Igual que el gato negro que se hace el dormido en el sillón, es la abuela. Eso dice mi madre. Me figuro que será porque viste de luto, y siempre está vigilante; observándonos a todos con mucha atención. Tiene controlados nuestros movimientos, al igual que los horarios de entrada y salida de casa. Conoce nuestros gustos, necesidades y debilidades. Es arisca, refunfuñadora y lista como ella sola.
Lo
curioso es, que donde está la abuela nunca se encuentra el gato, y viceversa. Nunca coinciden en el mismo lugar.
Y
ahora, desde que mis padres empezaron a hablar de llevarla a una residencia, el
gato está por todos los lados y a mi abuela apenas la vemos.
Hola Francisco, mi mente me dice que abuela y gato son los mismos, me quedo con la incógnita.
ResponderEliminarAbrazos.
Hola Francisco, yo estoy como con conchi
ResponderEliminarQue son la misma cosa, pero hay una cosa que no me cuadra, sin la abuela y el gato no coinciden nunca
Como puede ser, que aparezca ahora que se quieren llevar a la pobre anciana a una residencia? Y si por el contrario se llevarán al gato a la perrera, se vería más a la abuela? Me dejas súper intrigada, besos y feliz semana de flor.
Para comprobar la verdadera identidad de la abuela, yo probaría con lanzarla desde lo alto para ver si cae de pie y me la cargaría para comprobar si tiene siete vidas. Pero, mejor dejar el suspense en el aire, no sea que nos equivoquemos y nos carguemos a la pobre vieja.
ResponderEliminarUn abrazo.
Genial el relato. Ese gato/abuela, abuela/gato es de los más desconcertante... y literario.
ResponderEliminarUn beso.
Depende quien sea el propietario del gato.
ResponderEliminarSin duda dos personajes muy peligrosos
No se yo que pensar jeje, no se si pensar que la abuela es el gato o viceversa jeje.
ResponderEliminarMuy intrigante tu relato, ahora me quedo yo con la duda, o sea que si esa era tu finalidad esta conseguida al menos por mi parte.
Un abrazo.
Hola, yo optaría por ver, observar y no tocar mientras la abuela permanezca en el sillón y el gato no rompa el jarrón chino. Dejar que las cosas transcurran por su propia voluntad, no vaya a ser que se lie parda. Un abrazo.
ResponderEliminarLa abuela se camufla para que no la lleven a la residencia. Se viste de gato. Me ha encantado el relato, sobre todo la descripción de la abuela/gato.
ResponderEliminarBuff pues ese gato/abuela es de lo más inquietante y da mucho yuyu
ResponderEliminarUn beso
Inquietante relato, si los gatos ya son misteriosos, este con la abuela añadida... ya ni te cuento.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Un beso.