sábado, 16 de enero de 2016

Palabras mayores




Algo que les caracteriza y los une en hermandad, es la necesidad de ser escuchados, el que haya alguien dispuesto a poner sus oídos al servicio de su elocuencia.

Unos seres que en ocasiones los presientes desamparados y tantas veces abandonados en el olvido por los suyos; por los que más se sacrificaron y a los que más quieren.
Tantas veces solitarios y errabundos,desorientados y perdidos en una densa incertidumbre sobre el mañana.

Los puedes reconocer por sus gestos pausados y sus torpes e inseguros movimientos, por sus miradas ausentes, perdidas en un pasado lejano al que suelen viajar en su memoria cada vez con más frecuencia; pues para ellos, el futuro se conjuga con el imperfecto, indeterminado, e indefinido. Ya viven de prestado y saben que no saldrán vivos de esta aventura existencial.

Por eso mismo quieren rematarla y dejar memoria de su paso, y para ello nos necesitan.
Ponen empeño en seguir siendo útiles, se esmeran y se esfuerzan en los cometidos que desempeñan y que ya no les correspondería hacer. No quieren sentirse como trastos viejos olvidados en un desván o lo que es peor, en un sótano.

Te los encuentras por esa razón empujando carritos con niños, o de la mano de ellos, cargando sus mochilas y abrigos para que los nietos no se cansen. Con bolsas de la compra si es poca y no pesa mucho, pues sus espaldas se doblan con el dolor y los achaques, con la artrosis, la artritis o el reuma, o con todas a la vez que no es cosa de risa ni de broma.

Los puedes sufrir con infinita paciencia ¡pobres míos! en las cajas del súper del barrio, cuando con manos temblorosas de Parkinson o de vejez, sacan de su ajado monedero poco a poco el importe solicitado de lo adquirido, monedita a monedita con parsimonia desesperante pero comprensible.

Qué triste observarlos en los bancos del parque calentando sus huesos al sol de la primavera. Mientras siguen con mirada borrosa los juegos frenéticos de los chavales en los columpios, rememorando su propia niñez.

Suelen dar de comer a los gorriones y a las palomas, haciéndolas cómplices de su forzada soledad y aislamiento dentro de esta sociedad cuajada de despropósitos y tan deshumanizada, que a ellos los hace invisibles seres de desecho.

Sin embargo, ellos forman parte del patrimonio más reciente de nuestra historia, relatores de hechos de los que fueron testigos y partícipes.

Si te ofreces como oyente, pueden regalarte frases llenas de sabiduría, palabras desconocidas de las que se usaban antes, cuando la gente respetaba a sus mayores. Serán como Sanchos desgranando refranes, como poetas recitando versos y romances. Hace bien poco uno de ellos muy querido por un servidor, me regala un cantar de cuando se segaban a mano los campos de Castilla.

Harán que te remontes a tiempos donde el idioma era culto y campechano, al mismo tiempo que elegante, donde lo soez y lo grosero no dominaba el lenguaje y lo sometía a la pobreza lingüística con la que lo hace en la actualidad a causa de las prisas por no escuchar; por la llamada economía lingüística, alegando que el tiempo es oro como para usar muchas silabas y vocales para comunicarse, y que lo poco dicho, a buen entendedor basta. ¡Pues no! estamos muy equivocados.   

A la contra. El hablar de los viejitos es pausado, humilde y llano. Te acercará irremediablemente  a sus corazones cansados, llenos de pasión y sufrimiento, rebosantes de esa juventud que tantas veces les falta a los jóvenes que en un frenesí por gozar de todo con rapidez; se dejan lo mejor en el camino.

Si les acompañas, te comparten su alma y su intimidad.
Ellos tan desbordantes de experiencias y tan necesitados de comprensión y compañía se entregarán plenamente, se pondrán en tus manos y en tus oídos.

Correrás el riesgo de oír las mismas anécdotas, pues su mente ya no es ágil, y te suplicarán sin orgullo con la mirada, que les perdones, por lo que olvidan y por lo que repiten. "Sus gramolas están desgastadas y se rallan"

Cuando les hablas, y les dedicas tu tiempo, te miran con sus ojos llorosos y  velados, pero luminosos y sonrientes de gratitud, como si fueras un milagro a causa tu generosidad gratuita para con ellos. Presientes entonces la felicidad que les embarga al sentirse reconocidos, queridos, y apreciados como personas completas que son y enriquecidas por el pasar de los años.

Aunque sus arrugas griten lo contrario, su piel implora besos y su cuerpo abrazos. Ellos también fueron jóvenes y queramos o no, nos reflejamos en ellos presintiendo lo que nosotros mismos llegaremos a ser con el paso de los años; si el curso de natura sigue su camino y la enfermedad grave nos ignora y respeta, de la mayor manera posible.

Yo les respeto y les escucho, pues se ganaron a pulso lo conseguido. Son dignos supervivientes de muchos inviernos, duras batallas y grandes desvelos.

Escuchando con nuestra mejor actitud aprenderemos de seguro alguna cosa nueva, aún siendo un fugaz suspiro o un leve murmullo.

Pues cuando un anciano habla, lo que sale de su boca siempre son palabras mayores que merecen la pena ser escuchadas pues valen su peso en oro.
Especias que dan sabor a lo relatado por ellos.





35 comentarios:

  1. Hola Francisco, gracias por recordarnos la importancia de esos "viejos" muchos olvidados, otros queridos. He aprendido que la búsqueda de su encuentro es importante y que la paciencia es el lazo con que atar sus sentimientos. Tus palabras recogen todo cuánto el respeto y el cariño suponen para un mayo. Todos llegaremos,... todos llegaremos a ayudar a atar ese lazo. Gracias. Abrazos

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    1. Es la única oportunidad de vernos reflejados en sus ojos, después cuando falten ya no podremos disfrutar con sus encuentros.
      Besos

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  2. Precioso escrito, Francisco. No podía dejar de pensar en mi padre, lento de reflejos, con su débil corazón, torpe de movimientos, pero siempre rodeado de libros y películas y periódicos; haciendo la compra porque mi madre cada vez anda peor y se agota y le duele todo y se queda en casa leyendo. Y no sé por qué, pero no pensaba en ella, sino en él.
    Un texto muy tierno y emocionante y, sobre todo, necesario en un mundo donde los viejos son soportados con poca paciencia, donde se les trata como si fueran tontos o un estorbo, sin darnos cuenta de que ellos son los más sabios porque han vivido más, han pasado por todo lo que a nosotros aún nos queda por vivir, se han desengañado, se han ilusionado, han sufrido y han gozado y nos podrían enseñar tanto... Una sociedad que no respeta ni escucha a los ancianos, es una sociedad enferma y decadente.
    Gracias por tan buen escrito. De corazón. Un beso.

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    1. Efectivamente nuestros ancianos más queridos y cercanos son nuestros padres. Cuanto les debemos, como nos vamos pareciendo a ellos.
      ¡Ojalá! sean amados por nosotros como se merecen; lo dieron todo. Muchos desvelos y sacrificios.
      Esta sociedad es ególatra y hedonista por norma, basada en los valores de la juventud y en su belleza. Se perdió la referencia histórica de comunidades en que los ancianos constituían su valor máximo.
      Vayamos cambiando de chip, pues sino estamos condenados a perder las raíces de la humanidad.
      Gracias por esas palabras sentidas.
      Besos

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  3. Qué razón tienes Francisco, nuestros ancianos son un pozo de sabiduría y todos esos años vividos les dan un precioso bagaje del que se puede aprender muchísimo si tuviéramos la paciencia de escucharlos.
    Me has hecho recordar una sobremesa en mi casa con mi padre y mi hija, él empezó a contar cosas de su juventud y mi hija le estuvo escuchando embelesada con los ojos como platos pues relató vivencias que ella ni sospechaba. Cuando mi padre se fue a su casa mi hija me dijo: ¡Qué cosas le han pasado al abuelo y cuánto sabe!
    Precioso y conmovedor texto. Se me han saltado las lágrimas y eso que yo no soy de lágrima fácil.
    Un beso.

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    1. Las prisas nunca serán buenas para nada y menos para la escucha. Vamos corriendo a todo, cualquier actividad nos parece más importante que la esencia de la atención a nuestros seres queridos, la familia, los amigos.
      Un sencillo alto en el camino de nuestro "sin vivir" para sentarnos a su lado y escuchar y atenderles con atención, es como abrir libros interesantes en los que aprender cosas ya olvidadas y que no son tan lejanas en nuestra historia.
      Todos podemos beneficiarnos. Ellos de nuestro cariño y nosotros como bien dices: de su sabiduría.
      Besos

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  4. Emocionante homenaje a a nuestros mayores. ¡Cuanta razón destila tu escrito!, reflexiones que entonan y reflejan la sabiduría de la experiencia, el sentir de los años vividos, la gratitud por lo que quedó y todavía relumbra, ejemplo para los jóvenes y aprendices. Ellos, maestros del mundo y del movimiento vital son el corazón y el alma en cuerpos trabajados, madurados. Debemos Alabar y cuidar a nuestros mayores como ellos nos cuidaron cuando aun éramos unos tiernos seres indefensos.
    Por desgracia, no llegué a conocer más que a mi abuela Herminia, que me dejó con cinco añitos, pero sé que los cuatro están conmigo guiando mi camino. Y qué decir de mi mamá, que con 83 años es el alma mater de la familia. Sin ellos, nuestra existencia quedaría extinta y sin sentido. Me alegro de que tu delicada sensibilidad haya recogido una entrada que habla de nuestros ángeles mayores. Me quito el sombrero.
    Un beso, amigo

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    1. Saludos Marisa.
      Cuando escribo es recordando a seres que están o que me dejaron y siempre implico a mis emociones en las letras. No soy capaz de escribir sin hacerlo. Las historias son historias, lo mismo que los relatos ficticios; es echarle imaginación y poco más, pero cuando se trata de reflexiones, hay que poner un trozo de alma en lo que expresas sino no deja de ser una opinión personal , un ensayo o una tesis.
      Lástima no tuvieras la suerte de conocer a tus abuelos. Yo al igual que tú sólo de la abuela materna, pero disfruté con ella de lo lindo. Agarrando su mano ,mirándola a los ojos, acariciando su pelo y conversando con ella. Es algo que no se me olvidará jamás. Ahora es el turno de mis padres también ancianos que únicamente piden compañía y oídos dedicados.
      Agradezco como siempre tus palabras; esas donde los calificas de : Ángeles mayores.
      Un abrazo enorme amiga.

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  5. Es un precioso homenaje a nuestros mayores el que tú nos ofreces, Francisco, conmovedor y muy, muy bien narrado. En este mundo en el que todos vamos con tanta prisa, pensando que el presente y el futuro nos corresponden por derecho, muchas veces dejamos de lado a los que nos precedieron, desoyendo sus palabras que suelen tener la carga de sabiduría que sólo la edad puede dar. Ojalá se les diera en esta sociedad el reconocimiento y respeto que merecen.
    Me ha encantado. Un beso enorme, Francisco, y feliz fin de seman

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    1. Las personas no son desechos, ni trastos, ni objetos que se pasen de moda. El hecho de hacerse viejos es un grado en la vida enorme, es llegar a comprender muchas cosas, conocer un pasado y poder trasmitirlo. El error es nuestro sino queremos escuchar y dedicarles un tiempo a aprender de ellos y "sus batallitas" que no dejan de ser retales y trazos de un camino recorrido y que nosotros, si la suerte nos sonríe recorreremos de igual manera. También creo, necesitaremos caricias y abrazos, y compañía querida.
      Chari un placer leerte.Sensible como siempre.

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  6. Hola de nuevo Moroz. Muchas razones hay para dedicarles algo de tiempo y cariño a nuestros mayores. Como bien dices, si te quedas escuchándoles un rato aprendes mucho. Sus historias te divierten y te enriquecen, e incluso puedes conocer otra época, es completamente enriquecedor y fantástico.
    Gracias Francisco por hacerme recordar esas veces que paso con mis mayores escuchándoles.
    Un saludo y besos.

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    1. ¿Qué tal Joselium?
      Muchas razones para amarles, muchas para hacernos el regalo de acompañarles, muchas para no desaprovechar el tiempo que nos pudiera quedar con ellos.
      Te agradezco tus calificaciones para con la reflexión, si os ha servido para pensar en algo tan importante como nuestros mayores; me doy por satisfecho.
      Siempre es un gusto recibirte.
      Abrazos.

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  7. Fuente de sabiduría sin duda alguna nuestros mayores, siempre tienen algo que contar y si escuchas con atención mucho que aprender. A mí me enseñaron, entre otras muchas cosas, que la vida sabe a mar. Precioso relato. Un saludo.

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    1. Bonita enseñanza : "La vida sabe a mar" ¿Por su sabor? ¿Por su frescor?¿Por su inmensidad?
      ¿Me gustaría saber porqué te decían eso. ¿Me lo dirás?
      Besos y mil gracias.

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  8. Si les acompañas, te comparten su alma y su intimidad.

    GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.
    Un abrazo.
    Te sonrío con el Alma.

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    1. De nada, de nada ,de nada.
      Es estupendo sacaros de la rutina, removeros un poquito para que reflexionéis. Un grato placer por mi parte.
      Te abrazo con el alma desdemiventana.

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    2. Más de lo q imaginas Francisco. Todo eso lo he vivido y las lágrimas fluyeron sin permiso, pero fue bueno, se liberaron y una vez más, mi alma se calmó.
      Te sonrío con el Alma.

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  9. Yo siempre digo que "viejos" son los trapos, ell@s son personas mayores con una sabiduría que sólo la dan los años,gracias a ell@s estamos aquí. Este relato reflexión es exquisito Francisco, tal cual lo cuentas doy fe de todo lo escrito, cuido de mi mamá de noventa y dos años, y del abuelo de mis hijas de ochenta y cuatro, que por desgracia contaremos muy poco tiempo con ambas presencias y es muy duro asumirlo y ver como cada día queda menos.
    (Me puse melancólica, lo se, me toca en primera persona la fibra)
    Un fuerte abrazo, compañero.

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    1. Hola, hola Yayone. Que bonito verte.
      Por desgracia el tiempo y la edad los quitan de nuestro lado, los perdemos irremisiblemente y por ello debemos aprovecharnos con ansia de ellos.
      Que orgullosa te sentirás de poder atender a tus mayores. ¡Si! no siempre es fácil pero cuando ya no estén, tu misma te sentirás bien sabiendo que hiciste no lo obligado sino lo debido en justicia haciea ellos que antes cuidaron de ti.
      Tus hijas lo están viviendo y tampoco a ti te faltará su cariño cuando toque por ley natural cumplir años y hacernos viejos.
      Besos y gracias por tu aportación.

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  10. Amigo Francisco un relato muy merecido a nuestros mayores. Son un pozo de sabiduría, y escucharlos es el mayor placer que te cuenten batallas y hechos de la vida. Ellos han vivido más que nosotros y es un placer poder cuidarlos. Me has tocado la fibra que me conmueve cada día de mi vida. Por que yo vivo para cuidarlos y de ellos me pagan mi sueldo. Soy auxiliar de clínica y trabajo en una residencia de anciano, que te puedo contar. Trabajo con grandes dependientes que hoy en día tienen alzheimer, esos poco te pueden contar de su sabiduría y vivencias por que lo han olvidado todo, pero son muy agradecidos su tu les das tu cariño. Una sola caricia que le des en su cara, lo notan te miran y aunque no te puedan sonreír, ni decirte nada notas que les gusta. Otro tipos de ancianos son los que tienen bien la cabeza y están disminuidos en silla de rueda, esos hablan y son un amor y su sabiduría y vivencias, es digno de aprender de ellos. Bueno Francisco muchas gracias por hacer este post. Quizás algún día prepare yo algo hacia ellos. Un abrazo

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    1. No lo hice como homenaje sino como recuerdo, para no olvidarme, para hacer compendio de lo que son y les debo. Son mi historia, la de todos nosotros. No estaríamos ni seriamos si ellos no hubieran hipotecado muchas veces su tiempo libre, sin no hubieran renunciado a muchas comodidades, sin sus desvelos y sacrificios.
      Les debemos el enseñarnos a volar, a correr por la vida y a soñar con la felicidad.
      María, amiga. que bonito lo escribiste tú también.Se nota que lo vives a diario.
      Besos

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  11. Me ha encantado. A veces olvidamos que están ahí, y que auqnue con achaques, siempre están dispuestos a ayudar. Así que más nos vale, por lo menos, escucharlos.
    A mí me encanta. Sobre todo cuando vas a algún pueblecillo y te cuentan sus historias. Me quedo embelesada. Igual que cuando lo hace mi anuela, que tiene una cabecita, que a sus 92 años ya la quisiera más de uno.
    Un besillo.

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    1. Muchas veces lo olvidamos si, son seres invisibles tantas veces. No piden nada, son discretos, no exigen. Pero suplican tantas veces con sus miradas, con sus gestos impotentes ante la indiferencia cotidiana. Ellos luchan por sobrevivir al olvido, nosotros esforzarnos por no olvidarnos.Y sí, son muchas veces más sensatos, cuerdos e inteligentes que muchos de nosotros que somos no más que petulantes engreídos.
      Gracias María por tus palabras. Besos

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  12. Tu reseña de hoy es un merecido homenaje. A veces actuamos como si el mundo lo hubiéramos inventado nosotros y no estuviéramos recogiendo el fruto del trabajo de otros. Me voy con un nudo en la garganta. Abrazos.

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    1. Merecidísimo recuerdo. Efectivamente actuamos y vivimos como que todo está a nuestros pies porque nosotros lo valemos, y nuestra puesta en valor es gracias a ellos que pasaron antes y nos enseñaron.
      Gracias por tus palabras.
      Un abrazo Marisa.

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  13. Oh Francisco, un precioso homenaje a los mayores.

    Tenemos una sociedad en que los jóvenes y las prisas relega a los ancianos al olvido, que se reniega de su sabiduría y de su experiencia porque son "viejos", una sociedad en la que todo lo viejo se debe desechar sin darnos cuenta que una sociedad que no respeta a sus mayores ni es sociedad ni es nada.

    Dejo la dirección de un vídeo (lo siento no sé hacer que funcione el enlace) que en su momento me impresionó por el egoísmo y la incomprensión que mostramos con nuestros mayores. Si no lo has visto, te lo recomiendo.

    https://www.youtube.com/watch?v=p8GU0lKYpLs

    Un saludo

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    1. Si. Es un vídeo que ya conocía y lo he visionado más de una vez. Lo tengo descargado por eso mismo, para no olvidar, no sólo el problema de esa enfermedad tan odiosa (Mi padre la tiene) si no tampoco olvidarles a ellos como personas que son. Lentas, inseguras,achacosas y limitadas, pero nunca incompletas ni imperfectas.
      Hay que ponerles donde se merecen: por encima de nosotros y de nuestros intereses.
      Es bueno recordar que los jóvenes son el futuro, pero sin menoscabo de los ancianos que fueron el pasado de nuestro presente.
      Besos Conxita.

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  14. Me ha gustado esta entrada por su derroche de ternura. Pero tengo que decir que no todos son así, por desgracia, tan achuchables. Aún así, aunque algunos,durante su juventud y madurez sembraran la discordia y el dañino egoísmo, aún así, ya viejitos y viejitas necesitan toda nuestra atención y afecto.Esta sería la gran tarea de los más jóvenes, trascender el pasado desastroso por un presente cariñoso. Al fin de al cabo todos nos equivocamos. ¡Vaya charla!
    Saludos

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    1. Tienes toda la razón Yolanda, en que no todos se dejan querer aunque todos merezcan ser queridos. No todos los jóvenes son iguales de egoístas ni todos los niños tan simpáticos y adorables. Hay de todo en el mundo, somos personas fallidas en muchas cosas, y la vejez no arregla los defectos, a veces incluso los amplia.
      En todo caso cuando un ser humano ve a otro ser humano más desvalido e indefenso es su natural protegerlo. Ya sabemos que en la realidad no es así.Nos estamos enfriando en nuestra humanidad.
      Te agradezco la visita y tus palabras.
      Saludos. y puedes charlar en esta casa todo lo que te apetezca, eres escuchada.

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  15. Una reflexión tremendamente humana, emotiva y real. Muchos jóvenes suelen dar la espalda a los viejos como si les considerara de otro mundo, otra especie y, lo que es peor, un estorbo. Todos debemos ver en ellos a nosotros mismos dentro de unos (muchos, pocos) años. Amar y respetar a nuestros ancianos nos hace, no solo más humanos, sino más inteligentes pues es saber reconocer en ellos todo un mundo de vivencias de las que podemos aprender.
    Un abrazo.

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    1. Lo triste es lo que ocurre con nuestros ancianos, actitudes nuestras, muchas veces disculpables a causa de esa"No-reconciliación" entre el mundo laboral y personal. Las faltas de atención hacia nuestros mayores o niños es por el escaso tiempo del que disponemos para hacerlo.
      Hay valores que estamos perdiendo a marchas forzadas y que eran aprendidos en el núcleo familiar y gracias a padres y abuelos. Tristemente una sociedad sin esos valores pasa a clasificarse como sociedad enferma, y en muchos casos de manera terminal.
      Muchas de las antiguas civilizaciones conocidas empezaron a agrietarse por ahí.
      El amor y el respeto a nuestros mayores, es el mejor homenaje que les podemos hacer.
      Un abrazo Josep.

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  16. Un relato conmovedor. Deberíamos darnos cuenta que es nuestro futuro.. yo espero que sea mejor...
    Besotes

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    1. de nuestro presente son el pasado, al igual que nosotros referentes del futuro de nuestros hijos.Debemos aprender de ellos para poder enseñar nosotros.
      Besos Suni

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  17. Qué precioso homenaje y qué verdades tan grandes y tan olvidadas por algunos dices, Francisco.

    Yo tengo la suerte de tener vivos a mis dos padres y justamente este finde hemos celebrado el 88 cumpleaños de mi padre. Puedes imaginarte lo mucho que me han emocionado tus palabras y la de recuerdos que me han traído de los momentos que mis tres hermanas y yo compartimos aún con ellos. Espero de corazón que hayamos conseguido que, a pesar de su edad, ni se sientan solos, ni se crean abandonados, ni hayan olvidado que aún son nuestro referente en la vida y que los necesitamos y los escuchamos para aprender.

    Veo que mi musa te está dando muy buenos resultados, ein? jajajajaa (es broma).

    Un beso enorme y gracias por este maravilloso texto!!

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    Respuestas
    1. Nada de broma, es tu musa inspiradora la que me traduce las palabras dichas en susurros para que las escriba. Las tienes bien enseñadas y por ello no creo en su pronta devolución a su gentil dueña que la perdió.
      Je,je. Soy maloso por naturaleza.
      Besos y gracias por traernos tu experiencia con tus papás. Todo un regalo poder disfrutar de ellos.

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