El agua espantaba a las avispas escondidas bajo las
hojas mientras fabricaban su avispero. Era el comienzo del
fin; y estos insectos todavía no se habían percatado, al igual que otros muchos
seres que seguían pululando por la tierra, que no verían un nuevo amanecer.
Mientras
tanto, este detalle también pasaba desapercibido para un grupo humano que
observaban con estupor, como unos cuantos vecinos se introducían, en una enorme
estructura de madera allá en el valle.
Derechos de autor: Francisco Moroz
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¿Una nueva arca de Noé? Aunque me temo por lo que cuentas, que esta vez no va a servir de mucho. ¿O sí?
ResponderEliminarAnda que no estás tú apocalíptico ni nada últimamente.
Buen relato amigo.
Bueno has acertado a medias. No se trata del nueva arca de Noé, sino del Arca de Noé.
Eliminar¿Apocalíptico yo? ja,ja. ¡Prepárate, llega el final de los tiempos!
Besos mientras tanto.
¿Pero que en esta casa no se para nunca de escribir? ;-)
ResponderEliminarEl mismo final les espera a los constructores vecinos, digo yo, porque ya me dirás, que eso de construir en el valle no tiene riesgo ni nada...
Igual tú querías darle otro significado, pero bueno, es lo que he entendido yo de esas pocas líneas tan logradas.
¡Besos, Francisco!
En esta casa nunca se para. al igual que en la mía no se para nunca de barrer porque siempre hay pelusas. ¿De donde saldrán y donde se esconden las miserables?
ResponderEliminarBueno el sentido que tuvo el diluvio universal. Valle o montaña que más da. ¿Flotaban, no?
Besos Chelo... ¡Ya queda menos!
A tí te bastan y te sobran cien palabras para acabar con el mundo, Francisco. Si eso no es un don, que venga un crítico y lo vea jajajjaa.
ResponderEliminarJuego con ventaja porque he leído los anteriores comentarios y sé que se trata del Arca de Noé, así que no trataré de apuntarme el tanto :P
Buen micro, compañero.
¡Un beso!
Ja,ja,ja Tú mujer, te puedes apuntar conmigo los tantos que quieras, tienes licencia absoluta.
EliminarMe alegro que te haya gustado. Dice Rosa que soy muy apocalíptico ¿Tú te crees?
Besos de lunes.
¿Habrá llevado avispas al arca Don Noé? Yo no me hubiese animado... Y de seguro lo que hubiese dejado en tierra habrían sido las cucarachas, las arañas y las ratas, pero, afortunadamente para la conservación de la variedad de todo el reino animal, Noé no era fóbico a los insectos como quien escribe, ja.ja!!! Buen trabajo, Francisco. No creo que seas tan apocalíptico: acabo de leer esa preciosa carta a un hijo que está por llegar, y rebosan la dulzura y la esperanza en esas letras.
ResponderEliminarUn abrazo y buen comienzo de semana.
Fer
Seguro que se las llevó, al igual que a las cucarachas y las ratas, sino no estarían entre nosotros.
EliminarYo fóbico no soy ante estos seres, pero las dos últimas especies nombradas me dan un asco terrible.
Gracias por todas tus palabras Fer.
Un placer tenerte por aquí como siempre.
Un relato apocalíptico que espero nunca se haga realidad.
ResponderEliminarDe todos modos, podría haber un desenlace distinto a favor de las laboriosas avispas. Alguien dijo que, en el caso de una catástrofe nuclear, los únicos seres vivos que podrían sobrevivir serian los insectos. Los animales mejor adaptados y más resistentes a las condiciones más adversas. Quién sabe.
Un abrazo.
Según muchas culturas ya ocurrió una vez y al final con la que está cayendo, verte tú a saber si no repetimos tercio.
EliminarDe los posibles supervivientes ante una catástrofe fuese cual fuese hay que añadirles las ratas y los abogados.
Un abrazo compañero.
Apocalíptico o no ahora mismo estoy echando de menos una estructura de madera parecida a la del relato porque ¡menuda manera de llover!
ResponderEliminarja,ja,ja Tú como siempre igual de práctica. La verdad es que se está poniendo al día de veras.
EliminarUn beso apocalíptico.
No está mal, pero creo que le falta un giro más contundente. Por cierto, este micro iba para el concurso de relatos en cadena... Saludos!
ResponderEliminarSaludos. Efectivamente allá participo con los micros.
EliminarTodo se puede mejorar sin duda; por eso no gano nunca.je,je.
gracias por las palabras dejadas.
Un fin para las avispas muy contundente, jajajajja Un abrazo
ResponderEliminar...Y para los humanos supongo que también lo fue.
EliminarBesos
Amigo no dejas realidad sin relato, por las abejas, que parecen que ahora están amenazadas, como tantas otras especies de animales..
ResponderEliminarUn abrazo.
Es de avispas, pero se lo dedicaremos a las abejas obreras que son más sufridas.
EliminarUn beso amiga.
Creo que no me equivoco, pero lo mismo sí. Creo que has hecho un breve y al mismo tiempo ejemplar resumen del apocalipsis, así que ni me molestaré en sacar el paraguas. Un Beso.
ResponderEliminarNo te equivocas en absoluto. Para apocalipsis la que vivimos a diario o las que vemos en los noticiarios.
EliminarLo de este relato podría significar una limpieza o una purga de lo que nos estamos buscando a pulso...¿Ya ocurrió al menos una vez no?
Besos
Ese pequeño escalofrío ya es un premio para este aprendiz de escritor.
ResponderEliminarEs un final que en la historia bíblica, como en los anales de otros pueblos se narró como algo cierto que ocurrió sobre la tierra. ¿Un armagedón? ¡Quién sabe!
Gracias y un saludo Julio David.
¿El final se acerca?
ResponderEliminarSi es así, esperemos que nos dejen subir a esta estructura de madera, jeje
Muy bueno Francisco, :)
Besos!
Creo que los que continuaron perpetuando la especie llegaron a subir, sino sería esta historia un pequeño sueño premonitorio.
EliminarAgradezco tu visita.
Besos amiga.