Salieron
juntos cogidos de la mano de aquél edificio donde se había fraguado todo.
Recorrieron
las calles que les vieron crecer identificando todos los lugares comunes de la
infancia. Fueron al parque, donde dilataron las horas conversando sobre los pequeños sucesos cotidianos, recordando detalles de cuando eran niños y no tan niños.
Y cuando llegaba la hora de comer, regresaban a la residencia de ancianos donde
se habían vuelto a encontrar hacía dos meses y medio después de
tanto tiempo sin saber el uno del otro.
Se vieron y se reconocieron en aquellos dos adolescentes que un lejano día se prometieron amor eterno.
Derechos de autor: Francisco Moroz
Una bonita historia que no se descarta que haya algún encuentro en una de las residencias, no hace mucho leí una historia parecida de un reencuentro así. Precioso micro Francisco. Un abrazo.
ResponderEliminarDe estos encuentros no me cabe duda que se producirán algunos. es más frecuente que en residencias de ancianos, donde la soledad muchas veces es la patrona, el amor asoma la cabeza para consolar a los que perdieron toda esperanza.
EliminarUn beso.
Corta pero infinitamente hermosa. Me recordó a leyenda del hilo rojo del destino, no importa cuanto pase o donde, el amor unido está destinado a triunfar pese a todo.
ResponderEliminarComo siempre para quitarse el sombrero.
Besos enormes.
No conozco la leyenda que mencionas, tendré que buscarla y leerla. En todo caso no te imagino con sombrero, y no es necesario tal gesto. Con tu aprecio me basta.
EliminarBesos
Tierna y hermosa tu historia. Es como un círculo que se cierra. Terminar volviendo a la adolescencia y al amor eterno que durará un instante.
ResponderEliminarPrecioso.
Un beso.
Como en "El rey león" la vida es un ciclo sin fin. Los comienzos ya suelen estar ligados a ciertos finales en algunos aspectos de nuestra existencia.
EliminarBesos, amiga.
Ay, qué bonita historia, tan llena de ternura. Y es curioso porque conozco un caso así, un médico de mi ciudad, de 90 años de edad, ya retirado y viudo, se encontró con el amor de su juventud (de 88 años)... ¡¡¡y se casaron este verano!!!
ResponderEliminarHistorias así te llenan de esperanza.
Un beso enorme
Ya sabía yo, como le dije anteriormente a María del Carmen, que de estas historias habría más de un caso por ahí.
EliminarGracias por tu comentario Chari.
Bello, ojalá me pasara algo así en mi vejez! Bravo
ResponderEliminarSaludos Miguel Ángel. Un gusto el verte por aquí.
EliminarGracias por tu aprecio con respecto al micro.
Un abrazo.
A esta etapa de la vida donde los mayores se comportan como adolescentes porque tienen la misma ilusión creo que se la llama "senescencia", bendita sea.
ResponderEliminarUn beso.
Desconocía esa definición de enamoramiento en la vejez.
EliminarContigo desde luego, se aprende siempre algo nuevo. Gracias por ello.
Y un beso.