Habían pasado dos años desde que recibieron la noticia que trastornó sus rutinas cotidianas. La misma que les conmocionó e hizo peligrar sus convicciones.
La
que más tarde les incitó a recapacitar sobre el valor justo y el necesario
orden de las cosas, sobre las
prioridades cotidianas, y lo excepcional de los detalles que pasan
desapercibidos por la mayoría de mortales insensatos.
Isabel se incorpora de la cama, se estira
remolona y todavía soñolienta piensa en
el día que tiene por delante. Le llega ese sabroso olor a café recién hecho y a
tostadas crujientes que provocan que la boca se le haga agua. Se dirige a la
cocina donde Ángel la espera y la recibe diciéndola:
–Buenos
días preciosa. Qué guapa te has levantado esta mañana. La verdad es que te
sienta bien.
–
¿El pijama? –Contesta Isabel.
–No,
tonta, la sonrisa. La tienes linda y te aprovechas de ella para conquistarme
todos los días, ¡Y lo sabes! Y abusas de mis debilidades por tus encantos.
–
¡No seas bobo y zalamero! Sabes que me tienes en el bote desde que te conocí.
Mientras
lo dice, acerca la mano a su mejilla y él aprovecha entonces para agarrarla de
la cintura y darle un largo beso en los labios. Cuando se separan ella le
devuelve el piropo.
–Creo
que hoy no me echaré azúcar en el café, después de este beso tengo dulce de
sobra.
Ángel
la abraza con ternura y la mira a los ojos con devoción de enamorado
adolescente.
–Me
tengo que ir, y mira que lo siento, esto empezaba a ponerse interesante; pero a
la fuerza ahorcan, y hay que ganarse los garbanzos del puchero, que dice mi
madre.
Te veo a la noche, cuidaos mucho mi amor, que cuando regrese os cuidaré
yo. Y sal a la calle a dar una vuelta que te sentará bien y de paso regalarás
con tu presencia a los que tengan la fortuna de cruzarse contigo.
Sigo
certificando que te levantaste preciosa. ¡En fin! ¡Adiós!
Isabel
cierra la puerta despacio regresando a donde le espera el desayuno para disfrutar
de uno de los mejores momentos del día. Con calma, envuelta en sus pensamientos
más amables.
Le queda por delante una
pesada jornada, pero no por ello renuncia a tomarse el tiempo que es consciente
le pertenece.
Piensa en su compañero, en el hombre que la hace feliz solo con su presencia. Solamente
con saber que él está ahí, para acompañarla, sin presionarla ni acapararla le basta.
El
hombre que va a ser padre dentro de unos meses si todo sale bien y de acuerdo
con sus ilusionados planes. Un hijo, es lo que más desean desde hace seis años,
y los dos mantienen viva la esperanza en que lo conseguirán a pesar de todas
las vicisitudes.
Cuando
termina, Isabel mete la taza y el plato en la pila y se dirige al cuarto de baño para
ducharse.
Se
desnuda y se pone de perfil ante el espejo acariciándose su abultado vientre de embarazada mientras sonríe preguntándose si será niño o niña.
Isabel
lleva dos años intensos, desde que le dieron la noticia. Se pone de frente y se
acerca a su reflejo a la vez que se pasa la mano por la cabeza rapada al cero.
Es entonces cuando le invade la congoja y traga saliva mientras se le escapa una lágrima furtiva.
El Cáncer que a tantos y tantos ha dejado en el camino, y yo he despedido a unos cuantos ya.
ResponderEliminarOjalá algún día el cáncer sea una enfermedad que como a tú protagonista no le impida tener el mejor regalo que nos da la vida un hijo o hija.
Me ha gustado mucho tú relato, duro pero mezclado con amor que se transmite en dos personas que se quieren y respetan. Felicidades Francisco por este relato.
Un abrazo.
La vida es lo que tiene, es maravillosa hasta que deja de serlo, pues te quita más que te da.
EliminarEl cáncer es una enfermedad temida por todos, pues no hay muchos remedios conocidos para mitigar las consecuencias que degeneran en muchas ocasiones en la muerte cierta.
¡Ojala! se dedicara mucho más tiempo y presupuesto a la investigación para erradicarla. A causa de ella nos hemos tenido que despedir, como comentas, de muchas personas queridas.
Un beso.
Una terrible historia narrada de una forma tan tierna que al conocer el final a uno se le eriza el vello y se le pone la piel de gallina. Tanto amor y un futuro tan incierto. Una felicidad que probablemente quedará a medias.
ResponderEliminarMe ha recordado un caso que viví muy de cerca, el de una joven que habiendo sido diagnosticada de cáncer de mama y sabiéndose embarazada, rechazó la quimioterapia para no perjudicar al bebé que estaba gestando. Una valentía y generosidad que, por desgracia, no se vio recompensada.
Enhorabuena por este relato tan humano y tan bien escrito.
Un abrazo.
Gracias Josep.
EliminarNo está basada en ningún hecho real y concreto, pero compruebo sorprendido que tú si tienes una experiencia personal y conocida que encaja en mi historia. Suele ser frecuente este tipo de rupturas bruscas a causa de una enfermedad que cada vez parece ser más común entre los seres del siglo que habitamos ¿Será por la cantidad de materiales y sustancias nuevas que hemos introducido en nuestra cotidianidad, sin haber comprobado sus efectos nocivos?
Gracias por tus palabras. Un abrazo.
Caray, Francisco, me has dejado vuelta al aire, que decía aquella. Qué cosa más dura de relato. Esta vez me has pillado con todo el equipo. Para nada me esperaba ese desenlace tan triste a la vez que esperanzado.
ResponderEliminarMuy bueno, de verdad.
Un beso.
"Vueltas al aire" Qué expresión más curiosa e ilustrativa para describir un estado anímico.
EliminarTe agradezco tus palabras y me alegra seguir teniendo chispa suficiente para originar esas emociones en tu persona.
Gracias como siempre por leerme y dejar tus letras en este apartado.
Muchos besos
Vaya, Francisco.
ResponderEliminarQué triste tu relato, a la vez que esperanzador. Queda sensación de dolor, duelo y al mismo tiempo vida. Pero uf, es que es realmente muy duro.
Enhorabuena, porque es muy bueno.
Un beso.
Dicen que cuando todo está perdido es la esperanza lo único que nos queda. Y es la esperanza de Isabel la de su hijo, un hijo que no sabe si le dará tiempo a traer al mundo para paliar el dolor en la manera de lo posible de su despedida que prevé inminente.
EliminarEstas historias por lo general son de lo más cotidiano en versiones diferentes yo solo conozco una de un padre joven que dejo a su mujer y a tres hijos pequeños, pero no fue un cáncer el que se lo llevó.
Gracias Irene, recibe un beso.
Un relato tristísimo pero muy dulce y muy tierno también. Amor y entrega absoluta.
ResponderEliminarLas personas con una gran belleza interior demuestran su fortaleza de continuo en su posicionamiento ante las adversidades.
EliminarMantienen la esperanza, la alegría y el positivismo a pesar de los pesares. Viven el día a día con intensidad, intentando restar importancia a sus problemas y aliviando el dolor de los demás.
"Amor y entrega absoluta"
Besos.
La vida puede regalarnos momentos muy bonitos pero también sinsabores. A tu protagonista le ha dado cal y arena.
ResponderEliminarBesos.
Esa es la vida, y en eso consiste su estrategia. Te las da de cal y de arena e incluso, todas de cal, de la que quema vivo.
EliminarPor eso el "Carpe Diem" es la mejor filosofía si viene el caso.
Un abrazo.
Un relato precioso por lo bien narrado y por la emoción que despierta. Y muy triste para los que hemos vivido una historia de pérdidas por esta enfermedad, y tan, tan cercana...
ResponderEliminarUn gran relato, Francisco.
Mil besos
Gracias por calificar este relato de precioso. Me gusta escribir con sentimiento, como algo personal. Me es difícil describir una situación sin antes meterme en la piel del personaje y en lo que pudiera sentir ante una situación peliaguda.
EliminarEl que más o el que menos ya hemos tenido que despedirnos de algunos seres muy queridos que nos dejaron atrás en ese viaje definitivo que emprendieron.
Un beso.
Durisimo relato Francisco y qué gran lucha la de tantas madres que han seguido adelante con sus embarazos y su enfermedad. Buen homenaje a esas mujeres.
ResponderEliminarBesos
Personalmente conozco hombres duros, pero para fuertes las mujeres, y si encima son madres se refuerza ese sentimiento de entrega y sacrificio tan común en todas ellas.
EliminarSon capaces de dar su vida literalmente a cambio de la de sus hijos.
Sea pues, como bien dices un homenaje para todas ellas.
Gracias.
Un beso.
Ya lo había leído en los Relatos Compulsivos y de nuevo lo he disfrutado en la nueva convocatoria del Tintero de Oro.
ResponderEliminarMuy duro, y a la vez tierno, relato, Francisco. Un abrazo enorme.
Agradecido Bruno por esas dos lecturas por tu parte.
EliminarHe tenido que presentar el mismo en una y otra plataforma, pues sabía que no iba a poder escribir nada más en una temporada.
Me alegro que te haya gustado por su ternura a pesar de la dureza de la situación.
Un abrazo, compañero.
¡Qué pedazo mujer valiente Isabel!
ResponderEliminar"Te sienta bien..."
¿El pijama?
No tonta, la sonrisa.
Me quedo con esta frase cariñosa entre tanto dolor, que es lo que tenemos más valioso en este mundo, el cariño de los nuestros.
Un saludo mañanero Francisco, suerte compañero en nuestro Tintero.
Entrañable Tara.
EliminarAl final ¿Qué es lo que nos queda?¿Qué nos llevamos cuando partimos? El amor que dimos, los pequeños momentos disfrutados con las personas queridas. Esas palabras dichas con sentimiento y las recibidas con sinceridad por parte de los que nos aprecian.
Después la nada y el olvido se encarga de borrarnos con el tiempo.
Besos, querida compañera.
Un final demoledor para lo que parecía una rutinaria historia doméstica de un matrimonio feliz. El párrafo final contrasta brutalmente con la estampa idílica que dibujan los anteriores. Suerte en el concurso de El Tintero. Un abrazo, tocayo.
ResponderEliminarTodo un placer recibir tu comentario.
EliminarDía a día todo nos parece rutinario y cambiaríamos sin pensarlo dos veces el contexto de muchas situaciones que nos toca vivir. Pero porque no tenemos una visión de futuro muy clara. Si supiésemos que mañana fuera nuestro último día, nos ahorraríamos muchos disgustos, discusiones y malentendidos. Viviríamos más relajados y con mayor intensidad.
Un abrazo, compañero.
Gracias, Francisco, por participar con este relato en EL TINTERO DE ORO. Un abrazo y suerte!!
ResponderEliminarNo hay nada que agradecer, ya sabes que es un placer participar en la medida de lo posible siempre que pueda.
EliminarOtro abrazo para ti David
Hola Francisco, has narrado una historia muy conmovedora. Me gusta como inicias el relato, poniendo al lector en tensión. Luego describes de una manera hermosa la escena de la pareja, que deja entrever que se aman. Para luego en el final desentrañar el nudo de la historia. Te felicito, me ha gustado. Un abrazo.
ResponderEliminarSaludos Miry.
EliminarGracias por tu análisis de tiempos narrativos. Esa era la idea básica, introducir poco a poco al lector en una historia con más profundidad de la que aparenta en un principio; dejando que sea él el que juegue el papel de testigo de excepción en una situación cotidiana no exenta de drama.
Recibe también mi abrazo.
Me basta Julio con esa afirmación. No puedo desear nada más que una emoción sincera ante algo escrito.
ResponderEliminarTe abrazo.
Un relato ese hombre adula y mima a esa mujer, que muestra esa sonrisa atractiva y con mucho amor desde el principio y marca el final de incertidumbre y deseo que debería cumplirse. Un abrazo.
ResponderEliminarHermoso amor....lleno de encanto..de ternura.. idílico...Yo imagino un final feliz. Y punto. Me encantó. y creo en la esperanza de ese hijo que cambiará la vida para bien.Felicitaciones..y suerte en el Tintero!!!
ResponderEliminarOhhh Francisco que dulce y triste a la vez, como una miel de limón. Que hermosa lección de amor de parte de él y la fuerza de voluntad de ella para tener tiempo de darle el regalo más grande. Maravilloso.
ResponderEliminarHola Francisco
ResponderEliminarLa verdad es que no me esperaba ese final.
Buen relato. Me ha gustado.
Saludos
Un relato que se mueve entre la ternura y el dolor de ese final amargo. Mucha suerte a Isabel y a ti en el Tintero, Francisco. Un abrazo.
ResponderEliminarHermoso relato que rebosa ternura, fuerza, generosidad y amor. Me ha encantado.
ResponderEliminarFrancisco, si tienes tiempo y ganas pásate por mi blog, estoy de aniversario y hay una invitación expresa para ti y otras implícitas para el resto de compañeros.
Un abrazo
Ay por dios Francisco no me acostumbro a tus finales, mira que este ni por asomo me lo podía imaginar, pero entre tanta ternura, me quedo en ella y la comprensión y el cariño de la pareja. En mi mente queda que el hijo, el hijo o hija, cambiará todo la historia, cambiará con ellos y habrá solo una historia que contar, habrá felicidad. Un abrazo y felices vacaciones ya que te has embarcado ya en ellas.
ResponderEliminarYa me pareció un relato tremendo en "relatos compulsivos". Vuelvo a disfrutarlo ahora para el "tintero de oro". El final nos deja ese regusto amargo del dolor de Isabel,disfrazado con la sonrisa que regala a diario a su marido. Muy bueno, Francisco. Un abrazo y suerte en el Tintero.
ResponderEliminar¡Enhorabuena por el delicioso relato que has compartido con nosotros, tocayo! Con tu serena narración nos haces presentir esa sorpresa que al final ha sido una bofetada emocional, aun escrita como está con tanta naturalidad como elegancia.
ResponderEliminarTe deseo mucha suerte en "El Tintero".
Un abrazo.
Hola, Francisco: Tu relato canta a la esperanza que sostiene tres vidas, y florece en sonrisas en medio del dolor y la incertidumbre. Muy bien llevado el relato a un inesperado punto trágico. Un saludo.
ResponderEliminarDuro y sorprendente. Un relato bello, en el que uno - en términos boxísticos- va disfrutando de cada párrafo, como un boxeador que siente tras cada round, que va ganando la pelea. Solo que, confiado no pudo parar ese párrafo - trompada del último round: me dejaste knock out. Un abrazo.
ResponderEliminarMamen,Graciela, Mendiel,Paola,Jorge,Ana,Emerecia, Jose.R, Patxi,Beba, Unknown.
ResponderEliminarMi agradecimiento por vuestra atenta lectura y vuestros respectivos comentarios. Me alegra teneros a algunos de vosotros como compañeros de letras en la comunidad de David. Todo un honor.