lunes, 6 de febrero de 2017

El refugio






El armario donde acaba de encerrar a su muñeca no es solo un mueble más. Es el mismo donde la abuela se metía de niña cuando sus padres discutían; el mismo donde escondía a papá cuando era pequeño y el abuelo venía borracho y violento.

Un armario que parece proteger a los seres indefensos de las personas malas que les hacen daño.
Ahora está a la espera de que toquen al timbre de casa para refugiarse en él, junto a su queca.

Hoy viene el amigo de mamá, ese que juega con ella haciéndola daño y después le dice que no se lo cuente a nadie.




Derechos de autor: Francisco Moroz

miércoles, 1 de febrero de 2017

El hambre se conforma




Hoy comeré según lo que me pongan en el plato,
según su contenido. 
Me sobran si me apuras los cubiertos de plata, 
incluso siendo sincero, 
la servilleta de hilo.

Según lo que me echen, así comeré.
Que me conformo,
que no tengo preferencias ni gustos severos 
ni peco de casquivano y minucioso.
Pues todos los días son inciertos
con su pizca de desazón y de misterio gastronómico.

Estoy acostumbrado
a la inclemencia de los tiempos que corren, 
nunca fueron mejores ni en el siglo de oro. 
Menos, ahora, que es siglo de latoncillo. 
Como comensal, 
cada vez que me ubico,
siempre lo hago arrinconado por principio.

Cuando hay apetencia
me acuerdo a cada momento de la nana de la cebolla
de Miguel Hernández. 
Del pícaro Guzmán, del letrado lazarillo.
De la frase ciceroniana que reza: 
“El hambre es el mejor condimento".
Eso decía mi madre cuando ponía lentejas.
¡Férreo alimento por cierto!

Hoy comeré 
según lo que me echen en el plato, 
y no soy sibarita ni exigente; 
soy del montón. 
Pertenezco
a un círculo selecto de comensales de las calles donde habito,
que buscan diligentes, 
el local donde se venda barata la comida. 

Me es indiferente
sentarme en una mesa con manteles blancos;
me basta con las amplias vistas a un jardín,
sentado en cualquier banco. 
Si me urges, 
renuncio a los manjares surtidos. 
Me sobran las copas pulidas y los transparentes vasos
y el vino que los llena.

No soy de los que esperan impacientes a ser servidos, 
por camareros y fámulos estirados, 
pues me arreglo con mis manos
y me sobra criterio para comer lo debido. 
Soy hombre de principios,
con tener algo con que comenzar me basta.
Suficiente razón
para llevar a buen puerto el cometido 

En lo que realmente fundamento mi esperanza
con paciencia infinita,
es en que un alma sensible y bondadosa
deje caer unas monedas en mi plato. 
Y según el valor de las que haya, 
el comer como un rey tengo fechado. 
si la suerte es esquiva y no me alcanza,
comeré como pobre vasallo las migajas.

Hoy comeré
según lo que me pongan en el plato.
que nunca hubo pan duro para el hambre
¡Yo lo creo y certifico! 



Derechos de autor: Francisco Moroz

lunes, 30 de enero de 2017

Metafóricamente hablando





Este fin de semana he desconectado de la realidad, y no he encontrado manera más relajada de hacerlo que ordenando las estanterías donde cohabitan mis libros más queridos.

Mi biblioteca es un habitáculo donde los tomos cubren las paredes de parte a parte, remedio eficaz para no tener que pintarlas, pues quedan totalmente forradas con madera y cartoné, y toda la sabiduría de mis autores favoritos.

Algunos quedan a siete alturas sobre el nivel del suelo y necesito por tanto, una pequeña escalera para alzarme sobre ese dechado de conocimiento escrito y convenientemente empolvado.

De esta manera, puedo acariciar con un trapo húmedo y de forma personaliza a cada uno de los inquilinos depositados en las baldas, que parecen convertirse ante mis ojos, en gatos mimosos.

Me subo, limpio y doy esplendor como lo hace la Real Academia de la lengua española. Sacando brillo con tesón y empeño; hasta que por culpa de un descuido y algún tornillo flojo, y de forma estrepitosa, se me viene encima la sección de cuentos clásicos y cómics. La de novela contemporánea y la histórica, dando un nuevo significado a eso de: “La caída del imperio romano”.

En el suelo se forma un pequeño caos de efecto mariposa con ley de Murphy incluida. Hojas desparramadas sin ser otoño, portadas abiertas de forma impúdica mostrando sus textos más íntimos y… Unas telas revueltas de color vivo (a pesar del golpe) 

¡Gran misterio este!

Pues ignoraba que a parte de los marca-páginas y las flores secas que guardo entre folios para recordar renglones significativos; pudiera haber introducido tejidos tan voluminosos.

Me bajo del escabel, me acerco y descubro el misterio.

Las capas carmesí de Caperucita y Superman se mezclaron con las del emperador Tiberio en Ben-Hur y la del torero Espartero de la novela Sangre y arena. Y todas ellas con las de los capas rojas de…

…Voy a tomarme un café cargadito de azúcar y solucionaré el desaguisado. Daré a cada uno lo suyo, y “al César lo que es del César”.

¡Menos mal que el Quijote quedó en su sitio ¡ ¡Si no!
¡Menuda locura!



Derechos de autor: Francisco Moroz


Escrito presentado en la comunidad "Relatos Compulsivos" en el reto de tres palabras: 
Carmesí-Desconectar-Azúcar.
que ha conseguido el tercer puesto




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