lunes, 4 de septiembre de 2017

Veladas excitantes






En un principio no quería y se resistía, pero terminaba por ceder a la tentación como Eva. Se dejaba arrastrar por sus dos demonios preferidos. 
Se dejaba llevar por la pasión más desenfrenada que jamás hubiera podido concebir. Se prometía una y otra vez que esa sería la última, pero volvía a reincidir a pesar de los avisos que le enviaban su cuerpo y su mente. Por las noches necesitaba descansar, pero se empeñaba en alargar esas estimulantes y apasionadas veladas 

En el comienzo todo era negación por un lado, por el otro, reafirmación de sus convicciones más arraigadas basadas en el conocimiento de sus debilidades y limitaciones.
Al inicio se opuso con obstinación a ser seducida por ellos y luchó contra sus apetencias básicas, sus ganas, su deseo, el placer que presentía iba a recibir, y su hedonismo desaforado.

Pero sucumbía a su naturaleza de mujer sensible y emocional, al instinto más primitivo, salvaje y básico de su ser. Se dejó arrastrar por el primero, como por la marea. Impulsada por su fuerza, su color moreno, sus dulces maneras y las excitantes expectativas de saber a ciencia cierta, que le dejaría un buen sabor de boca después de disfrutarlo con calma. Y por añadidura sabía presentarse deseable y caliente.
El otro la entretenía con su culto bagaje. Tenía un cuerpo contundente y era capaz de calmar sus ansias. En cuanto la abrazaba se sentía en paz, sosegada. Recuperaba la calma al instante. Además sabía contarle unas historias que eran capaces de transportarla a otro plano existencial.
¡Tal era su virtud! que conseguía que ella se desnudase, entregándose entera, dejándose poseer por él sin limitación alguna.

A ella siempre le gustó lo de hacer tríos aunque lo negara por temor al escándalo y al qué dirían los que se enterasen de sus encuentros nocturnos.
Pero sobre todo, ocultaba con celo la certeza de querer ser siempre la protagonista de esas relaciones tan contundentes, placenteras y continuadas. Le gustaba ser la que recibiera todo el placer de esos intercambios tan esperados como deseados.

Todo lo que empezó como un entretenimiento se había convertido en una necesidad física y emocional en la que cada vez se implicaba y daba más de sí misma, hasta el punto de sentirse muchas veces abducida, perdiendo el control del tiempo que pasaba con sus amores. 
Se sentía el personaje principal, siempre en medio de los dos: Del café que la excitaba y de un buen libro que se le entregaba entero para su deleite exclusivo y personal.


Sabía que lo pagaría más tarde con desvelos, cansancio y nerviosismo; pero era inevitable. Era tan voluble a esas intensas aventuras nocturnas que no estaba dispuesta a renunciar fácilmente a ellas.



Derechos de autor: Francisco Moroz


17 comentarios:

  1. Ja, ja. Buenísimo, Francisco.
    Yo, afortunadamente, no he caído en las redes del café nocturno porque si no, con su ayuda, el libro abusaría de mí la noche entera. Suprimiendo el café y enfrentada solo al libro, soy capaz de reducirlo hacia las tres de la mañana, pero es solo una tregua. Hacia las nueve se apodera de nuevo de mí.
    Qué va a pasar, ahora que empieza el curso, es algo que aún no he pensado.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El café no puede ser nada bueno por la noche si lo que se pretende es descansar. Otra cosa bien diferente es que se quiera mantener la vela consciente, para disfrutar de los placeres de la lectura o el sacrificio inapelable de los estudios atrasados.
      Bien se ve que tu seduces a los libros y te dejas poseer al menos por el espíritu que llevan dentro, después, como si se tratara de una médium, nos transmites lo sentido y aprendido con ellos.
      Toda una experiencia.
      Besos.

      Eliminar
  2. Anónimo5:51 p. m.

    Brillante, je, je, muchos somos los que nos enredamos así. Besos Francisco.

    Francisco no se si viste mi mensaje. ¿Te apetece dejar tus letras con alguno de tus relatos? si pudiera ser un poco más dirigido a los niños. Si fuera así, mándamelo a marijoseluquefernandez@gmail.com

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Marijose. Muchos somos sí, con el café nocturno menos; a ese lo dejamos para los encuentros de sobremesa.
      Sí leí tu mensaje y lo tuve en cuenta. Gracias por contar conmigo.
      Un besazo.

      Eliminar
  3. Jaja. Sigues con tu certera forma de mantenernos intrigados hasta el final, a sabiendas de que juegas con el equívoco. Desde luego, un buen café y un buen libro son muy buenos acompañantes, sobre todo en momentos de tedio y soledad.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya sabes Josep que lo mio es como una enfermedad a la que yo llamo "del trampantojo"
      Me gusta guiaros por sendas engañosas para que os confundáis con las equívocas señales que pongo y que os hacen llegar a donde no esperabais hacerlo.
      Un abrazo señor escritor.

      Eliminar
  4. Es adictivo y junto con una buena lectura la receta ideal para no pegar ojo en toda la noche. En mi caso el café está prohibido a partir de las 4 de la tarde.
    Ingenioso y manteniendo la intriga como nos tienes acostumbrados.
    Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ambos elementos son compatibles, pero con el descanso nocturno ninguno lo es, pues ambos te mantienen en vela si son buenos. En mi caso la lectura nocturna, que no el café, me hace cabecear soñoliento y no soy capaz de concentrarme durante una página entera.
      Gracias por tu aprecio.
      Un beso.

      Eliminar
  5. Al principio pensé que estabas describiendo a una bulímica, tentada por azúcares y chocolates. Saludos y feliz nuevo curso. Septiembre es como un comienzo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bien,bien. Todo es factible, podría haber sido también, pero no.
      Es lo bueno de jugar con las letras al despiste.
      Un abrazo y los mismos deseos para ti Zarzamora.

      Eliminar
  6. A mí me pasa lo mismo que a tu protagonista, un buen café y un buen libro me ponen a cien y me enganchan de tal manera que no soy capaz de vencer la tentación, porque es tan intenso y dulce el placer...
    Un gusto volver a leerte, Francisco.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los mejores amantes te poseen, proporcionando un placer intenso a tus sentidos. te transportan,te conducen te enseñan a desinhibirte.
      En estos casos en que la tentación se hace irresistible hay que dejarse llevar por el instinto básico y dejarnos sorprender.
      Besos.

      Eliminar
  7. Muy bueno Francisco, me ha encantado. Aunque si te soy sincero en esta ocasión me olía que no todo era lo que aparentaba, jeje. Eso sí, lo del café y el libro ha sido una agradable sorpresa. Un abrazo! ; )

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El intenso aroma de ese elixir líquido es lo que has olido querido compañero, el ha precedido a todo lo demás. por eso "Te lo has olido"
      Un placer tenerte de nuevo por aquí.
      Un abrazo.

      Eliminar
  8. ¡Qué bueno!!! :)
    Cuando coges un buen libro se hace imposible soltarlo, sea la hora que sea, pero si le sumas café, eso si que es un desastre total, jeje
    Un final que sorprende, Francisco.
    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un libro puede ser muchas cosas, pero infiel nunca. Puede llenar tus expectativas o no, satisfacerte o defraudarte, pero los que les aceptamos o abandonamos somos nosotros.
      El placer de un buen café es como el de tenerte por aquí.
      Besos.

      Eliminar
  9. Si señor, es un vicio el que tengo y por el que ya me reconocéis desde lejos. Tendré que cambiar de formato mis relatos o si no estoy perdido con vosotros.
    Y todo lo que respecta a la mujer es un misterio todavía sin desvelar.
    Un saludo Julio.

    ResponderEliminar

Tus comentarios y opiniones son importantes para este blog y su autor.
Por tanto mi gratitud por pasarte y dejar tu huella y tus palabras.

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...