En este caso mi reto personal, era construir un relato que incluyera todas esas frases hechas, escritas en azul.
Espero que el resultado tenga algún sentido al menos como divertimento, que es de lo que trata esta afición de escribidor.
Nos dejaron sin magdalenas después de acabar con los bollos, los pasteles de nata y las pastas de té. Les hubiéramos perdonado la vida si al menos hubiesen sido un poco moderados; pero el estropicio nos lo encontrábamos todas las semanas. Incluso nos dejaban sin reservas. Y eso, de cara a los clientes, hacía desmerecer el negocio.
Por ello ¡ahora seremos nosotros los que acabaremos con los malditos roedores que han invadido la pastelería! Nos dijimos firmemente convencidos.
La primera noche lo intentamos
solucionar metiendo en el obrador a un par de gatos callejeros; pero no fueron capaces de realizar su tarea, esta mañana nos hemos dado
cuenta que no es cierto que tengan siete vidas, o eran gatos muy flojos que
habían malgastado las otras seis, o los presuntos ratones invasores estaban
sobrealimentados y frecuentaban el gimnasio.
Como medida drástica hemos llamado
a Esteban, que se ha personado con su gato Mishi que no participó en la
refriega nocturna. Esteban se ha ofrecido para acabar con la plaga en persona, con la
ayuda de dicho felino que está muy nervioso y un puntito histérico. También se ha presentado con un tal Arturo que por ser
tartamudo le apodan el repetidor, un amigo suyo desde la más tierna infancia.
Hemos dudado del éxito en tal
empresa antes de ver lo que Arturito el repetidor llevaba en una caja de compases,
que apretaba fuertemente contra el pecho. Unas ampollas con veneno del
fuerte, de ese que debe de emplearse en guerras químicas.
¡Y sí! ¡Lo hemos conseguido!
Al menos ya hemos resuelto parte
del problema. A saber, los ratones se han esfumado. O eso, o nunca los hubo.
Pero a cambio nos enfrentamos a otros cuantos quebraderos de cabeza: Esteban y Arturo están desaparecidos en combate
desde que se hicieron públicos los resultados de su trabajo. No dieron explicaciones y no hemos vuelto a saber de ellos. Ni
tan siquiera han llamado para reclamar sus honorarios y tampoco contestan al teléfono.
Mi socio todavía se encuentra bajo los efectos de un shock postraumático
y sufriendo lo indecible por amor y por si fuera poco, siendo interrogado por la
policía un día sí y otro también. Dando explicaciones del porqué apareció dentro de nuestro local y más tiesa que la mojama, la gorda de su mujer, con espuma, restos de hojaldre, y cabello de ángel en la boca. Todo muy
misterioso y siniestro.
Pero soy yo con diferencia el que tiene que apechugar con
el problema más peliagudo: Bregar con el inspector de sanidad por supuestas irregularidades encontradas en los aditivos empleados en nuestros productos alimenticios, y cuidar de Mishi que anda
maullando por los rincones, con el pelo erizado. Muy agitado, como en un continuo celo.
Derechos de autor: Francisco Moroz
Vaya con los roedores, [o la]
ResponderEliminarSiempre das ese toque de misterio y diversión, esos finales que te sacan una sonrisa
Abrazo
Encantado de sorprenderos. No me gusta poneroslo fácil, así no tenéis más remedio que leer hasta el final. no deja de ser una trampa de escritor ;)
EliminarUn abrazo también para ti Adel
Divertido. Desde luego no me cabe otra cosa que exclamar eso de "¡Malditos roedores!" (ja, ja...).
ResponderEliminarTe deseo un buen finde largo, amigo
Un abrazo
Y lo bueno de todo es que los malditos roedores no eran los culpables de todo el desaguisado.
Eliminargracias como siempre por tu fidelidad en las visitas y comentarios amigo.
un fuerte abrazo.
Pues has conseguido integrar las frases con total naturalidad y acierto en un relato, además, entretenido y que engancha desde el principio. Un buen trabajo de arquitectura literaria.
ResponderEliminarCaray con la mujer del socio...
Un beso.
Bonita definición: Arquitectura literaria.
EliminarEl reto era solo personal, al haber acumulado ese montoncito de frases con las que no había construído un relato en su momento. Así que me pareció unirlas en uno solo. otro experimento más.
Besos.
Hubo dulces problemas y desde luego el remedio fue peor que la enfermedad, al menos para el socio y su mujer, al no prever las trágicas consecuencias.
ResponderEliminarUn micro muy ingenioso y de género negro, con ese toque de ironía que no suele faltar en tus textos.
Un abrazo.
Más bien el origen de los problemas fueron los dulces de la pastelería que desaparecían por motivos insospechados, hasta que los socios toman cartas en el asunto y de manera indirecta descubren que los culpables no son precisamente los ratones.
EliminarAlgo de género negro si tiene en lo que respecta a las formas de eliminar plagas.
Un abrazo Estrella.
Si los hubo, como bien has dicho, je,je. La que sí estuvo presente, y luego de cuerpo presente, fue la mujer del socio, una "bollera" de cuidado, ja,ja,ja.
ResponderEliminarMuy divertido y mejor contado.
Un abrazo.
¡Claro! no todos los enigmas se resuelven de forma directa, no todo tiene porqué tener una explicación lógica.
EliminarSe intentan las soluciones pensando qué...y luego todo se desbarata porque hay terceros en discordia.
Un abrazo Josep. Verás que voy comentando con retraso, pero siempre lo hago si el tiempo me lo permite.
Estupendo trabajo con el buen enlace de las frases, muy ingenioso y como es tu costumbre muy bien escrito e hilvanado todo. Un abrazo.
ResponderEliminarTe agradezco tu elogioso comentario Mamen, me anima a seguir pergeñando historias.
EliminarUn abrazo también para ti.
Vaya con los roedores y a continuación me sale eso de malditos roedores, mucho dibujo animado jajaja
ResponderEliminarLo cierto es que te ha quedado un relato con un puntazo de humor negro y es que tanto dulce al final empalaga, aunque en tu caso a algunos les fue bastante peor.
Besos
Algunos se intoxicaron con tanto dulce, pero quién manda a la señora comer tan desaforadamente a espaldas de los dueños. podría haberse llevado unas bandejas a casa y asunto terminado, pero la glotonería se la llevó a la tumba de una forma empalagosa. Aunque Esteban y el Arturo también son dos buenas piezas con métodos un tanto expeditivos.
EliminarBesos y feliz semana que comienza.
Si que tiene sentido, Javier, :) Me parece un reto súper complicado. Y tú lo has conseguido construyendo un relato lleno de divertidos enredos.
ResponderEliminarPor cierto si es por el dulce, yo cubro la espalda de quién haga falta, pero sin aditivos, ja, ja
Un beso.
Pues me alegro el haber conseguido un resultado potable al menos. Es más bien una tragicomedia lo que he construído con algo de humor negro y mucho, pero que mucho dulce.
EliminarBesotes, guapa.