Le inutilizaría los frenos del coche sabiendo con certeza que ella lo
necesitaría al día siguiente para ir a trabajar. Le tendría preparada una cena
apetitosa con el añadido de una buena dosis de matarratas, con la seguridad de
que esa noche regresaría con mucha hambre.
También le prepararía el baño con sales y espuma abundante, para que no
detectara el cable pelado sumergido en el agua, que enchufaría a la red una
vez que ella se introdujera en la bañera.
Cada suceso ocurriría en el momento adecuado y en ese orden, solo, si se diera la circunstancia de que alguno de los anteriores fallara.
Todo lo tenía bien planificado para que llegado el momento no hubiera sorpresas de última hora.
Tan solo le faltaba encontrar a la mujer apropiada
para contraer matrimonio, y esperar pacientemente a que ella le pidiera el
divorcio, algo que él, hombre previsor y bastante tradicional, no estaba
dispuesto a concederle.
Se dice que hombre prevenido vale por dos, pero este sujeto se pasa tres pueblos. Espero que ninguna mujer caiga en sus brazos, o debería decir en sus garras, je, je.
ResponderEliminarUn abrazo.
Eso esperamos, pero la realidad es bastante más cruda que toda la ficción junta. Que hay mujeres y hombres que se emparejan con personajes truculentos es de noticiario en la sección de sucesos.
EliminarUn abrazo, Josep
Bueno, bueno… Francisco, ja, ja, ja. Desde luego hombre previsor lo es, todavía no tiene señora y ya piensa en como deshacerse de ella, claro, siempre y cuando ésta le pida el divorcio, esperemos que si un día encuentra a su mitad, ella ande igual de desajustada, ;)
ResponderEliminarBesos, y feliz fin de semana.
De desajustados está el mundo lleno y de desajustes los cementerios. Lo preocupante es que hay personajes reales a los que les gusta relacionarse con el peligro, y caen en las telas de araña urdidas por estos sicópatas, sociopatas de manual.
EliminarUn abrazo.
Espero y deseo que no encuentre este hombre a la mujer adecuada, pobrecilla, este hombre sin duda es un peligro.
ResponderEliminarUn abrazo
Yo también Tere. Por eso es la historia corta, para no dar pábulo a este asesino en proyecto tan previsor.
EliminarUn fuerte abrazo.
Francisco. Igual es medio cómico imaginarlo como una especie de Macaulay Culkin en Home Alone, ideando trampas. Tiene su encanto. Pero también un lado oscuro del que yo, aunque no sea mujer, igual arrancaría en dirección contraria a él. Va un abrazo hasta allá.
ResponderEliminarSiempre es mejor salir corriendo en dirección contraria cuando al lobo se le empiezan a ver las orejas. Sin duda alguna.
EliminarUn abrazo, Julio.
Este relato es un dardo envenenado que te atrapa con su tono frío y calculador. En apenas unas líneas, construyes un plan macabro con una gran precisión: sabotear los frenos, envenenar la cena, electrificar la bañera… todo encadenado como un dominó mortal, con la calma escalofriante de quien lo tiene todo bajo control. La descripción de cada método es tan cinematográfica y metódica que casi sientes el olor del matarratas o el chisporroteo del cable.
ResponderEliminarEl giro final es un mazazo genial: el narrador no solo es un psicópata en potencia, sino que aún no tiene ni víctima, solo espera a la futura esposa que se atreva a pedirle el divorcio. Esa mezcla de paciencia y tradicionalismo enfermizo (“no estaba dispuesto a concederle”) es puro veneno psicológico, y el humor negro del cierre te arranca una risa incómoda. Reflejas muy bien la frialdad del protagonista.
Me encanta cómo juegas con la expectativa de un crimen inminente que aún no tiene rostro.
Un abrazo.
Francisco. Pasándote a saludar, compañero de letras. Ando paseándome por el barrio bloguero y no podía faltar el que tocara a tu puerta. Que estén bien. Va un abrazo.
ResponderEliminarMi frenético mes de mayo ha debido hacer que se me pase este relato que me ha encantado. Anda que no es previsor tu personaje. Muy interesante el relato.
ResponderEliminarUn beso.