miércoles, 25 de octubre de 2017

Una vez más





Vuelve a pedirme que la empuje, y yo hago oídos sordos a su petición mirando para otro lado como si el ruego no fuera dirigido a mí. No quiero complicarme la vida con pleitos, juicios y otras zarandajas legales.

Las madres me observan con suspicacia, como para pillarme en falta y poder denunciarme por acosador, por pervertido, o vete tú a saber por qué otras transgresiones más.

Pero la miro, y veo esa carita tan linda y esos ojos que en silencio, me ruegan que la impulse de nuevo, para subir hasta el cielo sentada en la silla del columpio.

¡Qué diantres, soy su padre!... La empujo.



Derechos de autor: Francisco Moroz

domingo, 22 de octubre de 2017

Historia de mi pueblo (3) Una historia nos lleva a otra




No me gustaría pasar de largo por la historia, sin hacer referencia al santo patrón que rige los designios espirituales de esta localidad desde el año 1580, año en el que hay constancia documental.
Se trata de San Nicasio, un antiguo obispo nacido en Grecia en el siglo I d.,C y que murió decapitado a manos de los romanos como muchos otros mártires cristianos que no renunciaron a su fe.
La fama del santo llegó a Leganés a través de Francia y a causa de sus muchos milagros realizados. Entre otros el de salvaguardar de las fiebres e infecciones pestilentes; calenturas y disentería. Ya sabéis que por estos lares tan legamosos, los miasmas campaban a sus anchas y abundaban en demasía este tipo de afecciones.
 Con lo cual en el siglo XVII  se fundó la cofradía encargada de procesionar al santo, por las calles de la ciudad el día 11 de Octubre en el que se le celebra.
La ermita donde se guarda la imagen es un edificio de estilo neoclásico erigido sobre el 1775-1785 siendo su arquitecto Ventura Rodríguez. Está formado por una planta en forma de cruz griega rematada con una fachada de frontón triangular y en lo alto una cúpula centralizada apoyada en cuatro pares de pilastras de orden corintio.
Aquí están enterrados Julián y Leandro. Los afamados hermanos Rejón que participaron de forma activa en las revueltas del 2 de Mayo del 1808 en la Puerta del Sol, y que fueron fusilados por los franceses en el patio del famoso cuartel de guardias walonas.


Este complejo fue edificado en el 1775 por Francisco Sabatini por orden de Carlos III.
Los guardias walonas, primeros ocupantes del cuartel, participaron en el famoso motín de Esquilache. A estos les precedieron una división de Húsares franceses comandados por el mayor Maignet. Estos fueron los encargados de fusilar a los hermanos Rejón.
A ambos, y a dos vecinos más, los nombra y les dedica Arturo Pérez Reverte unas cuantas páginas en su libro –Un día de cólera-.


En el año 1833 el cuartel acogió al regimiento de infantería princesa y durante la guerra carlista fue depósito de sementales.
Más tarde pasarían por allí los regimientos de infantería Isabel II e Iberia.
Durante la guerra española fue acuartelamiento de legionarios y guardias civiles. Ya correría el año 1939 cuando llega desde Cuenca el regimiento Saboya, heredero de los tercios creados en 1537 y conocidos por el pueblo como: “El terror de los franceses”  por el notorio papel desempeñado en la batalla de San Quintín.
Este regimiento ocupará el edificio que se conocerá desde entonces, hasta 1991 como “Cuartel de Saboya”.
En la actualidad el edificio, tras las reformas pertinentes es sede de la universidad de Carlos III

Por otro lado tenemos también a una patrona de importancia relevante. La mismísima Virgen María bajo la advocación de Nuestra señora de Butarque. Ya os comenté de pasada que esta imagen tenía su propia historia que comienza con la característica aparición.
No os llaméis a engaño, en este caso la aparición fue prosaica, aunque después se la adornara de manera que pareciera algo más fantástico a ojos del vulgo. El caso es, que un molinero apodado “El cristiano” allá por el año 1117, fue a abrevar a sus animales y mientras realizaba la tarea cotidiana, observó que de entre unas zarzas que crecían entre las ruinas del antiguo poblado, se alzaba una imagen de una mujer morena que le dijo: “Quiero un templo y un altar para mi hijo”
El sujeto corrió con la imagen entre sus brazos a pedir consejo al cura y de acuerdo con las autoridades decidieron llevarla a la parroquia para su veneración y custodia. Al día siguiente desapareció la imagen, algo que achacaron a la malevolencia de algún vecino.
La sorpresa fue grande cuando el molinero la encontró de nuevo en el lugar de la aparición inicial, repitiéndole idénticas palabras: “Quiero un templo y un altar para mi hijo”.
Como parecía que esta virgen tenía las ideas claras y un poderoso poder de convicción, se le edificó una ermita que data del 1536 y que se levanta al lado del antiguo cementerio de la población.
No se conoce el nombre del constructor pero sí, que en una capilla panteón dentro del edificio, están enterrados los restos mortales de los Duques de Tamames.
Se la festeja el 15 de agosto, celebración que coincide con la asunción de María.
Juan de Austria, hermanastro de Felipe II vivió parte de su niñez en Leganés; era conocido cariñosamente como “Jeromín” y era tal la devoción que profesaba a esta virgen, que en 1571, siendo comandante de la liga santa contra el turco, se llevo la imagen ni más ni menos que a la batalla de Lepanto para que le protegiera.
Tras el triunfo de las tropas cristianas contra Selim II peticionó a Felipe II intercediera ante el papa PíoV para la concesión por primera vez a la virgen, del título de Capitán General de los ejércitos. Algo que el rey piadoso consiguió.
La segunda fue a la del Pilar de Zaragoza y la tercera la Virgen de Guadalupe de Extremadura. Las únicas que lucen en su talle un fajín rojo.




Derechos de autor: Francisco Moroz






jueves, 19 de octubre de 2017

Chicos conflictivos






Fede y Ricardo conocieron a Bosco en las puertas de la Luna. Allí, un cartel avisaba:¡
“Cuidado con el perro” Un Pitt Bull enorme, de esos que imponen respeto y algo de miedo cuando los ves por primera vez. Pero este, con mucha diferencia, era un buen perro que se dejaba acariciar.
Cuando pasaban hacia el Instituto mostraba su júbilo; brincaba, movía la cola y los invitaba a acercarse para jugar.

Muy al contrario, el dueño del bar de copas con nombre del satélite terrestre, era un tipo ceñudo y malcarado.
Por norma siempre se encontraba dentro del garito a esas horas, pero cuando lo veían afuera apoyado en la pared haciendo ostentación de músculos y tatuajes, se cruzaban de acera y lo evitaban.

Tenía fama de violento. El típico matón de barrio bajo, el mismo donde ellos nacieron y se hicieron amigos.
Un día vieron al animal abatido, atado con correa corta, herido en un costado y con el hocico sangrante. Fede juró más tarde que incluso le pareció verlo llorar.

El bruto los sorprendió hablándole con cariño mientras intentaban aflojar el collar que lo ahogaba.
A Ricardo lo tiro al suelo de un bofetón y a ambos los alejó con cajas destempladas y un lenguaje grosero lleno de exabruptos y amenazas.

Esa noche a ambos la cama se les hizo incómoda y acordaron, por medio de un mensaje corto, quedar en el portal con las mochilas repletas de artefactos y bien tapados con las capuchas de las sudaderas para salvaguardar su anonimato.
Iban a dejarle un regalo inolvidable a ese mastuerzo que era capaz de hacer daño a un ser noble e inocente.

Las primeras luces de la mañana mostraron a los transeúntes una esplendorosa obra de arte a todo color que ocupaba la fachada de un local nocturno.
Un graffiti que mostraba al dueño del bar, mientras apaleaba a un perro parecido a Bosco; y un cartel donde se podía leer: “Cuidado con el hombre, ¡este sí que es peligroso!”


Y naturalmente interpusieron una denuncia por maltrato animal





Derechos de autor: Francisco Moroz




Quiero agradecer a los compañeros de la comunidad de escritores compulsivos, las oportunas y desinteresadas correcciones que han hecho de este texto. Ha quedado un relato con mejor estilo.  

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