miércoles, 25 de enero de 2017

Novela negra 2ª parte


Si quieres leer la primera parte pincha AQUÍ




Cuando evoca a “Grand Father” se le ensancha la sonrisa. Pues se trata de un hombretón de no menos de 100 kilos de peso con un corazón tan grande como él. Le empezaron a llamar “El Padrino” pues con su generosidad y bondad parecía arroparnos a todos; incluso sufragando nuestras necesidades perentorias, como cuando a alguno de nosotros se le olvidaba el almuerzo y nos compraba el bocadillo, o se necesitaba un bolígrafo, unos kleenex o una tirita. 
Lo que fuera necesario no tardaba en proporcionarlo sin pedir nada a cambio nunca. 
Pero el apodo no le hacía honor, porque nos recordaba a los mafiosos que siempre cobran los favores, con lo cual lo cambiamos por ese “Grand Father” que nos resultó más adecuado dado su altruismo
No nos sorprendió a ninguno cuando nos dijo trabajar en una ONG.

Mira el reloj: las cuatro y media, apura sus pasos, y más cuando vuelve a escuchar junto al chapoteo de sus pies, la de otros pasos precipitados que resuenan muy cerca de él.




Al leer estas últimas líneas mira por inercia el reloj de la pared, herencia de sus abuelos ¡Como se le ha pasado el tiempo! Con la excusa del insomnio devora volúmenes de 500 hojas como una posesa ¿O se dice poseída?

Se levanta para estirar las piernas y coge el vaso para llevarlo a la cocina y recalentarlo. No ha tomado nada desde que regresó a casa, y de eso hace unas cuantas horas.
Hoy ha sido un día de esos en los que una llamada te alegra la jornada, pues ese chico de la juventud lo había hecho después de tanto sin saber de él. Después de una precipitada y diría que alborotada conversación telefónica; y con la promesa de una gran sorpresa habían quedado, y ahora rememoraba como en sueños, las chispas que habían saltado entre los dos ¡Quién sabe! Esta vez a lo mejor no le dejaría escapar de nuevo.

El libro la ha acompañado a la cocina sin querer, y mientras espera que suene el “Clinck” del microondas, abre la hoja donde dejó el marca páginas y prosigue recorriendo con sus ojos ávidos, los renglones en los que se había quedado. Le quedaban unas pocas páginas para terminarla historia.




Un escalofrío recorre su espina dorsal, y con un impulso primitivo echa a correr como prevención a lo que se imagina que va acontecer.
Dicen que el miedo a lo imaginado es superior a la amenaza real.  
En este caso certifica lo inminente del peligro concreto, cuando alguien se abalanza con fuerza sobre su cuerpo y lo derriba en el suelo manteniéndose sobre su espalda. En la caída se le rompe la nariz y al tragar nota un regusto salado.

Intenta liberarse del peso de su agresor revolviéndose salvajemente con todas sus fuerzas, pero no lo consigue, lo cual le hace cambiar de estrategia profiriendo un grito de socorro que apenas sale de su boca, queda enmudecido por el gorgoteo del líquido espeso que sale de su garganta rajada profundamente por un tajo que le ha producido un cúter afilado.

Su último pensamiento va dirigido a esa mujer que con su simple presencia le había vuelto a enamorar, dándole esperanzas de una existencia compartida.

Un relámpago ilumina la calle, junto con la macabra escena del crimen. Le sigue el estampido del trueno ensordecedor que la victima apenas oye.

Después la oscuridad lo envuelve todo de nuevo mientras exhala junto a su sangre caliente, el aliento de la vida.




Se pone a temblar, no sabe bien si de frío o por un presentimiento instantáneo que ha sido acompañado casualmente de un relámpago que a su vez ha encendido una luz de alerta en su cabeza. 
El trueno posterior la ha terminado de estremecer.

Esa parte de la historia escrita en el libro la ha trastornado de tal forma que le ha causado una conmoción considerable. Es como si ella formara parte de una trama concebida con cierto toque de malignidad insana. Hay partes concretas del relato que parecen encajar, como si lo leído fuese un puzzle algo distorsionado que no hubiera logrado enfocar.

Pero ahora es como si todo adquiriera ese sentido que ella se resistía a visionar. No cree en las casualidades, detrás de todo esto pareciera haber una mano siniestra que hubiera escrito su historia personal. 

Se dirige a la sala dispuesta a apagar la luz para marcharse a la cama. Debe descansar, mañana tiene que trabajar y necesita despejarse después de tantas emociones.

Se acerca a la ventana para cerrar la persiana, pero antes se asoma por última vez por si acaso hubiera dejado de llover. 
El cielo sigue cubierto de nubes negras como la sombra que se despega de la pared frente a su casa y la mira a los ojos con deseo lascivo. 
No puede comprender lo que ve, y cierra la persiana apresuradamente. 
Está aterrorizada y sin poder creer lo que está pasando. sin querer se está convirtiendo en testigo y personaje involucrado de una historia delirante.

Tropieza con la alfombra a causa de los nervios que la empiezan a dominar y agarra el libro abriéndolo casi por el final. 
Cuando lee la continuación, rompe a llorar con impotencia y auténtico terror reflejado en su rostro.
Su propia historia, los mismos personajes con otros nombres diferentes. Eso es lo que ha estado leyendo desde hace días.
No puede aceptar el final que el autor ha dado a sus protagonistas principales. Se resiste a ser una víctima más, e intenta serenarse pensando que en cualquier momento despertará.
Aunque reconoce, que la frase con la que acaba el libro, es una sentencia clara y firme de muerte.




El verdugo de Sergio levanta la mirada y ve un cielo cuajado de nubes negras, pero también la ve a ella asomarse a la ventana, tan hermosa como siempre, tan deseable. Asustada como un animalillo indefenso ante su cazador. Otra presa más.

Hoy la había vuelto a ver en el bar de copas, después de tantos años de búsqueda infructuosa no podía creerlo. La fortuna le sonreía.

Su sueño de juventud, pensó, al fin se podría convertir en realidad. Pero ahí estaban también el resto, y entre todos, al tonto al que apodaban Dalma” que empezó a eclipsarlo de nuevo, cuando imitando la voz rasgada del famoso cantante le había interpretado a ella, esa canción que tanto le gustaba, cuya primera estrofa decía: "Míasolamente mía"
¡Sergio! siempre él por medio. Pero se había condenado el solito desde el momento en que entonó la primera nota a Ana, su exclusiva“Kim Basinguer” ¡La que siempre fue suya!

No esperaría otros diez años para poner fin a su obsesión de poseerla. Y es que, esa reunión tan cordial de reencuentro de antiguos amigos, fraguada como sorpresa por parte de "Grand Father" durante una década interminable y dolorosa para él; iba a dar sus frutos en escasos minutos. 

Esa tarde solo había tenido que mentir en una cosa: Su dedicación plena, su amado oficio ¿Abogado? ¡No!
Esos pardillos se tragaron tan burda mentira, pues realmente a lo que se dedicaba era a escribir novela negra. Tenía práctica a la hora de urdir tramas y encontrar coartadas perfectas.

¡No podía ser de otra manera!

Y los primeros actos ya habían concluido satisfactoriamente. Ciertos obstáculos se eliminaron convenientemente y solo se interponían en su camino dos puertas que abriría fácilmente. Las del corazón de Ana le fueron imposibles de forzar.

Y el relato concluiría solo en tres páginas más y una frase lapidaria:

"Lo escrito, escrito está"




Derechos de autor: Francisco Moroz

lunes, 23 de enero de 2017

Encrucijada




No quiero volver a verte nunca más, pues desde que nuestros pasos se encontraron me obsesioné contigo y desesperé con mi mala fortuna.

Fue aquel, un acercamiento inesperado entre tú y yo en las calles de la ciudad que habito.
Tu pelo negro, tus ojos verdes mirándome con desafío a la cara. Tu paso felino y relajado que cortó por un instante mi respiración agitada al verte frente a mí.

Te convertiste en una visión fantasmal durante un efímero minuto que trastocó la jornada habitual.

Y es que siempre dijeron que los gatos negros, no aportan buena suerte al que se los cruza en el camino.



Derechos de autor: Francisco Moroz

jueves, 19 de enero de 2017

Novela negra 1ª parte

Relato dedicado a mi querida amiga Rosa, gran reseñadora y amante del género negro.
¡Que los dioses te sean favorables en todo lo tuyo!




Domingo de madrugada.

Sergio sale del bar de copas donde ha pasado prácticamente toda la tarde-noche con sus antiguos amigos. Era el último cliente que quedaba. No tiene prisa, hoy ha sido un día de reencuentro y celebración con grandes expectativas de futuro. Va pensando precisamente en ellos, en las únicas personas que le hicieron sentirse de nuevo vivo, con las que todavía tiene cierto vínculo emocional y de las que no sabía nada desde hacía diez años. Él es una persona callada, introvertida y a la que le cuesta relacionarse. A partir de esa noche todo cambiaría, iba a mantener la amistad con estas personas con las que nunca tenía que haber perdido el contacto.
Se conocieron todos en su tiempo de universitarios. Lo habían pasado bien, y entre tanto brindis se colaron recuerdos de correrías pasadas y aventuras de juventud que sonsacaron risas a todos los del grupo.
Estaban muy unidos de eso no tenía ninguna duda, a pesar de todo el tiempo trascurrido. Una vez roto el primer hielo, parecía como si la relación no hubiera sufrido ese amplio lapsus temporal.

El “fiti”, el “Greñas”,“Single”, Grand Father” y la única fémina de todo el cotarro a la que todos conocíamos como” Kim Basinger“aunque en realidad se llamara Ana Sampere” una belleza rubia que había ganado interés con los años, como lo hace el buen vino de crianza.

Caminaba despacio, como contando los pasos dados. A esas horas, y a pesar de la iluminación, no se sentía muy seguro de no tropezar con alguna farola, árbol o papelera; o caer en algún alcorque. 
Había sido mucho el alcohol ingerido, y aunque no borracho, si notaba el cosquilleo en las venas y el temblor de sus extremidades inferiores.Trastabilló en alguna ocasión teniendo que pararse para sosegar su ritmo cardíaco y recuperar el equilibrio, agarrándose al quicio de algún portal.

A su paso por el barrio de Malasaña unos ojos le observan como lo hacen los de un cazador cuando evalúa a su posible presa.





El cielo nublado auguraba una lluvia que no se hace esperar. Cuando la escucha caer, se levanta del sillón y deja el libro, se acerca a la ventana para mirar hacia la calle. 
Siempre le atrajo este fenómeno meteorológico que la vuelve nostálgica, y si la noche acompaña a la lluvia mejor que mejor, porque entonces recuerda esas lecturas que de niña le hacían temblar bajo el cobertor de su cama y que hablaban de asesinos agazapados en las esquinas, de monstruos capaces de matar por el puro placer de hacerlo. 

Viene a su memoria Jack el destripador y Drácula o el mismísimo profesor Moriarty y Frankestein.
También le vienen a la mente nombres de malvados inscritos en otras historias leídas como adulta: Heachcliff de Cumbres borrascosas. Fumero, de La sombra del viento. Olivia Foxworht de Flores en el ático o la mismísima muerte narradora en la Ladrona de libros. Aunque en este, los demonios miserables fueran con uniformes nacis.
Con una sonrisa de placer y no sabe por qué, aparece en su listado mental el nombre de Augusto Ledesma de la trilogía de Pérez Gellida.

Cierra las cortinas se retrepa en el sillón y sigue con la adictiva novela que se trae entre manos. Ese vaso de leche caliente que se encuentra en la mesita, hace un buen rato que se quedó frío.





Empieza a llover. Sergio se sube el cuello del gabán como para protegerse algo más del agua que sabe le va a terminar empapando a pesar de todo. Acelera un poco más su ritmo, no se siente del todo seguro aunque el frío le haya despejado un poco del abotargamiento inicial.

“El Fity” delgaducho y desgarbado, con una gorra que casi no se quitaba nunca, pues le daba rubor mostrar su incipiente calvicie que le acomplejaba. Cuando el cantante de los Fitipaldis se puso de moda le pusimos el mote operándose el milagro. Fue cuando su calva y su gorra fueron lucidos de continuo con orgullo por su propietario. Ahora trabaja en una gestora inmobiliaria.

Si hubiera visto al “Greñas” antes de hoy por la calle, no le hubiera reconocido. Había engordado como unos 30 kilos, y de la famosa melena que le llegaba hasta los hombros, le quedaban solo los pelos de la parte posterior de la cabeza recogidos en un pequeño moño que más bien parecía un globo desinflado. Era muy Heavy entonces, quién lo diría viéndole ahora convertido en un responsable financiero de un banco de reconocido nombre.





La historia se encuentra en su momento álgido. No es capaz de despegar sus ojos de las hojas, donde las letras parecen atraerla como esas lucecitas parpadeantes de los clubes de alterne. El argumento es absorbente, no cabe duda de que el escritor ha sabido plasmar una trama atractiva y electrizante donde se prevé un final siniestro para el protagonista.

Y es que ella, no lleva una vida muy interesante: Un trabajo de oficina de lo más normal, familia la justa y con la que no mantiene una relación periódica ni muy fluida. 
A las sesiones en el gimnasio de los martes y los jueves le añadimos las compras semanales y las tareas de casa, alguna escapada al cine y al teatro y poco más. Unas actividades de lo más predecibles y aburridas.

De relaciones amorosas mejor ni hablar, y aunque pretendientes no le faltaron en su momento, nunca se decantó por ninguno; bueno, recuerda a ese chaval que le parecía tan flipante y que sabía cantar como los ángeles en su época gloriosa de estudiante en la que ella y sus antiguos compañeros se comían el mundo
¡Qué tiempos!

Abre el libro y prosigue la lectura. Estos personajes si tienen aventuras y peligros que sortear...





Sergio gira la cabeza pues le pareció oír unos pasos detrás de él, y a estas horas de momento no se ha cruzado con nadie salvo con un gato negro que ha pasado mirándole con indiferencia y desafío felino. Mira hacia lo alto. No tiene pinta de escampar y ya se encuentra calado hasta los huesos ¡Que daría por estar en casa con una taza de café humeante entre las manos! 

Sigue caminando concentrado e ilusionado, con esos pensamientos positivos de amistad y buen rollo entre personas adultas cuyos caminos se han cruzado de nuevo. Cada cual con su vida hecha, pero con ese rumbo que entre todos han conseguido de nuevo retomar.

Visiona a “Single”. Está claro que el apodo se lo pusieron de forma irónica a este supuesto ligón de discoteca; siempre se convertía en el rey del cotarro, animaba cualquier reunión o fiesta, incluida la de hoy en la que ha desplegado todas sus plumas de pavo real para hacer caer entre sus redes amorosas a la espectacular Ana.

A este Don Juan le conocimos más de 12 novias a las que engatusaba, invitaba y manoseaba a placer solo por complacer su ego. Después las abandonaba descorazonadas. Nunca se comprometió en serio con ninguna. De ahí lo de Single.

Y es curioso que sea el único de todos nosotros que se dedica a lo que en aquellos tiempos estudiábamos todos.

¡Abogado! ¡No podía ser otra cosa!



Continuará.




Derechos de autor: Francisco Moroz

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