sábado, 31 de diciembre de 2022

Con el pie izquierdo

 

 

 ¡Feliz año 2.023 a todos los que me acompañasteis durante el 2.022!

 

 

 


Quedan unas cinco horas para que suenen las doce campanadas y termine este año tan complicado para todos. Aunque no todo fue malo para mí; Entre otras cosas encontré un trabajo. Firmé el contrato ayer mismo. Y he querido celebrarlo con dos copitas de coñac. Y en mal momento lo he hecho. 

Ahora, lo primero es avaluar esta situación tan desesperada en la que me encuentro.

Entre el tanatorio y la oficina de objetos perdidos calculo que habrá un par de kilómetros. Eso son unos tres cuartos de hora andando a buena marcha. Con suerte podré llegar antes de que cierren, y comprobar si han depositado lo que he extraviado en este descuido tan tonto.

Ya es mala suerte, que en la primera jornada laboral me roben el automóvil que la empresa ha puesto a mi disposición para dar puntual servicio a los clientes asignados.

No me preocupan en absoluto las quejas del usuario; me aseguraron que suelen ser muy complacientes y discretos. Me intranquiliza algo más, la bronca del director en caso de que el coche fúnebre no aparezca. Pero lo que verdaderamente me tiene inquieto, es no encontrar el féretro con los restos del finado que he de llevar al cementerio en unas dos horas.

Este nuevo año ni el difunto ni yo vamos a empezarlo con buen pie. Esto es lo que se llama tener mala pata.

 

Derechos de autor: Francisco Moroz



 

 

viernes, 23 de diciembre de 2022

¡Feliz Navidad!

 

 


 

Ya llegaron las fechas en las que creyentes y no creyentes celebramos. Algunos incluso sin ganas ni motivación alguna.

Celebramos reuniones, encuentros con amistades, comidas familiares. Redescubrimos al pequeño niño que todavía se agazapa dentro de nosotros. Esperando con ilusión cosas maravillosas, actitudes amables, situaciones extraordinarias que conforman un mundo mágico. También recordamos que tenemos cuñados, suegros y sobrinos pedigueños.

Todo parece adquirir otro color y otro sabor. Significados diferentes. En algunas ocasiones es como si hubieramos consumido sustancias psicotrópicas. Embargados por la euforia o la alegria desaforada por nada concreto.

Pero no olvidemos que la vida sigue, es la misma. Sin tanto o sin ningún glamour ni "brilli brilli" como en las peliculas que con calzador nos hacen ver casi obligatoriamente todos los años, las mismas cadenas televisivas. Todos los comercios parecen vender durante estas fechas los mejores productos, las más deliciosas exquisiteces para paladares refinados. Dulces más dulces si cabe y jamones más curados y más pata negra que lo que habitualmente estamos acostumbrados a probar. Marisco fresco y a tutiplén pescado en los mares de China; que es de donde procede todo producto tradicional. Hasta los esparragos trigueros de Castilla la Mancha de toda la vida.

¡Por Dios! y la loteria que no falte! eso es tradición y hay que tentar a la suerte aún sabiendo que esa señora solo visita a los que están preparados y saben arriesgar aprovechando las oportunidades, aún sabiendo que lo pueden perder todo. Leasé autónomos.

Que se note que vamos de sobrados y que somos generosos dándolo todo ¿Todo?

¿Quién de nosotros ha donado sangre en estos últimos días?¿Quién visitó y acompañó algún amigo o familiar en un hospital? ¿Quién se ha acercado al super o a la parroquia del barrio para donar productos imperecederos para repartir a los desfavorecidos?¿ Quién de nosotros ha meditado, pensado, orado ¡Sí, orado! por esos que están sufriendo en sus carnes el sufrimiento de la guerra? (No solo la de Ucrania)

¿Quién es capaz de dedicar tiempo para escuchar las necesidades del prójimo?

Mirad. Yo soy del montón, como la mayoría de vosotros. No soy más ni menos que nadie. No destaco, ni quiero hacerlo por ser más guapo ni alto. Ni más profesional ni rico, ni ostentar poder sobre otros.

Pero sí me gustaría ser de aquellos que se rebelan contra ciertas situaciones asumidas por el rebaño. De aquellos que miran al otro como semejante, como hermano, como igual. No con la indiferencia del que no es capaz ni de posar la mirada sobre la indigencia, la debilidad o el desamparo de los que pasan a nuestro lado o nos piden algo de lo que nos sobra.

Seamos generosos pues. Y más humildes, comprensivos, tolerantes, humanos y hospitalarios. Menos consumistas y derrochadores. Más luminosos por dentro y con menos guirnaldas de bombillitas en el balcón. Que la luz cuesta una pasta. Y no está la cosa como para fuegos de artificio, ni siquiera para fuegos fatuos.

Abracemos y dejémonos abrazar. Recibamos ese abrazo como lo que es: Un hogar, un lugar cálido de acogida para los que como niños, necesitamos sentirnos seguros y arropados. Y los hay, creedme que no tienen ni siquiera a quién abrazar durante estas fechas en apariencia, tan entrañables y maravillosamente pacíficas y entrañables.

¡En fin! Queridos y apreciados lectores, seguidores, comentaristas. Gentes de paso por este blog, simpatizantes y críticos detractores si los hubiese. Compañeros de letras en todo caso y algunos, ya amigos. 

Os deseo que seais buenos en cuanto a lo que la bondad significa. Que vuestra sonrisa se intensifique. que vuestra actitud sea afectiva y efectiva; pero no como sprint de final de año que termina para bien o para mal. Más bien como en maratón que dure todo el que viene. Que seamos corredores de fondo, intensos, apasionados, vitales y profundos en esencia.

Pues se trata de vivir estos días "especiales" con expectación y con ganas esperanzadoras de que muchas cosas cambien. Terniendo en cuenta que mucho depende de nosotros mismos y nuestras ganas de que lo hagan. Y a los inmobilistas que les den morcillas. Que también es un producto muy español exportado de China.

Que tengais unas ¡FELICES FIESTAS! en la mejor compañia.

Un abrazo, como es habitual desde este blog de abrazo de libro.

 


jueves, 15 de diciembre de 2022

Cocinillas

 


 

Unos buñuelos de viento son unas bolas de masa elaborada con harina de trigo, manteca y huevos, que se fríen en aceite caliente. 

A mi abuela le salían de maravilla. Me enseñó a prepararlos cuando era pequeña. Yo siempre trasteando en la cocina con los ingredientes, mientras me indicaba con detalle los pasos a seguir para confeccionarlos.

El primer día que me dejó hacerlos a mi sola, fue también el último que los hice. Y es que me falta paciencia; principal condición para elaborarlos.

Recuerdo con detalle el momento en el empecé a aborrecer todo lo relacionado con la cocina. Fue justo en el que metí las manos en el aceite hirviendo para ver si los buñuelos estaban en su punto.


Derechos de autor: Francisco Moroz

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