Ahora que nos han dejado solos
por un momento, tengo que confesarte que nunca te he dejado de amar.
Te doy las gracias por los años
que hemos compartido y el tiempo que me has dedicado. Por todas tus renuncias y
sacrificios para que esta relación durase. Y a pesar de ello eres tú el que me
dejas.
Soy consciente que el amor
siempre fue cosa de dos, que ambos pusimos empeño y razones, ilusión y corazón
para que lo nuestro saliese adelante. Y por eso mismo, no quiero renunciar a
ello aún.
Comprendo que todo tiene su
fin y que con eso hay que vivir. Sé que me quedarán buenos recuerdos, pero no
serán suficientes para hallar consuelo por tu ausencia.
Cuando pienso en todas las cosas
que hemos disfrutado juntos me enorgullezco que sumen más que las que nos
ocasionaron padecimientos, que las que nos hicieron llorar y entristecernos.
Recuerdo como si fuera ayer
cuando nos conocimos, éramos casi unos niños a los que les gustaba dar largos
paseos por los jardines de la ciudad y las calles del barrio. Disfrutábamos del
presente inmediato y planeábamos futuros
en común.
Traigo a la memoria las largas
conversaciones, los encuentros inesperados a la salida del instituto o en la boca
del metro; nuca fuimos capaces de estar más de dos días sin vernos. Después la
universidad y el trabajo, las responsabilidades de adultos que no podíamos
soslayar, pero siempre propiciando momentos dedicados a los dos, pues no concebíamos la existencia del uno sin
la del otro.
Nos decíamos que teníamos la vida
entera para compartirnos y darnos a manos llenas.
Todo se alargó durante diez años,
años esperanzados de noviazgo, cobijando ilusiones, pensando en cómo sería
nuestro porvenir como pareja enamorada.
Y como todo llega, también lo
hizo nuestro compromiso que no era otro que el de permanecer juntos pasase lo
que pasase.
Esa misma promesa que para otros
significaban la cadena que los esclavizaba, solo palabras, pensadas para ser
incumplidas con el paso del tiempo. A nosotros nos sonaban a bienaventuranza,
era todo lo que habíamos esperado, la consecución de todos nuestros deseos.
Ningún infortunio acabaría con
lo nuestro, con el vínculo por el que tanto habíamos apostado.
Recuerdo mis nervios ante el
altar apretándote la mano con fuerza, por temor a que ese momento fuese un
espejismo que estuviera a punto de esfumarse, un sueño del que iba a despertar
sin querer hacerlo ¡Pero no! Tú estabas allí, junto a mí, sonriendo cómplice,
comunicándome con la mirada tu mensaje: los dos habíamos conseguido aquello y
estar ahí, después de un largo camino era el final del principio, y no
ibas a renunciar a ese momento aunque temblases de incertidumbre.
De una pequeña casa hicimos
nuestro hogar, donde faltaban rincones para las cosas materiales y sobraba
sitio para ofrecernos el uno al otro con plenitud. Después esos espacios se
fueron llenando de calidez, de amigos y familia a los que hacíamos participes
de nuestras emociones.
Nunca nos sentíamos solos pues con los años
también llegaron los hijos que tanto nos aportaron a la relación, esos duendes
a los que ya les habíamos puesto cara y nombre antes de nacer.
Todo se llenó de juegos, risas, y
llantos nocturnos, lecturas y canciones en común y muchos desvelos.
Ellos ya alzaron el vuelo hacía
tiempo, con esas alas fuertes que les crecieron gracias a los valores y los
ideales que les inculcamos; nos costaron muchas noches intranquilas,
preocupaciones relacionadas con los estudios, los noviazgos y las
compañías.
Pero lo hicimos bien. Supieron
aprovechar sus oportunidades y nuestros consejos ¿Qué hubiera sido si tú y yo
no hubiéramos estado unidos en todo, y junto a ellos?
Por eso, permíteme que ahora
llore por lo que está a punto de acabar, precisamente hoy: San Valentín, un día
que jamás llegamos a celebrar como algo especial, pues nos parecía absurdo
celebrar un amor que había que festejar a diario.
Hoy me dejas a mi suerte, después
de tantos años de abrazos y besos. Nunca necesité más pruebas de tu amor, me
sobraron las flores que se secaban, los regalos caros que se pasaban de moda y
los adornos que se rompían.
Me bastaba con tus miradas que me
transmitían a diario todo lo que sentías por mi; tus delicadas caricias, como
si yo fuera tu bien más preciado y sobre todo, tus palabras exclusivas
dedicadas a mi persona.
Te marchas y me dejas, soy
consciente que lo que me diste es lo que me quedará en su totalidad. Te
recordaré siempre como el niño grande que eras, a pesar de tu fuerte
personalidad, irradiando ternura, pues siempre fuiste el hombre sensible del que
me enamoré.
Me siento frágil, débil,
impotente y triste con tu partida; pero tengo la esperanza de volvernos a
encontrar en algún cruce de caminos y en que nos reconoceremos, y volveremos a
dar largos paseos, conversando sobre otro futuro más perfecto en común, uno que
no tenga final.
Te cojo la mano y te la aprieto
como para no dejarte escapar, me correspondes con tus últimas fuerzas, y me
ofreces con un hilo de voz tu mejor regalo, el único y deseado presente
que necesito antes de la despedida, un: ¡’Te amo!
Me acerco y te beso en los
labios. Suspiras y te vas con una sonrisa que hará más llevadera tu marcha.
¡Feliz día de San Valentín mi
amor! Gracias por lo que me diste.
Derechos de autor: Francisco Moroz
Maravillosa carta de amor para este día que mañana va a comenzar. El relato está impoluto y preciosas palabras ( He encontrado una palabra que la debes de cambiar, querías decir bien y has puesto ben). Un abrazo
ResponderEliminarGracias Mamen por tu lectura y tu oportuna corrección.
EliminarBesos
Un relato bello y emotivo. Un gran amor que que sobrevive incluso a la muerte...Gran abrazo amigo.
ResponderEliminarGracias por lo de amigo, también te lo considero Marina.
EliminarDe esos amores no hay muchos. Yo al menos tengo la suerte de conocer al menos a tres parejas de estas.
Besos
Ante todo, te diré que la imagen que elegiste es muy bella. Emula una pintura que tengo colgada en mi cuarto, de un pintor al cual admiro mucho: Gustav Klimt. Esta pintura está inspirada en "El beso", alegoría perfecta para tu magnífico relato, no por ser un beso romántico, sino por ser el beso que devuelve vida, "the kiss of life".
ResponderEliminarSi hay algo que no podría soportar, te confieso, es sobrevivir al amor de mi vida. Prefiero morir la peor de las muertes antes que morir en vida al no poder tenerlo más conmigo. Auténtico y conmovedor.
Un beso grande!
Fer
Hola Fer.
EliminarLa imagen es tierna y sencilla. Denota esa ternura de la mujer con respecto al hombre y la seguridad que ella le aporta. Bella en verdad.
Hay que aprovechar las ocasiones que tenemos para demostrar a nuestras parejas y seres queridos todo lo que les amamos, antes que todo termine para unos o para otros.
Besos enamorados mi amiga.
Ojalá todas las historias de amor fueran tan sólidas, felices y duraderas como la de tus protagonistas, Francisco. Justo en estos días asisto a la disolución de treinta años de matrimonio por parte de una pareja de la familia, precisamente la que nunca hubiéramos pensado que podía terminar así. Leer tu precioso texto me ha removido cosas por dentro...
ResponderEliminarMuy hermoso, amigo. San Valentín ha de estar satisfecho con tu texto :)
¡Un beso!
¡Vaya! lo siento por esa pareja. Para mi es algo inconcebible, tantos proyectos y logros en común. tantas vivencias y retos compartidos, como para tirar todo por la borda... La excusa de que el amor se acaba no es aplicable en todos los casos, muchas veces es comodidad o soberbia o falta e paciencia.
Eliminar¡En fin! allá cada cual con sus decisiones.
Besos Julia.
Es tan triste que me he quedado encogida. Y mira que lo sabía. Sabía que no era una abandono voluntario, sino tan obligatorio e ineludible como el que es, pero así todo, el final me ha dejado muy triste.
ResponderEliminarMuy buen relato, como siempre.
Un beso.
Últimamente te dejo compungida Rosa. No es mi intención ponerte triste, pero chica es ley de vida y estamos tan acostumbrados a relaciones que duran dos telediarios, que cuando vemos que hay amores que duran hasta la muerte nos sentimos acongojados y sobrepasados.
EliminarBesos, amiga y gracias.
Me has erizado los sentidos. Precioso relato, lleno de amor, de ternura, de años vividos. Muy triste pero precioso.
ResponderEliminarUn besillo.
Así es la realidad de las parejas mayores que han vivido tanto y siempre juntos.
EliminarTú me parece que formas parte de una de ellas ¿No? y sabrás de lo que te hablo.
Besos María.
Nunca hubiera encontrado mejor texto para este día de San Valentín. El amor verdadero existe ahasta el último día; lástima que llegue este último día, aunque si llega estando aún enamorado para qué queremos más.
ResponderEliminarUn abrazo, Francisco, y ¡¡Feliz Día de San Valentín!!
Estamos acostumbrados a relatos edulcorados de promesas de amor eterno, ramos gigantescos de flores y palabras huecas que al final no significan nada o terminan solo en sexo y poco más.
EliminarEl amor de pareja significan muchas cosas y a veces no todas agradables; pero ahora parece primar lo fácil y lo que no nos compromete a nada y eso conduce al vacío y a la soledad.
Un abrazo Juan Carlos.
Nada digo pq es tanto lo que ya dices en tu relato, q todo se ha desbordado.
ResponderEliminarGracias.
Te sonrío con el Alma.
Me llena de sensaciones agradables tu comentario, eres generosa y te lo agradezco. Se podría decir mucho más, pero mejor sentirlo en primera persona, no la muerte del ser querido ¡No! eso que tarde muuuuuucho.
Eliminarmi sonrisa trascendental también para ti.
Bellísima confesión! Ojalá todos los amores fueran y durasen así, hasta el final, aunque no se quiera ese final... ;)
ResponderEliminarBeso grande y feliz día!!!
que dure una relación naturalmente depende de muchas cosas, pero la principal es que nosotros la cuidemos a diario.
EliminarFlora, besos también para ti, amiga.
Imposible olvidar un amor así, de esos que solo destruye la muerte. Muy bonito, Francisco. Y en lo que pones el énfasis es en el agradecimiento, o así lo percibo yo.
ResponderEliminarY estoy con Fer en que la imagen también me recuerda a "El beso" de Gustav Klimt (precisamente la tengo desde siempre al pie de mi blog).
Un beso y feliz día
Percibes bien. cuando todo finaliza, a parte de la tristeza natural por la pérdida, nos queda el agradecimiento a esa persona que nos va a faltar a partir de ahora. Todo lo vivido junto a ella sera inolvidable y trascendente.
Eliminar¡Ya sabes de qué te hablo! pues el amor por los amigos es aplicable en este caso.
Besos Chelo.
Qué pena que un amor así, tan puro, tenga que acabar tarde o temprano porque la vida lleva un ritmo diferente al de nuestros deseos. Al menos, después de la marcha involuntaria de su amado quedará el recuerdo de tanta felicidad y tanto amor.
ResponderEliminarPrecioso relato para este día tan "amoroso".
Besos.
Un día desde mi punto de vista tan absurdo como el día de la madre o del padre o de los abuelos. El amor por nuestros seres queridos debe de ser recordado y demostrado todos y cada uno de los días en que se nos permita transitar por esta tierra. Lo del día "de" es una milonga comercial que es todo lo que parece seducir a esta triste sociedad cada vez más desalmada y complicada con lo que respecta a los sentimientos auténticos.
EliminarGracias por las oportunas correcciones; las faltas o más bien omisiones fueron a causa de eso que llamamos: escritos a vuelapluma.
Besos mi niña.
Hermoso texto el que has escrito, toda una vida que tiene un punto y final pero, como tan espléndidamente relatas bien aprovechada, al fin y al cabo eso es lo que de verdad da el autentico valor a una existencia, esos momentos, esas miradas cómplices...
ResponderEliminarAún en su tristeza decir que me alegró leer algo tan bello.
Besos.
Lo peor de estos amores eternos es que no lo son, pues viene la muerte y los acaba. Ahí es donde la fe se pone a prueba y la esperanza en una vida más perfecta.
EliminarBesos amiga.
Me has hecho llorar, Francisco. Un abrazo. No puedo escribir más
ResponderEliminarTe quedo agradecido por tus lágrimas tan representativas. entendiste la historia y la sentiste, con eso me basta.
Eliminargracias a ti.
b
Besos