domingo, 11 de octubre de 2020

Te doy mi palabra 3

 



Sésiles:


[Organismo] Que vive fijado a una estructura, como una roca, una concha u otro organismo.

El término sésil (del latín sessĭlis, apto para sentarse)  sentada se suele utilizar en botánica para expresar la falta de un órgano que sirva de pie o soporte. Una hoja es sésil si carece de su unión con el tallo o pecíolo, en el caso de la flor, si carece de pedúnculo, y la antera se llama sésil si no tiene filamento o es muy corto.

El término sésil se usa también en zoología para referirse a un organismo acuático que crece adherido o sujeto al sustrato, del cual no se separa ni se desplaza. Muchos organismos del bentos lo son. Como ejemplos tenemos las esponjas, los corales, algunos moluscos bivalvos, como las ostras o los mejillones (pero no las almejas), los briozoos o los braquiópodos. Entre los crustáceos, los del orden cirrípedos, como percebes y balanos, lo son también.


Acendrar:


Depurar, limpiar los metales en la cendra,  por la acción del fuego. Siendo la Cendra una pasta de ceniza de huesos, limpia y lavada  con que se preparan las copelas para afinar el oro y la plata.

Figuradamente se utiliza como eliminar alguna imperfección  o defecto del carácter de una persona. 


Feral:


El término feral (del latín ferālis: 'feroz, letal', a su vez de fera: 'fiera, animal salvaje adj. desus. Cruel, sangriento.

f. pl. Fiestas que se celebraban en febrero en honor de los muertos.

Aje'), que significa cruel y sangriento

Se llaman fiestas ferales a las fiestas que celebraban los antiguos paganos durante las cuales se hacía la ceremonia de servir una comida a los difuntos sobre sus sepulturas.


Chirinola:


Conversación larga.

Riña o discusión no muy violenta.

Coloquialmente hablando, cosa de poca importancia.

 En España Juego de niños, parecido al de los bolos, que consiste en tirar contra nueve bolos y otro separado de estos, llamado cuatro, para derribarlos; gana el que consiga derribar más.

 Chirinola es sinónimo de pelea o disputa, reyerta, larga conversación o discusión, y de un modo coloquial, reunión más o menos festiva y jaranera.

Como curiosidad: Los usos de este término tienen su origen en una anécdota ocurrida durante la segunda guerra de Nápoles y asociada al triunfo de los tercios del gran Capitán en las batallas de Ceriñola y Garellano. Sucedió que en la batalla de Ceriñola estallaron en pleno día dos carros con toneles de pólvora, asustando a los soldados de los tercios. Según narra el P. Juan de Mariana, el Gran Capitán reaccionó al trance adverso con rostro alegre y animó a sus tropas diciendo: "Buen anuncio amigos, que estas son las luminarias de la victoria".​Una vez ganada la batalla se hizo una gran celebración que se supone así origen de la frase "hacer chirinola («Ceriñola»)".


Estrambote:


Conjunto de versos que se añade al final de un poema, especialmente de un soneto, para rematarlo, en general con tono irónico.

El estrambotecolaconterillacoletillacorchea u hopalanda es un conjunto de versos añadidos al término de un poema, especialmente en los sonetos. Comúnmente se asocia con un tema satírico. Sus versos pueden diferir de la métrica general del poema. No deben confundirse con los strambotti de la métrica italiana.

Coloquialmente hablando se refiere a algo Que es extraño o poco común, y hecho por capricho.

[persona] Que se comporta, viste o habla de forma estrambótica.



Texto


Como organismo Sésil aferradito a mi silla,

escribiré compulsivo sin objetivo previsto.

Acendraré mi conducta vehemente y exaltada,

domeñaré los instintos para evitar un desmadre

si las costuras saltaran.

Pues soy de efusiones fuertes y de ferales pasiones;

que me conozco y me temo poseído de arrebato

por tanto politiquillo enredado en chirinolas,

borricos de tres al cuarto que juegan a menearla.

Me originan tal cabreo;

que enloquecen mis neuronas y me producen mareo.

Por eso daré a las teclas durante el confinamiento.

Para no pensar en ellos y evitar tirarme al cuello,

de cualquiera de esos lerdos que rayan el estrambote.

Sin centrarse en los acuerdos 

ni proponer los remedios

que acaben con la hecatombe.







miércoles, 7 de octubre de 2020

De la levedad del ser

 



Estamos hechos de barro y polvo,

de etérea quimera;

del mismo material que los espejos,

de ánima frágil, de imagen falseada.

Simples reflejos,

bien construidos y elegantes.

Pero opacos, con grietas o empañados.

trastocando la realidad de lo que somos.

 Suspiros pasajeros.

 Nuestras acciones, conquistas peregrinas.

 Humo y vanidad nuestras pasiones.

Con el paso de los años, 

Rescoldos palpitantes de una hoguera 

que se apaga.

 Ceniza consumida merced al desaliento.

Poco más que de nada estamos conformados.

La muerte sabe de ello cuando escribe.

en el epílogo final del libro negro:

"no importa nada, nada es seguro salvo yo"

"sois solo el barro del que estáis hechos."

Quizá, también, de un brillo fugaz

 en el tenue reverbero agonizante 

del alma que se escapa y poco más.

 Breve es el sueño en el que inmersos estamos,

pareciéndonos deleite lo vivido, 

felices y engañados

 creyéndonos a salvo del dolor;

hasta que algo nos rompe el corazón en mil pedazos,

y nos invade el miedo a la pérdida, 

a la angustia, al desapego.

Solos ante nosotros mismos, 

con tristeza en los ojos.

Enfrentados a la imagen que nos mira fijamente a lo profundo.

 Desde el otro lado.


Derechos de autor: Francisco Moroz

sábado, 3 de octubre de 2020

Una jornada perturbadora





Recién amanece cuando vuelvo a salir de casa dejando dos cuerpos enfriándose en el dormitorio; una media hora exacta después de regresar del curro, en lo que está resultando ser una jornada nocturna de lo más movidita que empezó a torcerse, desde el momento en que unos niñatos se colaron, para hacer graffitis en las paredes recién enfoscadas de los pareados de lujo.

Soy de los que piensa que cada uno de nosotros es responsable de sus acciones, y estas, sean buenas o malas, repercuten en el estado de ánimo de terceros, que de una forma o de otra participan en una especie de tablero de juego donde cada una de las piezas interactúa con el resto.

Nadie, por tanto, tiene derecho a quejarse si le comen un peón o le tumban al mismísimo rey en una jugada arriesgada; aunque esta no haya sido lo suficientemente meditada. Para eso nos otorgaron inteligencia;  para saber dirimir en cada situación la respuesta exacta y no dejar libre albedrío al impulso de la sangre y las entrañas.

Por eso mismo pasó lo que tenía que pasar. Di el alto a los grafiteros que salieron corriendo sin la intención de darme explicaciones de sus actos vandálicos. Aunque justo después de ser atrapados contra una valla tuvieran mucho interés en negociar conmigo para irse de rositas y sin castigo previo, pese a llenar de pintarrajos, casas destinadas a ciudadanos de bien.

Naturalmente les hice reflexionar con la mejor argumentación sobre lo conveniente del arrepentimiento, que indefectiblemente conduce a la redención. Me miraron con desdén y cara de burla. Me juzgaron de inmediato, descalificándome, poniendo en duda mis capacidades profesionales para desempeñar mis funciones de cancerbero de la construcción. Adobaron innecesariamente su precaria dialéctica con palabras como maricón. Llamándome viejo cabrón y segurata de mierda.

Pero gracias a mi paciente disposición, pude cerrarles la boca tan predispuesta al insulto y descrédito del prójimo, sin tan siquiera analizar sus propias máculas.

Creo sinceramente que utilice con mesura mis palabras mientras aporreaba contundentemente sus huecas cabezas una y otra vez; hasta dejar de escuchar sus gritos y aplacar las voces que jaleaban dentro de la mía.

Cuando me recompuse, lo arreglé todo para no dejar rastro del paso de ese par de delincuentes descerebrados que habían trastocado mi turno y vejado mi dignidad de manera tan burda. A lo largo de la mañana el volcado de hormigón en las zanjas de cimentación haría el resto.

Esta circunstancia tan desagradable propició el que me viera en la tesitura de abandonar el tajo y regresar a casa cuatro horas antes de lo previsto, para ducharme y quitarme la ropa ensangrentada y encontrarme, con el panorama inesperado de dos cuerpos desnudos tendidos en mi propia cama, solazándose a ritmo de sexo; el de mi mujer y el de un extraño que me miró perplejo como si se le hubiera aparecido la virgen de Fátima.

Las piezas del dominó convenientemente colocadas, caen consecutivamente si se empuja a la primera; y no hay dos sin tres ¡Bueno! En este caso cuatro. Y una acción tiene siempre su reacción, y a un hombre justo no se le puede amenazar en lo más sagrado como puede ser su trabajo, su familia y su honra. Y actúo en consecuencia, aún a pesar de mediar una petición de divorcio por parte de mi cónyuge.

El destino es un depredador de almas, se ríe de nosotros cada vez que pensamos que las riendas las manejamos a nuestro antojo. Siendo por lo contrario, lo más parecido a cabalgar un caballo desbocado.


                                        -------------------------------------------------

                  

 Recién amanece cuando vuelvo a salir de casa dejando dos cuerpos enfriándose en el dormitorio y la escena de los hechos totalmente limpia de polvo y paja. Me río para mis adentros por el chiste que acabo de hacer dadas las circunstancias, y con solo dos palabras.

El motor del coche aún caliente reacciona a la primera, respondiendo con celeridad al salir del aparcamiento.

Ser vigilante de seguridad en una obra que construye una urbanización en las afueras de la ciudad no da muchas alegrías, pero sí suficiente tiempo para leer novela negra, mi género literario favorito, donde aprendo de los grandes maestros, a cómo tratar a esos listillos que se saltan las normas del juego establecidas de antemano, intentando predominar por encima del resto. Proporciona cierta sabiduría y me permite jugar en ocasiones con cartas marcadas que favorecen órdagos a la grande.

Regreso con tiempo de sobra para que el relevo no detecte nada extraño en mi actitud. Destaco por mi amable presencia y mi equilibrio emocional. No tendré problemas.

¡Pero claro! Acordaos de lo que os dije sobre el destino caprichoso que sacude el tablero, descoloca las fichas y rompe las cartas cuando menos lo esperas.

El imbécil que ha colisionado con mi coche hace un minuto; mientras salgo con prisa del aparcamiento, se baja muy excitado pegando voces, con actitud amenazante. Abro la puerta con tranquilidad, esbozando la mejor sonrisa de disculpa, pero empuñando en una de las manos la llave para los pernos de las ruedas. Quién sabe si este individuo carece de actitud conciliadora y dialogante.

Dispongo todavía de una hora y tres cuartos para llegar al puesto de trabajo y solucionar el temita de las pintadas con el capataz. Espero que este se muestre comprensivo, de otra manera tendría que reconvenirle adecuadamente.
Hay que obrar con justicia.

Derechos de autor: Francisco Moroz







LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...