas y nunca vi que se hicieran con cadeneta, pero ahora que lo mencionas, seguro que la cicatriz quedaría mucho más artística y bonita, ja, ja, ja.
ResponderEliminarUn beso.
Desde luego es mostrar con tu micro que coser, algo que odio, puede servir en un momento dado para curar heridas.
ResponderEliminarComo siempre magnifico.
Un abrazo.
Hola amigo Francisco, ya de nuevo por estos lares cibernéticos y con la intención de poder quedarme, luego como siempre, La Vida dirá el resto.
ResponderEliminarUn gusto leerte y en este caso sonreir con un nudo en la garganta al término del micro. Un texto francamente estremecedor y con un fondo muy tierno.
En lo tocante a mi relación con la costura y bordado, comentarte que jamás se me dió bien, incluso tenía que pedirle a mi madre que me ayudase cuando debía presentar en el instituto aquellas labores tediosas y que puntuaban en nuestro curriculum estudiantil.
Un beso.