¡Qué queréis que os diga!
Personalmente me gusta la tranquilidad y el silencio, y por eso elijo las bibliotecas como lugar incondicional para sentirme bien.
Otras pueden elegir sitios más sugerentes como los restaurantes, los bares de fritanga, las terracitas de verano, o los lugares concurridos.
Para mí, las bibliotecas, son mi paraíso incondicional y particular, no las cambio por nada.
A los libros me aficionó el poema de un tal Antonio Machado que oí por primera vez recitado en una escuela pública, y desde entonces, el entorno donde se atesoran todos esos volúmenes encuadernados y meticulosamente ordenados en sus estanterías, se ha convertido en una especie de hábitat natural para mi existencia bibliófila.
Los silenciosos inquilinos que frecuentan estos ambientes también me gustan por su sedente actitud de respeto y concentrada pose intelectual donde la haya.
Aunque en realidad, son un tanto huraños cuando me acerco, como si el libro que en esos momentos ojean y tienen entre sus manos, fuera de su absoluta propiedad.
¿No estamos en un lugar público?¿Las zonas no son compartidas y de libre circulación?¿Entonces, por qué esas miradas que me persiguen y esa actitud torva?
¿Por qué esa violenta gesticulación cuando me sitúo cerca de ellos, o miro por encima del hombro lo que están leyendo?
Una fauna un tanto peculiar la de este ámbito de "con-texto" tan selecto.
La sección que más me atrae es la de los clásicos encuadernados en piel y cuero, esas texturas, esos olores tan animales que los hace fascinantes a mi entender.
Y no digamos el caleidoscópico colorido de sus lomos. Esos dorados brillantes o mates que los orlan y adornan. Es irresistible no posar en ellos toda tu atención y todo tu ser.
Y que puedo deciros del papel impreso, de la vitela o el pergamino, de las telas moarés, de las ceras que pulen las tapas duras.
¿Y las tintas y tintes? es como el nirvana ideal del gourmet intelectual.
Soy adicta a este mundo de contenidos secretos y universos misteriosos que me gustaría comprender y no comprendo. ¿Que porqué no tengo acceso a ellos?
¡Sí! imagináis bien, no aprendí a leer ni a interpretar esas marcas negras que desfilan por las hojas. Varias son las razones: la falta del tiempo necesario para hacerlo, de maestros que supieran enseñarme, y a causa de mi naturaleza inconstante y mi actitud inquieta.
Pero si de algo estoy orgullosa, es de romper con los convencionalismos, los cánones y las frases hechas en este lugar. Pues nadie podrá decir nunca con total convencimiento que: en la Biblioteca Nacional, no se escucha ni el vuelo de una mosca, pues allá estaré yo confirmando celosa, la excepción que confirma esa regla.
Derechos de autor: Francisco Moroz
Me encantan las bibliotecas, pero una cervecita en una terraza con los amig@s no viene mal.
ResponderEliminarUn abrazo
Para todo hay tiempo. pero tú lo ves desde el punto de vista de una humana no de un díptero.
EliminarBesos Suni
A mí no me gustan las bibliotecas. No es que no me gusten, es que no me siento a gusto en ellas, pero menos aún me gustan las moscas (sean de las 'lectoras' o no).
ResponderEliminarEn cambio, me ha encantado eso del "nirvana ideal del gourmet intelectual", así como el post en general porque empatizas con todos y todo, no hay nada que se te resista ;-)
¡Besos, Francisco!
¡Vaya! ¿No te gustan las bibliotecas? ¡Sí! es cierto que a algunas parecen mausoleos de libros, pero claro, en algún lugar hay que almacenarlos con orden y concierto. En la antigüedad eran lugares donde reunirse y hablar y compartir conocimiento.
EliminarLas moscas son otra historia...
Besos.
Esa mosca es muy especial. Me gustó mucho el relato desde que lo leí en el reto. Un saludo compañero.
ResponderEliminarSaludos Luy todo un placer leerte por aquí. Y un honor que una escritora como tú me deje su opinión sobre el relato.
EliminarUn abrazo compañera y mi agradecimiento.
¡Vaya con la mosca, qué sorpresa! Muy buen giro Francisco, muy inesperado.
ResponderEliminarMe encantaban las bibliotecas cuando era un niño, eso de presentar tu carnet y poderte llevar un libro a casa era un privilegio, una ilusión, ahora como no lo devolvieras a tiempo multa y con razón. La Biblioteca Nacional un privilegio y su servicio de hemeroteca de gran utilidad pública, yo lo he usado más de una vez.
Bibliotecas, librerías mundo mágico.
Un abrazo y un privilegio leerte.
Las bibliotecas sin duda son esos sitios mágicos que comentas. perderse entre las estanterías atestadas de libros es toda una aventura.
EliminarDe niños nos parecían estancias inmensas en espacio, ahora lo que nos parece inabarcable son todas las historias que encierran sus paredes.
Buen recuerdo el que nos traes de tu niñez.
Un abrazo compañero.
He percibido el zumbido de las moscas machadianas dentro del ámbito sagrado de la BN: "Vosotras, las familiares, / inevitables golosas, / vosotras, moscas vulgares, / me evocáis todas las cosas."
ResponderEliminarUn abrazo, Francisco, que las bibliotecas te acompañen ahora y siempre.
¡Si señor! has cogido al vuelo el guiño Machadiano de este poeta que versó sobre moscas y evocaciones de niñez.
EliminarLas bibliotecas no sé, lo que si me acompañarán serán los libros.
Un abrazo amigo.
Esta vez me has mantenido engañado hasta el último párrafo. Además, me despistó el uso del femenino.
ResponderEliminarMe ha cautivado la descripción de ese Sancta Sanctorum de la letra impresa pues, aun siendo descrito por un simple (aunque refinado) insecto, me ha recordado fielmente las horas que pasaba, de estudiante, en la Biblioteca de Catalunya, en Barcelona. Ese silencio sepulcral, solo interrumpido por alguna tos rebelde o un carraspeo. Y, entre lectura y lectura, alzar la mirada para posarla en esa chica tan guapa de la que nunca sabría su nombre.
Un relato perfecto para bibliófilos y para amantes de la buena escritura.
Un abrazo de libro.
Que buen sitio para conocer al amor de tu vida. ¡Lástima! que ella no posara sus mirada azul en tu persona, hubieras podido versar como Becquer y decirla: "Poesía eres tú"
Eliminarrecuerdos de juventud entre libros de los cuales algunos recuerdas aunque fuesen de texto didáctico.
Un abrazo Josep.
Así que eras tú la que una vez, estudiando en la sala de lectura, viniste a molestarme a mí y a unos cuantos estudiantes más con tu vuelo insistente y tu manía de posarte en el cuello de los que allí estábamos. Te conozco, maldita.
ResponderEliminarMuy bueno, Francisco, no todos los que aman los libros tienen por qué saber leer.
Un abrazo.
NOTA: Hace muchos, muchos años, se podía pasar a la sala de lectura de la Biblioteca Nacional a estudiar y consultar libros de texto. Creo que ahora sólo tienen acceso los investigadores acreditados (y las moscas, claro)
Seguro que esa mosca era la que se te posaba en el hombro para animarte a leer o cotillear sobre lo que estabas leyendo.
Eliminarestán las moscas curiosas y las cojoneras, yo sin dudar prefiero las primeras aunque de vez en cuando haya que darles un manotazo para recordarles que la lectura es algo muy personal e íntimo.
Razón tienes en que no todos los que aman los libros saben leer. La mayoría de los buenos marinos de entonces no sabían nadar. Aunque creo que se disfrutan más los libros si se tiene esa habilidad.
Besos lectores.
Esta vez también, como casi siempre, me has pillado. Esperaba sorpresa, pero de tipo chica pirada que arma alguna, y mira tú lo que era. Muy bueno. Como a Juna Carlos, me ha recordado a las moscas que se posan "sobre el librote cerrado, sobre la carta de amor, sobre los párpados yertos..." No sigo que me da yuyu.
ResponderEliminarUn beso.
O eres muy ingenua o no sabes leer entre líneas. Lo que sí que se es que eres muy amable para conmigo. Me gustan más las moscas que se posan sobre librotes gordos que las que se posan en párpados yertos de cadáveres. ¡Por Dios! me haces visualizar los poemas de Becquer..."¡Dios mio! que solos se quedan los muertos".
EliminarBesos y muy felices vacaciones.
Hay bibliotecas que son preciosas de visitar y ver las personas que las frecuentan, es curioso sentarse y observar las relaciones que se establecen con los libros y las personas que las visitan.
ResponderEliminarSiempre sorprendente tu señora mosca, aunque también entiendo que no sea bienvenida porque lo cierto es que acostumbran a ser molestas en una biblioteca, en una piscina o en cualquier sitio. Lo siento por tu mosca, pero molestan y mucho, ¿qué aportan las moscas?
No sabría bien decirte que puede aportar una mosca pero son muy interesantes de observar cuando estás aburrido. ¿Has leído el poema de Machado sobre ellas? Son protagonistas de versos y música, creo recordar que hay una partitura llamada:"El vuelo del moscardón" ¿Qué puede aportar una mosca? En estos casos al menos, inspiración.
EliminarGracias por tu aportación en comentario amiga.
Genial!!!! Francisco, de principio a fin, con ese giro, dan ganas de enseñar a leer a la mosca.
ResponderEliminarAbrazo!!!!
Ja,ja,ja. Pues ya tenemos voluntaria para enseñar a leer a las moscas.
EliminarGracias por tus palabras Mª Jesús
Una mosca culta. No sé cómo me sentiría si no supiera leer, no podría entenderlo, y aún así está mosca ha aprendido a amar los libros sin poder usarlos. Genial, muy bonito.
ResponderEliminarUn besillo.
Sería frustrante ¿No te parece? eso de estar rodeada de libros y no poder tan siquiera abrirlos para echar una ojeada. menos mal que esta curiosa bibliófila se conforma con olores y sabores.
EliminarBesos de viernes.