Una explosión en la carretera al paso de un convoy.
Salieron, asustados de la pequeña casa, y vieron desde donde se encontraban los hierros retorcidos y los restos humeantes de lo que había sido hasta hace
unos momentos un vehículo semiblindado.
Soldados armados, salían de otros
situados más atrás y miraban desconfiados hacia ellos. Les gritaban en un idioma que no entendían y
se acercaban gesticulantes mientras les apuntaban con sus fusiles.
¡No! No era un sueño, era la pesadilla que se
representaba allí en medio de la nada, donde ellos habitaban e intentaban
sobrevivir al caos de la intolerancia de los dos bandos.
Los soldados se acercaban amenazantes requiriéndoles
a que no se moviesen. ¿No veían acaso que eran dos ancianos que no hubieran podido
huir aunque quisieran?
Cuando comprobaron que no representaban ningún peligro,
trajeron a los heridos que habían sobrevivido al ataque, uno de ellos
conmocionado por las terribles heridas
deliraba.
La mujer no comprendía lo que decía pero, pidió permiso a los
soldados para poder acercarse a él.
Le agarró las manos y empezó a cantar una dulce
canción, el joven la miró, llegando a pronunciar solo unas palabras antes de
expirar:
derechos de autor: Francisco Moroz
Relato presentado a:
Ayyyy qué escalofríos me recorren el cuerpo. Precioso, me has emocionado. Gracias por tu amor.
ResponderEliminarUn besillo.
Gracias a ti por tu lectura María.
EliminarSi ha despertado tu emoción me doy por más que satisfecho.
Besos
Veo con agrado, Francisco, que el veneno de la creación te ha invadido completamente. Sigue así, cada día muestras más sensibilidad en tus escritos, y es fantástico leerte.
ResponderEliminarUn abrazo
El veneno de las letras escritas se infiltro hace mucho tiempo en las venas, y es imposible ya, no leer o escribir algo todos los días.
EliminarGracias por tus palabras amigo Juan Carlos.
Un abrazo.
Unas palabras tan sencillas en su último suspiro. Y es tan fácil hacerlo cuando alguien muere acercarse y darle tu mano.
ResponderEliminarUn gesto o una palabra amable en el momento adecuado, pueden trasmitir sosiego a un alma que parte hacia su eternidad con la sensación de hacerlo en paz.
EliminarUn beso Mamen.
Qué maravilla de solidaridad humana por encima de creencias, bandos y demás mandangas. Me ha encantado. Esta vez tu giro final ha sido amable, tierno y un canto a la paz y la tolerancia..
ResponderEliminarUn abrazo.
Al fin y al cabo todos somos de carne y sangre; a todos nos mueven los sentimientos y los instintos primarios. Estamos enlazados por los mismos criterios pensados y sentidos de diferentes formas. El lenguaje corporal nunca supuso una barrera.
EliminarPaz y tolerancia y mucho amor desinteresado es lo que hace falta para una convivencia sin dramáticos finales.
Besos
Muy bueno, el título encierra todo lo que has narrado. Feliz miércoles
ResponderEliminarEl meollo es la gratitud por un gesto que lo trasmitió todo en un momento puntual y dramático.
EliminarBesos María y gracias, ya en jueves.
Me ha gustado, Francisco, esta idea tuya de aprovechar el drama de la guerra para darle más intensidad a esta historia de amor.
ResponderEliminar¡Un abrazo y suerte en el concurso!
Siempre tan amable Estrella, sabes que valoro tu opinión y las palabras que me dejas, siempre tan enriquecedoras.
EliminarUn abrazo.
La enorme humanidad de ese gesto es conmovedora. Un abrazo!
ResponderEliminarLa humanidad, la sensibilidad, el altruismo, la ternura...Estas cosas son algunas de las cosas que nos hacen grandes a los hombres. Otras muchas sin embargo son las que priman haciéndonos monstruos abominables.
EliminarGracias Mirna. Besos
Un oasis de amor en medio de un desierto de odio.
ResponderEliminarBella historia muy bien narrada.
Un abrazo.
La vida en un 90% es tragedia. tristemente somos ajenos a gran parte de ella, sería insoportable. Pero cada uno tiene su parte de ella en lo cotidiano. depende de nosotros que esa parte la hagamos más amable.
EliminarGracias por tus palabras Josep.
Un abrazo.
En medio de la destrucción y el horror sin sentido siempre hay alguien dispuesto a cantar para acompañar los últimos instantes de un ser humano. Siempre hay hueco para la esperanza.
ResponderEliminarPrecioso relato, Francisco.
Besos.
P.D. Nada, no hay forma de alcanzarte. ¡Tienes otra entrada nueva más! A este paso voy a dejar Canaris para situarme en Sudamérica donde hay muchas más horas de retraso.
Debe de ser que vas muy despacito leyendo.Je,je.
EliminarEstoy en fase de producción desmesurada. La musa e mis entretelas me tiene a jornada completa y debo de aprovechar.
Gracias por tu constancia y paciencia.
Besos
Y que lo digas compañero. los momentos hay que disfrutarlos lo más que se pueda.
ResponderEliminarUn aludo.
Incluso en las circunstancias más adversas puede aflorar un acto de amor. Gran micro, enorme narración.
ResponderEliminar¡Abrazo, Francisco!
Yo diría que en esas circunstancias precisamente se deberían dar los actos de amor más generosos y altruistas.
EliminarTe agradezco tus palabras.
Un abrazo compañero y un gran placer verte por aquí.
A veces un pequeño acto puede darnos el consuelo necesario para toda una eternidad. Muy buen micro, pero bueno tú siempre nos regalas excelentes relatos.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Yo ofrezco los relatos, vosotros os los regaláis con vuestra lectura y eso para mi también supone un regalo por vuestra parte.
EliminarEsos pequeños actos son los que nos dan valor y algo de trascendencia; somos muy limitados para ser humanos...Hay animales que lo son bastante más.
Besos amiga.
Que cuatro palabras más bien dichas. No hace falta más...
ResponderEliminarPero sí más besos ;-)
Cuatro palabras que deberíamos decir más a menudo a esos "Ángeles de la guarda" que nos custodian y nos ayudan con su cariño, amor y dedicación, ayudándonos a sobrellevar las heridas que nos hace la vida.
ResponderEliminarun beso. ¡Gracias por tu amor!
¡Qué bonito, Francisco!
ResponderEliminarBien por esa mujer que supo llevarle la paz a un moribundo.
Un abrazote, compi.
En esos momentos duros sobran las palabras, un gesto, una mirada, una sonrisa o una caricia, son suficientes para quedar en paz con el mundo.
EliminarBesos compañera.
Saludos Francisco, un relato conmovedor. Éxitos y bendiciones!
ResponderEliminarLo mismo para vos. Me agrada que te guste compañera.
EliminarNi la destrucción logra vencer al amor.
ResponderEliminarEs extraño Francisco, como algo trágico puede al mismo tiempo ser hermoso.
Besos.
Cuando el ser humano se entrega al servicio de los demás, pueden surgir escenas parecidas a esta que es pura ficción.
Eliminar¡Somos antagónicos de nosotros mismos. El bien y el mal en el mismo cuerpo.
Besos amiga.