jueves, 27 de abril de 2017

Arrebato fatal




Nada más regresar a casa y abrir la puerta noté las malas vibraciones que fluían a través del pasillo. Esa atmósfera densa en la que se podía masticar la tensión.
Saludé no obstante por si hubiera alguien, pero nadie me contestó, o al menos ese alguien no quiso hacerlo.

No le di mayor importancia al asunto y me dirigí al baño para asearme rápidamente y sentirme fresco después de la jornada agotadora en la fábrica. Por el olor que había aspirado al entrar, hoy se preparaba algo sabroso en la cocina. Mi mujercita es buena cocinera y lo demuestra cada vez que me sorprende con esos aromas y sabores culinarios.

Con lo cual,  suponiendo que ella se encontraba realizando alguna maravillosa especialidad gastronómica, dirigí mis pasos hacía allí, donde un estómago hambriento dirige a unos obedientes pies.

Nada más asomar por la estancia me percaté muy tarde que no me había metido en la cocina, sino en la boca del mismísimo lobo, personificado este, en la figura femenina de mi consorte.

Su cara era la fiel estampa de una de las furias mitológicas y su actitud ejemplo de posesión diabólica; hablaba sola mientras caceroleaba y echaba utensilios a la pila y removía un sofrito en una sartén con inusual energía y brusquedad.

Cuando la saludé pegó un brinco del puro sobresalto al no esperar mi presencia. Comprendí el porqué de la falta de respuesta ante mi anterior saludo al entrar en nuestro hogar: No me había oído, pero esta vez sí que lo había hecho, y en cuanto se recompuso de la sorpresa me miro echando chispas por los ojos y el que tuvo que oírla fui yo. Empezó a decirme:

-Tú y tu santa madre me tenéis hasta la coronilla. –Esto lo hacía mientras sostenía una cuchara de palo en la mano como una herramienta mortal.-

-¿Pues qué le pasa a mi madre? ¿Y qué he hecho yo para merecer tal recibimiento?

-¡Nada, el señorito no ha hecho nada! ¿Quizás que la has dicho que viniese a comer hoy que no tenía plan ni previsión de que lo hiciera?

-Mujer, es mi madre, y me llamó anoche porque tenía ganas de vernos y me preguntó si era buen día para venir.

-¡Eso mismo es lo que pasa! ¡Y aún te parecerá poco! –Respondió.

-¿Porque yo no cuento? ¿A mí no se me consulta si me viene bien o mal? ¿Yo soy el mero instrumento para preparar la comida para complacer a la mamá y a su hijito? ¿Es eso? ¿Pues sabes lo que te digo? ¡Esto termina aquí!

Dicho y hecho, había soltado el cucharón de forma rápida e inesperada, y con la misma soltura y no sé bien como, vi aparecer otra herramienta en su mano, una que podía ser perjudicial y que me hizo sentir inseguro. Un cuchillo afilado que parecía soltar los mismos destellos asesinos que su portadora.

-Tranquilízate mujer, -le dije, a la vez que levantaba las manos como símbolo de rendición-
-Sabes que estas cosas son inesperadas y tienes que decidirlas en el momento, sin consultar a terceros.

Ese fue mi gran error, no mediaron más palabras. Ella me lo había lanzado al pecho.

Vi con sorpresa como, en mi camisa blanca se formaba una mancha roja que se extendía, mientras goteaba hasta el suelo formando un pequeño charco salpicado con trozos de lo que parecía carne picada.  Entonces comprendí con horror lo que había pasado. Creí morir en el momento en que me percaté de que la muy…

...Me había tirado al pecho el bol, lleno de esa salsa a la boloñesa que sabe que me gusta tanto.
Con su acción me daba a entender que la conversación había concluido, y que hoy me quedaría cabreado y con hambre. 

Ella sin embargo siguió troceando con la afilada herramienta de cocina, una lechuga.

¡Tan frescas las dos y como si nada!



Derecho de autor: Francisco Moroz







28 comentarios:

  1. Después de sonreír te diré... ¡La vida misma! Un error que cometéis los varones al firmar el contrato de matrimonio:
    No firmar otro rompiendo lazos familiares hasta que la "vida os separe". Un placer leer lo que escribes. Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Agradezco tus palabras Encarna.
      Los varones preferimos no firmar para no comprometernos a un contrato. Yo personalmente prefiero remitirme al placer de compartir lo bueno y lo malo, que para eso me enamoré.
      Un abrazo y espero más visitas.

      Eliminar
  2. Qué susto, ¡creí que finalmente le había arrojado el cuchillo! Y no es que a ella le faltaran motivos, no, que los tenía y muy buenos, pero no hay que pasarse jajajaja.

    Una escena muy cotidiana, Francisco, al menos por lo que se ve en las películas y las mujeres comentan. Suerte que en la mayoría de los casos el tema no pasa de las palabras y algún gesto mohíno para el resto del día :))

    Muy bueno y, como ya es habitual en tus historias, con un giro sorpendente al final.

    ¡Un abrazo de jueves!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No llegó la sangre al río al menos en esta ocasión.
      De todas las maneras cualquier escusa es buena para tirar trastos a la cabeza. No se que tendrán las suegras que las hace tan detestables. Yo desde luego no tengo queja de la mía. Pero cierto que hay algunas que son para echarlas de comer a parte, aunque no creo que por su condición de suegras sino por el de personas non gratas.
      Besos compañera.

      Eliminar
  3. Genial. Muy buen manejo de las imágenes y diálogos. Realismo total. Espléndido giro final. ¡Pobrecita mujer!¡Pedirle que cocine para la suegra!... Y pobrecitas las suegras, siempre tan bienintencionadas, amorosas e incomprendidas...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estoy de acuerdo contigo que no todas las suegras, como no todas las mujeres y hombres son iguales. Depende de la condición humana de cada cual, no del sustantivo.
      Agradezco tus palabras y las valoro por venir de una escritora tan buena como vos.
      Recibe mi abrazo compañera.

      Eliminar
  4. También es que cómo son algunas. Total, por una suegra de nada... Qué le costaría a ella preparar los macarrones, besar al marido, sonreír a la suegra y darles de postre una preciosa tarta con un buen purgante disuelto en el almíbar... (o arsénico, eso ya según sean la suegra y el marido)
    Muy bueno y divertido, Javier.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Que mala y retorcida eres Rosa. Yo que pensé que defendías al marido y a su madre y resulta que te pones de parte de una mujer en exceso quisquillosa con el despiste del marido al no avisar de la visita. Una ración más y asunto resuelto.
      Besos.

      Eliminar
  5. es que hay cada suegra... jajaja. Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y de cada mujer y de cada hombre...
      Otro abrazo para ti Sheisan.

      Eliminar
  6. Madre mía, lo que es la vida diaria. Las suegras siempre son elemento peligroso en cualquier relación. Me han hecho sonreir esos diálogos tan vivos que pones en boca de los dos miembros de la pareja.
    Está visto que nunca se puede tener seguridad alguna en que se cumplan tus expectativas. Pobre chico, se va a quedar sin comer. Bueno, ella está picando una lechuga. Algo es algo.
    Un abrazo, Javier

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La vida diaria es muy cruda, y en ella se inspiran la mayor parte de los dramas y tragedias. no hace falta inventarse nada. si miramos con atención a nuestro alrededor observaremos historias cotidianas que dan para mucho.
      Creo que ni la mujer es tan mala ni su marido se quedará sin comer. al menos habrá ensalada.
      Un abrazo.

      Eliminar
  7. jo pobrecillo y todo por que su madre viene a comer, y se queda sin sus macarrones boloñesa lo que le gustan, eso si como tenía que ser la suegra porque para ponerse así, y es que hay suegras y suegras. un abrazo Francisco, como siempre me sorprendes muy gratamente. TERESA.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Da un poquillo de pena el hombre ¡Total se le olvidó decir que iba su madre a comer.
      ¿En fin! Las suegras tienen esa fama, pero te puedo asegurar que las hay muy buenas al igual que esposas que no lo son tanto.
      Besos Teresa.

      Eliminar
  8. Totalmente identificada. Yo.... hubiera hecho exactamente lo mismo pero sin lechuga...,me voy de paseo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ja,ja,ja. Pero mujer que solo fue un despiste del cónyuge.
      Os lo tomáis todo a la tremenda.
      Gracias por venir.
      Un abrazo.

      Eliminar
  9. jaja!!! que bueno hacernos pensar ¡ LO MATÓ !...PERO QUE LA CAMISA LA LAVE ÉLDESPUES...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me encanta pillarte con mis triquiñuelas para después poderte sorprender con el final.
      Gracias por leerme Marcela.
      Un abrazo

      Eliminar
  10. ¿Acaso tu protagonista hubiera preferido que le lanzara el cuchillo? Total, es cuestión de prioridades: la comida o la vida, jajaja,
    De todos modos, ahora aprenderá que no se puede tomar ninguna decisión que afecte a la pareja sin antes consultarla.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡No por Dios! No creo que nadie desee eso. Son ellos, los hombres, los que con más frecuencia utilizan cuchillos contra las mujeres. Solo hace falta ver las estadísticas nefastas de asesinatos por maltratos.
      Pero te doy la razón en lo de que las decisiones hay que tomarlas en común. En este caso fue un lapsus y no hubo lanzamiento de cuchillos a Dios gracias.
      Un abrazo compañero.

      Eliminar
  11. Qué bueno, Francisco, no paras de sorprenderme y mira que se supone que ya te voy conociendo. Bien creí que la furiosa consorte se había cargado a su marido, pero no, era carne picada, jajaja.
    La verdad es que recibir invitados a comer inesperadamente a veces saca lo peor de uno mismo, sobre todo si te toca cocinar y encima es para la suegra.
    Espero que tu protagonista, después del susto, aprenda a avisar con antelación y cuente más con su esposa a la hora de traer invitados a comer.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me encanta seguir sorprendiendo, eso quiere decir que todavía tengo la imaginación suficiente para hacerlo.
      Creo que el personaje aprenderá la lección no sea que la próxima haya lanzamientos inesperados de armas más contundentes.
      Lo de la madre es la escusa perfecta para crear polémica, pero ¿ La suegra de él será mejor?
      Besos

      Eliminar
  12. La pobre mujer estaba muy desquiciada y es que esas visitas sorpresas...Eso se avisa, lo que va a costar quitar esa mancha de la camisa.
    Es curioso la mala fama que tienen las pobres suegras, no es justo.
    Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los nervios que nos traicionan. Seguro que después de trocear la lechuga con furia asesina se le pasó la rabieta y fue a darle un beso a su marido. si es que en el fondo las mujeres sois la mar de sensibles y tiernas. je,je.
      Besos, guapa.

      Eliminar
  13. Y la pobre suegra,... sin comerlo ni beberlo. O tal vez sí?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ese es el mayor problema, que las pobres siempre andan por medio aunque ellas no quieran crear desavenencias conyugales ¡La fama que tienen que pesa mucho!
      Un abrazo Baile del Norte.

      Eliminar
  14. Creo que no le volverá a suceder por la cuenta que le trae. Sabido es que las suegras tienen mala prensa, pero también hay cada mujer..Por lo demás, casi he podido visualizar la escena, Francisco.
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por la cuenta que le trae y viendo lo ocurrido, creo que en la próxima ocasión se pensará el invitar a su madre obviando el permiso de su esposa.
      Te has metido en escena ¿Te salpicó la salsa?
      Besos grandes.

      Eliminar

Tus comentarios y opiniones son importantes para este blog y su autor.
Por tanto mi gratitud por pasarte y dejar tu huella y tus palabras.

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...