Con el derecho siempre procuro mirar para
otro lado no sea que me pase como con el izquierdo, que por estar con los ojos
bien abiertos lo perdí. De momento funciona. La duda que tengo es si me volverá
a pasar de nuevo, pues al ser de cristal no puedo perder de vista el objetivo,
que es el que no me deja pegar ojo. Poner un parche al problema tampoco
solucionará este entuerto.
&
La muchacha me miraba con interés mientras
me ponía ojitos. Lástima que la manera en que me los ponía fueran cosidos con
aguja e hilo.
Solo soy un muñeco de trapo. En otras
circunstancias, me hubiera enamorado de ella.
&
Ciertamente hay miradas que matan,
reflexionaba el francotirador mientras apretaba el gatillo.
&
Aunque te hicieras la distraída, presentía
como me mirabas de reojo sin ningún disimulo. Animado por aquello me levanté de
la silla y me dirigí al lugar donde estabas decidido a conquistarte. Cuando me
puse frente a ti solo te pregunté la hora de forma precipitada antes de
alejarme, sin poder apartar la vista de tu ojo estrábico.
&
A veces alguien te mira y enmudeces porque
sobran todas las palabras. Como me ocurre ahora con el personaje del
cuadro de la Gioconda que a la vez me sonríe desde su cuadro.
Por otro lado, alguien me habla con
verborrea desatada sin mirarme. Con mal gesto. Es mi mujer metiéndome prisa
para seguir visitando el museo.
&
Mientras la oftalmóloga me examinaba
los ojos yo le echaba un vistazo a su escote. De inmediato quedé cegado por su
belleza a causa de tan bonita vista.
&
El amor es ciego al igual que la justicia,
por ello, cuando se nos cae la venda de los ojos terminamos el
idílico romance en los juzgados de lo contencioso.
&
Unos pequeños detalles lingüísticos son
los únicos que marcan la diferencia entre dos conceptos diferentes:
Llevar un ciego de mucho cuidado o llevar
a un ciego con mucho cuidado.Y sino que se lo pregunten al
perro guía.
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–Mamá ¿Por qué no quieres dialogar conmigo?
&
–Mamá ¿Por qué no quieres dialogar conmigo?
–¡Porque te veo venir y punto! Y en eso consisten los puntos de vista de
mi madre.
Derechos de autor: Francisco Moroz