viernes, 4 de septiembre de 2015

El de Durrutti 2ª parte



                                                            Si quieres leer la primera parte: AQUÍ



                                                                 18 de Noviembre de 2014- Madrid
                                                                         (reflexiones de un médico)

La actividad rayana en el paroxismo, es en muchas ocasiones demencial.

Mi vocación me costará un disgusto, pero me agrada demostrar que el ser humano es frágil, una nonada universal con mucho orgullo y soberbia y gran capacidad tanto destructiva como de superación.

Me llamo Oscar Pinedo y soy médico residente de este hospital cuyos comienzos tuvieron tan triste historia y que tiene más años que el Carracuca ese, que vete tú a saber quien era.


Mi pasión por la medicina surgió a raíz de una herida que se hizo mi hermano pequeño en los columpios, tenía yo por entonces 10 años, diez años de infantil ingenuidad y pureza de alma. ¡Quería salvarlo del dolor! ¡Quería curar sus lágrimas antes que su corte en la rodilla! y le hablaba mirándole a los ojos, restando importancia a lo que no la tenía. Al comprobar que mi hermano pequeño se calmaba y lograba sonreír olvidando su dolor, decidí que mi profesión en adelante, sería la de ayudar al que me necesitara. Como persona ante todo, como médico después.


Sigo siendo un ingenuo que cree en el ser humano, a pesar de haber visto de todo, sigo pensando que somos más que carne, huesos y fluidos. ¿Los pensamientos y los sueños son sólo impulsos eléctricos neuronales? ¿Las emociones y los sentimientos sólo reacciones químicas?¿Y la capacidad de amar y odiar y sufrir sólo reflejos instintivos? ¿Y eso que llamamos fe? ¿Eso qué es?


No todo tiene porqué tener una respuesta científica. ¡Quizá! porque la ciencia no ha avanzado lo suficiente como para obtenerlas; pero aún así y todo, me resisto a conformarme con las soluciones más fáciles de entender. 


El ser médico no es ninguna bicoca, ni te otorga privilegios envidiables; más bien te impone sacrificios continuos desde que entras en la facultad. Muchas horas robadas al sueño para dedicarlas al estudio, para sacar una carrera y especializarte, para hacer cursos añadidos que te aportarán más conocimientos y así poder conseguir una plaza donde poder ejercer y demostrar de esta forma, que la vida es lucha apasionada por conquistar lo inconquistable.


La satisfacción de poder ayudar al semejante muchas veces se ve frustrada por la burocracia del papeleo y el politiqueo que se inmiscuye como tumor cancerígeno en un organismo vivo.

Pero eso no me hace perder las esperanzas ni las ilusiones; Tampoco me hará apearme de la burra de mis creencias, de lo que siento con las entrañas y de lo que me dicta el corazón.

Al hablar con los pacientes y preocuparme por sus dolencias, encuentro algo que no puede sentir cualquiera al lado de otro ser humano: Las desnudez del corazón, la entrega que hace ese hombre o esa mujer de su vida más profunda, poniéndola en tus manos ¡Tanta es la fe que ponen en ti!¡Tanta la necesidad de que otro ser les escuche para sanar heridas más profundas que las que solamente sangran! que es difícil desconectar de esa realidad.


¡Creo en los milagros! en el poder de curación de las palabras. De las palabras que se pronuncian con sinceridad y ternura, las que proporcionan consuelo e intentan acariciar los lugares donde las manos no pueden acceder; donde el dolor es a veces tan intenso, como para hacer llorar y gemir con tal vehemencia que los calmantes y las drogas no pueden acallarlos.


La medicina no es una panacea, pero si una herramienta con la que poder aliviar, tonificar, curar, revitalizar, desinfectar, sajar, coser, cauterizar y vendar los males y las heridas. Pero la ciencia médica nunca llegará a esos lugares recónditos donde hombres más sabios si eran capaces de llegar en la antigüedad.


Y ahora, por si fuera poco, la batalla que se está librando en este hospital es de órdago a la grande: Los políticos de siempre quieren privatizar el sistema y nosotros médicos, enfermeras y pacientes, nos oponemos con ganas. ¡Siempre dando guerra! Por aquí no pasarán mientras haya un mínimo de conciencia y sentido común... 




                                                                                          Derechos de autor: Francisco Moroz




16 comentarios:

  1. Sigo en ascuas. Dónde está el soldado de la primera parte¿ seguiré con atención.
    Un abrazo.

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    1. No es histórico repito, Que no vengan las desilusiones después, no quiero llantos desconsolados. jeje
      Besos

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  2. Francisco, creo que entiendo qué sentido tiene tu trilogía, traernos a grandes hombres, unos legendariamente conocidos y otros anónimos, que luchan por la verdad y la dedicación a los demás o a una causa, ¿no, amigo?
    Esta segunda parte me ha gustado mucho también, porque nos hablas de la parte humanista de la medicina, del corazón del buen médico, de su psicología y altruismo. Por eso me ha parecido muy interesante, acostumbrados como estamos a los compendios y tratados medico-científicos acerca de dolencias y patologías y no a la oportunidad de conocer el interior de los facultativos o sobre los objetivos idealistas por los que éstos se mueven. Aunque quizá no todos los medicos presenten un mundo interior con tan espirituales matices como el del protagonista.
    Excelente post y muy cuidadoso el perfil que has elaborado.
    Besos

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    1. Creo que tienes una percepción de la humanidad en su pleno concepto, con esos valores que deben caracterizarnos a los seres pensantes..
      Las emociones son un apartado casi desconocido para algunos que sobre-valoran la parte puramente racional.
      Esperaremos al final a ver que pasa.
      Gracias amiga por esta reflexión tan completa
      Besos

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  3. Veo un nexo entre los protagonistas de tus dos historias. El primero un miliciano que luchaba al grito de 'no pasarán' contra los rebeldes que intentaban imponer su criterio al del pueblo. El segundo un médico, otro tipo de soldado que lucha contra el dolor y la enfermedad y que casi ochenta años después hace frente con el 'no pasarán' a otro tipo de imposición, la de los políticos y sus tejemanejes que quieren quitar al pueblo una sanidad que es suya, que es pública.
    Está claro que después de tantos años no hemos aprendido nada: el pueblo que no aprende de su Historia está condenado a repetirla.
    Un beso

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    1. Si señora dos luchadores en contextos diferentes pero los dos dando lo mejor que tienen ; la vida en su sacrificio.
      Cuantas personas con vocación y cuantos comprometidos en su labor cotidiana, serían capaces de emular a estos héroes cotidianos que a lo largo de nuestra historia han existido.
      Un beso.

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  4. He empezado la lectura por este 2º relato que me ha encantado y entonces he ido al primero. Así que disculpa porque el orden lo he alterado.

    Con este me has ganado, será porque como el protagonista creo que ser médico es ser mucho más que preocuparse por un órgano, es tener delante a una persona que pone su vida en tus manos y a la que tienes que cuidar, respetar y sanar. A veces cura más ese escuchar en silencio que un montón de fármacos.

    Con frecuencia he pensado que ojalá hubiera más médicos como tu médico, absolutamente vocacional, con espíritu de sacrificio con ese agradecimiento, esa entrega, ese comprender la totalidad del ser humano que tienen delante.Preocupado por sus pacientes y no por los beneficios y el hacer dinero, más y más y más, que es ese ansía en el que parece haber entrado la medicina privada.

    La medicina tiene que ser vocacional, más atención a la persona y menos números, menos usura con la salud. Gracias a muchos médicos y enfermeras y auxiliares...personas vocacionales y entregadas y que hacen bien su trabajo se mantiene este sistema sanitario, que se están cargando esos a los que parece que votamos para que deshagan todo lo que ha costado tanto hacer.

    Excelente relato que te hace reflexionar sobre lo que es importante y lo que no, creo que más de un médico de esos que han perdido el norte y que sólo saben ver los beneficios iría bien que lo leyera y recuperara ese saber que es fundamental en los médicos, ese reconocimiento del ser humano que, frágil, está en sus manos.

    Un abrazo

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    1. Interesante reflexión y completa. Vais sacando conclusiones que me gustan, aportando ideas y descubriendo detalles dentro del relato que yo, que lo he escrito no quería destacar en exceso. A si que bienvenidos sean todos estos comentarios que completan y enriquecen una historia cuyo desenlace no es previsible...
      Ya me abroncareis, ya
      Besos

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  5. Una reflexión en primera persona, una crítica, una narración inventada... ¡¡un texto magnífico en cualquier caso!!

    El mundo sanitario me toca de cerca, y ojalá que todos los profesionales de la salud fueran tan vocacionales como tu protagonista. Quizás lo sean en un principio y luego a algunos les pueda la rutina, los objetivos prefijados por "la empresa" pública o privada, la desidia, el pasotismo, el afán de ganar más, el aburrimiento de ver miserias humanas cada día, la anestesia de lo que es impacta solo las mil primeras veces, la pérdida del afán de superación. Es triste, y supongo que puede ocurrir en todas las profesiones, pero en las que tocan el tema de la salud se hace mucho más sangrante...

    Me ha encantado, Francisco, espero la tercera parte!! :)

    Un beso y feliz finde para tí.

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    1. Si amiga mía tienes razón. la rutina nos anestesia y los trabajadores de la sanidad se vuelven autómatas aún sin ser ni malas personas ni malos profesionales, la directiva lesw exprime al máximo y les prefija tiempos escuetos para poder pasar consulta a la mayor cantidad posible de pacientes que a la postre, se vuelven simples números de expediente. Te puedo asegurar que en la mayoría de las veces no son culpables y hay que reconocerlos como personas con limitaciones como las nuestras.
      Gracias por tus palabras y compañía.
      Besos

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  6. Imaginaba que tu relato de la segunda parte iría por otros derroteros, ésta me ha gustado tanto como la primera.
    La reflexión que haces de la profesión médica es perfecta y en cierto punto deseable sería que ocurriera, sobre todo esa parte humana importante que debe conservar esa disciplina así como la ausencia de politiqueos y burocracia que enturbia cualquier ámbito social.
    Suscribo muchos de los comentarios de arriba, para qué repetirse..

    Lo dicho, dos personajes bien definidos en unas historias de estupenda prosa.
    un abrazo

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    1. ¿Un poco idealizada quizás? Sería lo ideal por supuesto, pero las circunstancias ya sabes que no son las ideales para cumplir con esas expectativas tan deseables.
      Me alegro te haya gustado. Creo que la tercera parte va todavía más allá.
      Besos y gracias por dejar tu comentario.

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  7. Menudo giro argumental que ha dado la historia, esto no me lo esperaba. Muy original como siempre, y muy critica con la sociedad de hoy día, muy buen trabajo como siempre. Me ha gustado esa comparación que haces al final. Como siempre muy buen trabajo, y a seguir asi.

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    1. Un giro inesperado que todavía no ha terminado. Espérate a la parte final y me dices...
      Un abrazo amigo Yawaraka

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  8. Caramba, todo un logro de relato... esa vocación profesional que bien expresada..
    Besos

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