Suena
el teléfono, lo coge, no articula más que cuatro palabras: “De acuerdo, estaré
esperando.”
Cuando
cuelga el aparato ya sabe que la muerte vendrá a por él esta misma noche. Noche
de difuntos, Halloween o cómo demonios se denomine entre las distintas culturas
de este mundo en el que se celebra hasta a la negra parca.
La
verdad es que no está preparado para partir tan pronto. No le ha dado tiempo a
dejar todo listo. La casa sin recoger, un libro que parecía interesante sin
terminar. Recuerda que debería haber puesto un mensaje a su pareja para decirle
que mañana no estará en condiciones de verla, pero ya es tarde.
Llaman
a la puerta, se siente forzado a abrir aunque no le apetece en absoluto
encontrarse con lo que sabe se va a encontrar.
Insiste
el que llama al timbre con impaciencia, como si tuviera prisa por recoger un
paquete que ha de entregar con urgencia. Naturalmente el paquete es él y cuando
abre se encuentra con el mensajero: ni más ni menos que su amigo Nick
disfrazado de muerte, con una máscara de calavera, una túnica negra y en una de
sus manos enguantadas, la consabida guadaña. En la otra una botella de whisky
medio vacía.
¡Ah!
no le apetece en absoluto ir a esa fiesta de Frikis disfrazados. Con lo a gusto
que se hubiera quedado en casa con una taza de café caliente y ese libro que le
venía a la memoria hace unos momentos. Y no quiere ni imaginarse cuál será la
reacción de su novia Rachel cuando pretenda localizarlo mañana para verse con
él, y la tenga que decir que le es imposible a causa de la resaca que le producirá
el alcohol que consuma.
Desde
luego Nick ya va servido con el que lleva encima.
Cogen
el coche para dirigirse a la cabaña donde el grupo se reúne habitualmente para
beber, fumar, cantar y despendolarse con cualquier motivo. Hoy toca como excusa
la noche de los muertos y él no ha sabido decirles que no.
En
el kilómetro 35 de la estatal el coche
se sale de la carretera, el copiloto queda atrapado entre los hierros
retorcidos del vehículo, las piernas rotas con seguridad, pues no las siente. Su
visión queda nublada por la sangre espesa que le brota de la cabeza y se escurre por la cara. No tiene
movilidad ni fuerzas para salir al exterior pero siente un movimiento a su
derecha, una cara que se aproxima a la suya diciéndole con voz profunda: “Nos
vamos Nicholas” y ve a su amigo Nick con
su disfraz de muerte, como si nada. Y se pregunta ¿ No era Nick el que conducía?
¿Qué hace fuera del coche sin un rasguño?
Antes
de expirar, otra postrera interrogante toma cuerpo en su destrozada cabeza: ¿Sería
su amigo el que estaba disfrazado de muerte, o la muerte era la que se había disfrazado
de amigo?
La
única certeza es, que esa noche el difunto sería él y no tenía ningún motivo para celebrar.
No podemos escapar a la muerte cuando esta se empeña en llevarnos con ella a dar una vuelta sin fin. Supongo que la duda que le asalta a Nicholas en el último momento se despejará tan pronto como haya traspasado la frontera hacia el más allá.
ResponderEliminarUn texto muy apropiado para la fecha en que fue escrito, jeje.
Un abrazo y bienvenido al hogar de las letras.
Escrito para estrenar este nuevo mes que nos acompañará durante treinta días. No como la muerte, que nos acompaña durante toda la vida hasta que decide que ya está bien de penar por este valle de lágrimas al que nos gusta aferrarnos.
EliminarGracias por tu bienvenida. Nos seguiremos leyendo amigo.
Un abrazo
Hola Francisco
ResponderEliminarComo dice Josep Ma un texto de lo más adecuado para un día como hoy y es que sí parece que nadie puede escaparse cuando es su momento.
Recuerdo que hace años leí una pareja que había escapado con vida de un accidente de avión, de hecho creo que fueron de los únicos supervivientes pues años más tarde murieron en un accidente de avión, parece que la muerte no se resignó a no conseguir sus objetivos.
Besos y bienvenido de nuevo con tus relatos
Hola Conxita.
EliminarComo le dije a Josep, lo escribí para el día de todos los santos. Quería empezar justo ayer a publicar. Estaba algo oxidado y sin nada en el almacén de las ideas y me dije: ¿Y por qué no escribir algo adrede y con motivo de?
Creo que hay una serie de películas que precisamente se basa en ese argumento, en que nadie puede escapar de la muerte. Creo recordar que el título era "Destino final"
¡En fin! seguiré escribiendo hasta que la muerte quiera. Je,je.
Un beso, amiga.
Para ser el primero esta muy bien y desde luego escogido en la fecha exacta.
ResponderEliminarLa muerte es algo de lo que nadíe podemos escapar por mucho que lo queramos evitar antes o después vendrá a por nostros. Mi padre, que en paz descanse, decía que para morirse solo hacía falta estar vivo, y es cierto, de modo tenemso que aceptar irremediablemente que antes o después nos toca, aquí no se queda nadíe, por eso hay que disfrutar todo lo que se pueda, que nunca se sabe.
A sido estupendo encontrarse con tus letras.
Un abrazo y bienvenido.
Gracias Teresa.
EliminarEspero que sea el primero de muchos otros relatos que le precedan. No me gustaría desaparecer de nuevo, más que nada porque ha sido una temporada muy dura y esforzada y no me gustaría repetirla. Todo en su justa medida.
Nuestros padres eran sabios, porque la vida les enseñó cosas evidentes que a los de las generaciones posteriores muchas veces se nos escapan. Quizás porque vivieron la posguerra y la imaginación, la capacidad de aprendizaje y superación la tenían más desarrollada.
También yo estoy encantado con el reencuentro de las letras y con las personas como tú, que las leeis.
Besos.
Dos vueltas de tuerca muy bien construidas, Francisco. Me ha gustado mucho tu relato.
ResponderEliminarAlgo que siempre me pregunto es cuál será el libro que dejaré a medias en ese momento inevitable. Mi padre dejó “Patria” y la última vez que le vi, quince días antes de morir, me dijo que le estaba gustando mucho.
Te has hecho esperar, pero has regresado por todo lo alto.
Un beso.
Bien hallada querida Rosa.
EliminarCreo que a tu pregunta yo te diría que con lo que abarcas, poco vas a dejar empezado. Yo me digo que si la vida eterna es real y parte de nuestra felicidad consiste en leer, me figuro que habrá grandes bibliotecas por allá donde nos toque ir en su momento. De esa manera la muerte no la veríamos tan terrible ¿No te parece?
Gracias por tus palabras que ya sabes que tengo en cuenta al igual que tu buen criterio. Y que por tanto digas no más que cosas positivas de mis relatos me crece un tanto ese ego vanidoso de todo aquél que escribe.
Por cierto ¿Te viste la película "El ciudadano ilustre"? Creo que te gustaría.
Un beso
Hola mi buen Julio.
ResponderEliminarTodas, toditas las dudas quedarán resueltas de un plumazo, tan seguro como que hay muerte.
Otro abrazo para ti.
Un buen relato para las fechas que estamos. La muerte vendrá y casi siempre sin avisar. Un abrazo.
ResponderEliminarHola María del Carmen.
EliminarEso que dices es inapelable. Gracias por tu comentario.
Besos.
Hola Francisco, decirte que te había nominado para un premio de reconocimiento, estás en mi lista de escritores a quienes respeto y admiro, bueno es una lista pequeña, que no alcanza para todos los que quisiera. Si quieres verlo en este enlace a mi blog: https://deshojandoversos.blogspot.com/2018/10/nominaciones.html
ResponderEliminarComo sé que estás con poco tiempo, es solo para que lo sepas, no es ningún compromiso. Un abrazo.
Muchisimas gracias. Creo que el mérito de tu admiración es tu propia generosidad para conmigo, bueno, más bien por lo que escribo. Es todo un detalle que acepto como no podía ser de otra manera.
EliminarLo cuelgo en el apartado de premios y menciones junto con las personas que me lo otorgaron.
Sois maravillosos.
Un beso.
Dos giros sorprendendes en un relato tan corto!!! Sorpresa, tras sorpresa.
ResponderEliminarMe encantó Francisco.
Un abrazo.
Gracias David. es lo que tiene el relatar con las palabras pilladas, tienes que espabilar para contar algo decente.
EliminarOtro abrazo para ti.
Será porque hacía tiempo que no te leía pero me has dejado impactada. La verdad es que, aunque hubiera hecho muy bien quedándose en casa leyendo, quién sabe lo que le hubiera podido suceder. La vida es pura improvisación, y esa noche le tocó a él, menuda coincidencia.
ResponderEliminarBueno, a ver si poco a poco retomamos este mundillo porque creo que andamos por el estilo ;-)
Besos, Francisco.
Hola Chelo. tiempo sin encontrarnos por aquí, tienes razón que andamos un poco perdidos.
EliminarMe alegro que haya sido de tu agrado este relato y de haberte sorprendido. Es lo que me gusta y da sentido a lo que hago.
Nos seguimos leyendo.
Un beso.
Hola, Francisco.
ResponderEliminarNadie está preparado para el final, siempre hay cosas pendientes; pero como en tu relato cuando es el momento, lo es. Así que poco podemos hacer, nos toca intentar disfrutar lo máximo que podamos. Y si en ese proceso escurrimos el miedo, mejor.
Un relato que sorprende, genial vuelta.
Un beso enorme.
Hola Irene. La muerte es la gran igualadora, la única superviviente del juego de la vida.Ella apuesta sobre seguro y siempre gana.
EliminarPor lo tanto que nadie se haga ilusiones de llevar una buena mano. El ordago es de ella con seguridad.
Besos.