–Agente, repórteme de inmediato su informe sobre los hechos.
–En la madrugada del 24 al 25 se produjo la detención de un varón
joven de origen judío que circulaba con su burra por las calles de la ciudad.
Al darle el alto intentó escapar, pues iba con María, y sin casco.
–Un caso claro de tráfico de estupefacientes.
–No señor, María es su esposa, que le acompañaba en la moto. Según
José, el sospechoso, estaban buscando un alojamiento digno y en caso de no
encontrarlo, nos dijo, estaban dispuestos a montar un belén.
–Está claro que el individuo es conflictivo.
–El problema es que estaban esperando “Al niño”
– ¡Ya le digo yo que estos dos están relacionados con el mundo de
la droga!
–No inspector, es que María estaba embarazada y a punto de tener a
su primer hijo. --Pues como le decía– ante lo urgente del acontecimiento
nos pareció apropiado meterlos en un portal, y en pocas horas el lugar se lleno
de gente curiosa, algunos intentando ayudar a la pareja de inmigrantes,
llevándoles mantas y bolsas con comida o caldo caliente. Otros como borregos,
estaban por allí para hacer bulto y fisgonear.
– ¿Y qué carajo es lo que pasó con los periodistas?
–Los de la prensa rosa del corazón, que en cuanto se enteraron del
suceso, se olieron una exclusiva y aparecieron con un helicóptero que estuvo
sobrevolando con un potente foco, que iluminaba la zona del acontecimiento.
Hasta unos camellos se acercaron por allí…
– ¡Que le digo yo que aquí hay temita de narcotráfico y
contrabando…
–Los camellos eran de un circo que los prestaba para la cabalgata
de reyes del día 5, y pasaban por allí junto con sus cuidadores.
– ¿Y lo del escándalo del Ángel?
–Un vecino del edificio con dicho nombre, que se asomó a la
ventana para pedir a gritos un poco de paz, que tenía que madrugar para ir a
currar, que se tuviera un poquito de buena voluntad entre la concurrencia y
bajaran un poco el volumen de las voces. Como nadie parecía o quería oírle,
agarró una trompeta y se puso a tocar con todas las ganas de incordiar al
personal y hacer más ruido que nadie. Otro se animó y bajo de casa un tambor y
se puso a redoblar, y hasta se hicieron coros a dos voces con ese villancico
del "Porropompón". ¡Menuda fiesta en torno a un nacimiento!
– Y qué es eso que ha llegado a mis oídos ¿Qué la pareja no quiere
comparecer ante mí en la comisaría?
–Al parecer algún policía ha confraternizado con ellos y
les ha transmitido las malas pulgas que tiene usted, su dureza y la falta de
parcialidad con la que trata a los detenidos. Dicen estar seguros que
aunque fueran santos e inocentes no recibirían un trato justo…
–Bien, esperaremos a mañana que habrá pasado parte del revuelo
mediático para solucionar ese detallito. Quizá mande un furgón de
antidisturbios para detener a todo el que siga por los alrededores tocando el
tambor o las narices.
Eso es todo agente, puede retirarse.
–Por cierto señor– El
entorno es una pura fiesta, la gente es feliz sin motivo aparente. Cantan y
bailan, se abrazan y se felicitan entre ellos.
El José parece ser un santo varón, da gusto ver con que respeto y
dulzura trata a su mujer. De María que le voy a contar, enamoradito me tiene
con su belleza serena y natural. Y el pequeñín le va a encantar, es precioso,
irradia una ternura que emociona, y tiene una sonrisa cautivadora... A mí me
sonrió mientras me cogía el dedo con su manita…
– ¡Agente basta ya! ¡Retírese!
Está claro que por allá están circulando sustancias psicotrópicas.
–Pero...
– ¡Que se retire coño! Tanta paz y tanto amor...
–A sus órdenes inspector Herodes.
Derechos de autor: Francisco Moroz