Cuando
despierto, él ya no está en su lado de la cama. ¡Lo odio! Seguro que lo ha
vuelto a hacer, siempre pasa lo mismo, se empeña en ser el primero y quedar
por encima de mi, no aprenderé nunca. Me confío y después pasan estas cosas.
El caso es,
que cuando llega el día en que todo ocurre, me da mucha rabia no haber estado
atenta a su estrategia ni su manera de mirarme el día anterior, como el que no
quiere la cosa; con esa falsa inocencia de niño que no ha roto un plato.
¡Estoy harta!
¡Nunca lo conseguiré! Al menos mientras lo tenga a él como pareja.
Salgo de la
cama a la carrera sin apenas detenerme para ponerme las zapatillas, me lavo la
cara de cualquier manera y mis pies me dirigen a la cocina, casi patinando por
el pasillo. Con un poco de suerte se habrá olvidado y seré yo entonces, la que
le devuelva la pelota a este espabilado.
Desde que nos conocimos empezó una lucha sutil, por demostrar quién amaba más a quién, y
no bastaba con manifestarlo a base de caricias y besos.
Ni miradas cómplices, ni carantoñas consentidas eran suficientes. También era cuestión de cuidar los detalles de la relación, velar por el otro, ayudar lo necesario, respetar los tiempos y los espacios de la pareja y sorprender… en resumen: intentar enamorar cada día al otro.
Ni miradas cómplices, ni carantoñas consentidas eran suficientes. También era cuestión de cuidar los detalles de la relación, velar por el otro, ayudar lo necesario, respetar los tiempos y los espacios de la pareja y sorprender… en resumen: intentar enamorar cada día al otro.
¿¡Qué
idílico, a que sí!?
¡¡Pues no!!
La pasión se
acaba, la rutina te embarga, se encarga de llevarse todas esas cosas; a veces te aburres y te cansas. El amor se
erosiona de tanto usarlo queramos o no.
Por eso mismo me olvido tantas veces, y me relajo cuando llega el momento.
¡Pero “Don perfecto” no!
¡Pero “Don perfecto” no!
Y eso me exaspera, y me da rabia reconocerlo, porque me supera mil veces con su cerebro metódico y ordenado.
Enciendo la luz y me asomo por la puerta. Él se ha ido a trabajar y no dejó señales aparentes de su paso. Todo
limpio y recogido; no veo nada extraño ni por la encimera ni en los fogones, ni
por las paredes.
Reviso los armarios y hasta el escobero, el calendario, las paredes y hasta con meticulosidad enfermiza miro dentro del horno y el cubo de la basura.
¡Bieeeen! parece que esta vez seré la que me salga con la mía consiguiendo el prevalecer después de tantos años de convivencia con este “listillo”.
Pero es
entonces, en el momento que estoy disfrutando por anticipado de mi ansiada victoria, y al darme
la vuelta para abrir la nevera, cuando me percato de mis infundadas esperanzas en el triunfo de mi causa. Toda la precipitación en mi alegría ha sido en vano.
¡“El bobo” lo
ha conseguido de nuevo!
Allí, sujeto
con uno de los imanes en el que pone: “Recuerda”, una nota con su letra que reza:
“Otra vez
fui más rápido que tú. Es la ventaja que tiene el estar tan enamorado de tu persona, que me desvelo por la noche para poder mirarte mientras duermes.”
Y más abajo,
pintado con rotulador indeleble un corazón en rojo, y puesto en letras grandes una frase: ¡Feliz aniversario preciosa!
El muy sinvergüenza siempre me gana por la mano cuando llega este día. No puedo evitar decir a viva voz un: ¡¡Te quiero!!
Derechos de autor: Francisco Moroz
Bonito relato aunque con un final muy amable para lo que nos tienes acostumbrados, aun así, con sorpresa.
ResponderEliminarUn beso.
¡Hey! no todos los finales han de ser horribles, violentos y desazonadores. de vez en cuando una pausa para el amor romántico viene la mar de bien.
EliminarBesos Rosa
Es un muy buen y bonito relato, la verdad, cuando se ama de verdad pasan estas cosas. Me ha gustado mucho y hasta la sorpresa final.Un abrazo. TERE
ResponderEliminarEs lo que tiene el amor de verdad, que cuando se vive de esta manera da lugar a sorpresivos finales de cuento.
EliminarOtro abrazo para ti Teresa.
Eso es amor y lo demás son tonterías, se ve que su enamorado piensa hasta el último detalle para ser el primero y que nada se note. A mi me pasa muchas veces esto jajaja. Un abrazo
ResponderEliminarSi tienes un compañero así eres la mar de afortunada. Cuídalo y que te dure: El amor y el compañero.
EliminarGracias por tu asertividad Mamen.
Besos
¡Qué romántico! e ha encantado. Eso si que es una buena competición, jejejeje.
ResponderEliminarUn besillo.
Me encanta que te encante. La mejor competición es la de haber quien ama más , pero sin aspavientos ni zarandajas.
EliminarBesos María.
Qué bonita competición la que se trae tu protagonista y qué poco importa "perder" en ese tipo de lides.
ResponderEliminarUn beso.
Aquí hasta el que pierde gana, es lo bonito de ser amado de forma continua.
EliminarBesos
En esta carrera ganan los dos! Yo pensaba que al final aparecería una mascota en la cocina, pero tú versión es la mejor ;)!
ResponderEliminarUn beso grande!
Fer
Ja,Ja,Ja. Estáis mal acostumbradas, ya buscáis los finales inéditos y os inventáis mascotas y todo. Me alegro que mi versión te haya convencido. Cada vez es más difícil mantener las expectativas.
EliminarBesos mi amiga.
Hoy tu relato deja con una sonrisa por ese querer ganar de ambos, donde lo que importa es que el otro se sienta aún más querido, que sonría y se sienta bien. Dan gusto estas competiciones.
ResponderEliminarBesos
Yo desde luego me apunto a este tipo de competiciones; de hecho tengo un bono que me cubre todo el año.
EliminarEs gratificante sentirse querido e ir encontrando pequeñas muestras cada día. eso hace que las rutinas aún siéndolo, lo sean con más levedad.
Besos Conxita
Ains, qué cosa más tierna. Ojalá todas las relaciones estuviesen basadas en una competición de este tipo. ;)
ResponderEliminarUn fuerte abrazo. =)
Es que, y aunque parezca mentira, hay hombres con una ternura que no aparentan.
EliminarEstamos muy sujetos ca los tópicos típicos.
Otro abrazo fuerte para ti Soledad.
Todo todo se acaba nada hay eterno.
ResponderEliminarUn beso.
Se acaba la juventud y la pasión, la belleza o la fuerza... Pero hay emociones y sentimientos que el tiempo no tiene la capacidad para erosionar.
EliminarBesos querida María.
Siempre hay un modo de recuperar la oportunidad perdida para tomar la iniciativa.
ResponderEliminarUna noche de intensa pasión puede ser una solución perfecta.
saludos
Hermoso, romántico, idílico..., me faltan palabras y me sobran sentimientos para comentar esta entrada. Me recuerda mucho a una pareja que les pasaba algo parecido. El amor no se gasta de usarlo, se reinventa si realmente es autentico.
ResponderEliminarPrecioso relato.
Mil besos.
¡Guauuuu! Gracias y gracias por todos esos adjetivos calificativos.
EliminarDa gusto con seguidoras como tú.
Me quedo con tus palabras: El amor no se gasta mientras se reinvente y siempre que sea auténtico en su raíz.
Beeeesos
Qué bonito Francisco! :)
ResponderEliminarAsí si que merece la pena competir.
Besos y feliz tarde!
Es para apuntarse ¿Verdad?
EliminarMuchas gracias Irene.
Besos también para ti.