martes, 13 de abril de 2021

La memoria del niño

 

 



Con seis años eran muchas las mañanas en que amanecía mojado.

Mis padres me lo recriminaban, mis hermanos se reían de mí. Yo me sentía avergonzado, pero eran mis miedos superiores a mi bochorno. Y es que la casa donde pasábamos los veranos era tenebrosa. De esas de pueblo. Vieja, con vigas de madera; del mismo material que la escalera con la que me encontraba nada más abrir la puerta de la calle y que daba acceso a las habitaciones, y a un balcón acristalado desde el que se veía un huerto en pendiente, la hendidura de un viejo río más abajo y mucho más lejos unos montes con pinos carrascos.

De día todo eran juegos pero llegando la noche, me iba encogiendo sobre mi mismo viendo la hora en la que me tendría que retirar para acostarme.

Uno de los problemas radicaba cuando la vejiga reventaba de puro llena y necesitaba aliviar tanta tensión. Otro, cuando tenía que levantarme para ir al servicio ubicado bajo las escaleras.

Hacía verdaderos esfuerzos por aguantarme las ganas pero…

Al principio me levantaba de la cama que con un chirriar de muelles anunciaba mi presencia a un posible acechador. Andaba descalzo y a oscuras; un niño no tenía por entonces acceso a cerillas, velas ni linternas. En completa oscuridad y temiendo que algún ser indescriptible me estuviera observando, salía del cuarto hacía las escaleras cuyos crujidos me producían un tembleque nervioso que recorría todo mi cuerpo. Pasaba por delante de un espejo, y el vago reflejo me hacía dar un respingo.

El cuarto de baño, menos mal, disponía de una bombilla que emitía una mortecina luz amarilla  que iluminaba lo justo como para no orinarse fuera de la taza. Pero ¡Ay Dios! Justo en la parte de al lado del inodoro había un ventanuco que daba al campo, con una contraventana siempre abierta que dejaba pasar unos sonidos que me aterrorizaban. Ruidos y chirridos inidentificables de engendros desconocidos; incluso de vez en cuando oía voces y gritos humanos. Muchas fueron las veces que antes de terminar, salía corriendo sin apartar la  mirada de la ventana con fondo negro, sin apagar la luz, dejando un rastro húmedo de meado en lo precipitado de mi huida, para refugiarme cuanto antes bajo las sábanas. 

Los peldaños los subía de dos en dos, con los dientes apretados y el corazón a cien por hora. Mirando adelante, no fuera a encontrarme con algún monstruo deforme que me cerrara el paso, sintiendo esos escalofríos en la nuca que me indicaban que los espíritus de los muertos no andaban lejos.

Siempre esperaba esa mano huesuda posada en mi hombro que me hiciera volverme para contemplar un rostro cadavérico, enfrentándome a un difunto escapado del cementerio. El ulular del viento conformaba sus voces.

Por eso mismo la más de las veces me meaba encima, a pesar de la reprimenda, el castigo, y las burlas que me esperaban al día siguiente.

Terminado el verano regresábamos a la capital y aunque el piso de mi familia me infundía seguridad por lo reducido, conocido y habitual. Seguía temblando de miedo por las noches; pues los sueños recurrentes no me abandonaban. En ellos, me levantaba de la cama, bajaba las escaleras quedito, pasaba por delante del espejo, entraba en el baño y miraba con aprehensión, la ventana por la que de pronto aparecía un personaje horrible que se abalanzaba sobre mí. Yo corría y corría, pero mis pies parecían lastrados de plomo. Todo acababa cuando una mano descarnada se posaba en mi hombro y entonces... mojaba el pijama.

No tengo memoria del porqué  terminé  habitando este caserón rancio si nunca me gustó. A mis padres y a mis hermanos les perdí la pista; al igual que yo fui perdiendo la memoria de todos ellos; sus rostros y actitudes se difuminaron.

He madurado, de eso estoy seguro, pues ya no tiemblo ni temo a lo desconocido mientras recorro la casa; que la verdad está un poco desastrosa. Se nota el paso del tiempo. Las escaleras crujen un poco más y las ventanas están desvencijadas. Aunque dispongo de tiempo no así de los medios para arreglar tanto desbarajuste y desorden. Ya me acostumbré al roce de las telas de araña que son como caricias, de igual manera al tenue silbido del aire que me arrulla por las noches.

Hace muchos años que dejé de encender la bombilla del baño, pero es curioso cómo me he ido acostumbrando a la soledad y la sombra.

Cuando me asomo al balcón sigo viendo el huerto abandonado, los árboles a lo lejos, presiento el río murmurando a su paso y escucho a la lechuza y a los grillos en sus monótonos y repetitivos cánones. También de vez en vez, oigo las voces de los arrieros que entran al pueblo arreando a sus mulas. Los pastores que retornan a sus casas cuando oscurece, después de apriscar al ganado.

Y entonces me viene a la memoria un verano, la ventana abierta a la noche  y un niño que quiso enfrentarse a sus demonios asomándose por ella para quitarse el miedo cerval que le atenazaba. Para él, era insoportable la humillación a la que era sometido cada vez que se orinaba encima. Ese chaval se precipitó al vacío. No recuerdo más.

Lo que no acabo de comprender, es por qué ya no veo mi reflejo cuando paso delante del espejo roto del descansillo.


Derechos de autor: Francisco Moroz










miércoles, 31 de marzo de 2021

No hay necesidad



No paran de preguntar por mí cada vez que atiendo al teléfono.
Están empeñados en que contrate un seguro de decesos con su compañía; para que cuando me toque abandonar este valle de lágrimas lo haga con todos los gastos cubiertos, y los deudos, no tengan que realizar desembolsos indeseados en esas tristes circunstancias.

Dada su insistente machaconería con el asunto, me da la sensación de que no se acaban de creer que me es del todo innecesario su producto; pues pronto se cumplirán dos años desde que abandoné este mundo de vivos. Les pido por favor, que me dejen descansar en paz, que ni muerto me haría un seguro que realmente no te asegura nada a la hora de la verdad.


Derechos de autor: Francisco Moroz



domingo, 7 de marzo de 2021

Solicitud aceptada

 



Soltó la pluma con desesperación;  ya que por enésima vez tenía que rascar el costoso pergamino para volver a escribir en él.

No encontraba las palabras exactas para dar comienzo al texto que tenía en mente y eso le contrariaba sobremanera. No era hombre que abandonara fácilmente sus empresas y se conformara con menudencias. Era pertinaz en sus objetivos y terco por añadidura. Por ello se levantó de la silla y deambuló por la estancia; impenitente y dispuesto a pasar en vela la noche aquella, con tal de hallar la fórmula exacta.

En esas, llamaron con insistencia a la puerta, el ama abrió presurosa. Regresó para anunciar a su señor que un mensajero traía recado de palacio.

–El rey le requiere con urgencia; le dijo sudorosa, nerviosa y balbuceante.

Allá vemos correr a nuestro personaje por las calles de Madrid. Deslavazado y subiéndose las raídas calzas. Ajustándose el jubón deslucido y recolocando la gorguera desfruncida y mal plegada.

Ya en presencia del monarca de las Españas, se le anuncia que sus desvelos serán recompensados. Que el servicio a su majestad no caerá en olvido. Ni serán baladís las heridas conseguidas en la gloriosa jornada guerrera a las órdenes de Don Juan de Austria.

Ya en las Indias, y en la seguridad de las prebendas que le otorga su cargo de funcionario;  reflexiona Miguel, durante una de esas tardes tediosas frente a la escribanía. Que no hubiera sido mal comienzo un enunciado que dijese: “En un lugar de la Mancha...”



El punto Jonbar

“En mayo de 1590, Cervantes solicitó al rey Felipe II, de España, la adjudicación de alguno de los puestos de funcionario de la administración en las Indias.

Su petición fechada el 21 de mayo de 1590 se encuentra registrada en el Archivo de Indias, en Sevilla, España

La primera parte de "El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha", fue publicada en 1605; la segunda en 1615.

 La primera parte se imprimió en Madrid, en casa de Juan de la Cuesta, a finales de 1604.


Derechos de autor: Francisco Moroz



jueves, 4 de marzo de 2021

El regreso

 


–“Ya estoy en casa”  –avisé dando un grito para que me oyeran claramente.

Después de atravesar páramos desolados y tierra devastada, con peligro de mi vida. Por fin me sentía a salvo, había llegado a mi destino para anunciar que la guerra había terminado.

– ¡"Ya estoy en casa"!  –volví a repetir.

De nada me sirvió tanto dolor y esfuerzo, alguien desde dentro disparó unos tiros que me alcanzaron en el pecho.

Rebozado en sangre y tierra mientras agonizaba,  pensé que no había acertado con el santo y seña que correspondía para aquél infausto día.


derechos de autor: Francisco Moroz



lunes, 8 de febrero de 2021

Un buen marido hace una buena esposa

  



–Bien, empecemos, suéltate y libera toda la tensión, sin cortapisas, no te reprimas. ¿Tienes ganas de hablar? Pues hazlo que te escucho.

– ¿Pero tú eres tonta o qué? ¿Crees que me chupo el dedo y no sé lo que pretendes con esa actitud tuya de mosquita muerta complaciente y conciliadora?

Que mucha culpa de que nuestro matrimonio haga aguas es de tu madre, que desde que nos casamos no para de meterse donde no la llaman; esa mujer que cuando se asoma a la ventana piensa el vecindario que la casa está embrujada. La misma que te dice que si lo que deseabas era a alguien a tu lado que te fuese siempre fiel, tendrías que haberte emparejado con un perro. ¡No la soporto! Qué culpa tengo yo que se casara con un marido, tan obsesionado con el futbol que no la toca desde hace años con la excusa de no cometer falta y que le expulse de casa con tarjeta roja.

Yo por lo menos te intento complacer querida. Si no, acuérdate cuando me dijiste que necesitabas más espacio y te regalé un disco duro de dos terabyte y te amplié la cocina. Tú a cambio me ignoras, como en este instante en que pareces no escuchar todo lo que te estoy diciendo; como si contigo no fuera la cosa, igual que si estuvieras ausente.

Y mira que es difícil contentarte. Todo te molesta, lo que me pides y lo contrario. Hago memoria de aquella ocasión en que te quejaste de que no era tan cariñoso como lo era el vecino del quinto con su esposa a la que besaba todos los días ¡Ya podrías hacer lo mismo que él! Me recriminaste. Y después de subir tres pisos y besar a la mujer del vecino y comunicártelo cumplidamente me sacudiste un collejazo que casi me desnucas.

O cuando me preguntaste como te veía y te dije que muy bien, y me contestaste que como era eso, que estabas muy gorda. Solo por decirte: “eso ya lo sé mujer por eso te digo que te veo muy bien” me propinaste otro mamporro. Que parezco el Vaticano con tanto cardenal junto sobre mi cuerpo.

Comprendo que tengo mis fallos, que no soy perfecto y meto la pata más por ignorancia que por malicia. Prueba de ello es que durante una agriada discusión entre nosotros me preguntaste que significaba nuestro matrimonio; que qué éramos tú y yo. Te repliqué de la siguiente manera: “Cariño el matrimonio, según la RAE es la unión de dos personas mediante determinados ritos y formalidades legales y tú y yo son dos pronombres. La contestación fue espontanea sin significaciones aviesas ni dobles sentidos, pero me cascaste otra bofetada con la mano abierta, que me tumbaste en el sillón. Después te estás quejando que estoy todo el día tumbado, que cualquiera te replica. Creo que solo el eco tendría suficientes redaños como para contestarte.

Muy al contrario yo me tengo que callar y resignarme cuando me sueltas alguna de las tuyas. ¡Claro que te explico! A ver, justifica aquella vez que declaraste querer volver a ser feliz como antes ¿Cómo cuando éramos novios? Te interpelé, y me soltaste: “no, como antes de conocernos” eso duele querida, de tal manera, que me tengo que ir al bar para beber y ahogar penas. Que después me llamas borrachuzo, pero es por causa justificada por la que bebo, que más tarde me entra la llorera. Que no comprendes que un hombre también sufre y tiene su corazoncillo; que si te murieras, también lloraría por ti, que sabes que lloro por cualquier tontería mujer.

– ¿Ya has terminado de desfogar, de soltar toda la mierda acumulada contra tu esposa? ¿Te encuentras más tranquilo y relajado? ¿Dispuesto a afrontar los nuevos retos que se te plantearán más adelante en tu relación?

–Creo que sí doctora, que esta terapia de choque que hacemos cada semana me ayudará a largo plazo a mantener relaciones más cordiales con mi esposa; de momento hasta San Valentín creo que podré sobrevivir.


Derechos de autor: Francisco Moroz








miércoles, 3 de febrero de 2021

Cuento para niños

 


Cojo tu mano y salimos corriendo de la casa; no aguantamos más las vejaciones y los abusos de nuestro padre. Tampoco la indiferencia de nuestra madre, que permanece muda ante tanta violencia gratuita.

Hemos sufrido hambre y frío a partes iguales y es hora de huir lejos para encontrar un destino mejor, a alguien que nos proteja en nuestra indefensión.

Llamamos a una puerta en la que pone: Hogar de acogida.

Nos recibe una amable y anciana mujer que pregunta nuestro nombre.

–Hansel y Gretel, –respondemos.


Derechos de autor: Francisco Moroz


lunes, 18 de enero de 2021

Te doy mi palabra 7

 



Mohíno:

-Persona que está triste, abatido o disgustado.

-Que denota abatimiento, tristeza o disgusto.

-Se da la denominación de mohíno al caballo o mulo que tiene el pelo muy oscuro y que presenta negra la cara y el bozo u hocico; en los mulos se conserva la denominación aunque sean castaños, siempre que dichas partes sean negras.


Morigerar:


Templar o moderar los excesos de los afectos y acciones. 

Moderar o contener la intensidad de un sentimiento, de una pasión o de una actitud demasiado vehemente

 

Ataraxia:


Estado de ánimo que se caracteriza por la tranquilidad y la total ausencia de deseos o temores. Imperturbable.

Se denomina ataraxia (del griego ἀταραξία, «ausencia de turbación»   a la disposición del ánimo propuesta por los epicúreos, estoicos y escépticos gracias a la cual una persona, mediante la disminución de la intensidad de pasiones y deseos que puedan alterar el equilibrio mental y corporal, y la fortaleza frente a la adversidad, alcanza dicho equilibrio y finalmente la felicidad, que es el fin de estas tres corrientes filosóficas. La ataraxia es, por tanto, tranquilidad, serenidad e imperturbabilidad en relación con el alma, la razón y los sentimientos.

 

Plúmbeo:


-Que es de de plomo o parecido al plomo en alguna de sus cualidades

-Metafóricamente hablando, muy aburrido o pesado

 

Hético:


-Tísico (Que padece tisis)

-Perteneciente a la tisis o a los tísicos

-Muy flaco, casi en los huesos.

-Fiebre hética.


Texto


Mi mujer andaba mohína desde que empezó a notar que un servidor era morigerado con ella. Que las muestras de afecto y cariño se remitían al mínimo exigido.

Le comuniqué,  que para evitar altercados y discusiones innecesarias entre nosotros, había decidido estar permanentemente en disposición ataráxica y con ello, la convivencia entre ambos sería mucho más llevadera y agradable.

En tres semanas desistí de mi actitud pues comprobé que en vez de mejorar las cosas, muy por el contrario empeoraban. Las horas se me hacían largas y plúmbeas; pues mi señora no se dignaba ni tan siquiera a dirigirme la palabra.

Pero lo que realmente me hizo deponer al parecer, mi desacertado proceder, fue el sentirme muy desmejorado físicamente. Entré en estado hético por no comer como Dios manda; pues mi pareja se negaba rotundamente a cocinar; según me explicó escuetamente, para un estoico, epicúreo, escéptico y subnormal de pacotilla.

Muy filosófica y culta ella, sin perder la compostura.


Derechos de autor: Francisco Moroz





viernes, 8 de enero de 2021

Cita a ciegas

 



Mucho tiempo sin estar tan nervioso. Hace solo unas horas que me citaron mediante un escueto mensaje de voz; proporcionándome la dirección a la que he llegado. Atravesé ruidosas calles y un parque donde los niños corrían en sus alocados juegos. Pasé junto a un banco donde presentí a un anciano echando de comer a las palomas. Todavía me parece oír el zurear de las aves y el agitar precipitado de sus alas, mientras las suelas de mis zapatos hacían crujir las migas de pan duro. Os juro que sentí a mi espalda una mirada de censura por haber espantado a sus comensales.

Llamo y nadie contesta, empiezo a preocuparme pensando en una posible equivocación, cuando un sonido electrónico y un chasquido metálico interrumpen mis pensamientos negativos. Empujo una puerta maciza que da paso a un soportal silencioso; tengo la sensación de haber penetrado en una especie de templo sagrado. Intuyo la claridad de una luz fluorescente que pretende iluminar la oscuridad que siempre me acompaña. Tanteo las paredes con mi bastón, para ubicar las escaleras y cuando lo consigo las subo con prudencia. Desconfío de los ascensores claustrofóbicos. 

Quiero convencerme de que esta vez será la definitiva tras repetidos intentos infructuosos. O puede, que a pesar de todo, mi deseo sea inalcanzable.

Antes de llegar al descansillo reconozco el perfume de la persona que me agarra suavemente del antebrazo y me introduce en la estancia. Barrunto su sonrisa cuando dice: ¡Por fin Ramón! te han adjudicado un perro lazarillo.





Derechos de autor: Francisco Moroz

domingo, 3 de enero de 2021

Mucho amor

 


Sonrío agradecido a pesar de que se trata de otra mentira piadosa. Pues responde invariablemente: “cualquier día de estos.” A mi pregunta: “¿Cuándo podríamos quedar para conocernos en persona?”

Con “Cortana” y “Siri” fracasé estrepitosamente.

Presiento que “Alexa” tampoco tiene corazón como para enamorarse.

&

Le aseguré a mi novia que estaría dispuesto a realizar los doce trabajos de Hércules si ella así lo requiriese; solo con tal de demostrarle mi amor.

Le juré por lo más sagrado que atravesaría tierra, mar y aire con tal de estar a su lado permanentemente.

Ella, mirándome con incredulidad me preguntó: ¿Vendrás al final a buscarme para presentarte a mis padres?

Y yo con entereza viril le respondí: Dalo por hecho, siempre que no llueva.

&

Estaba súper enamorado de esa muchacha híper, mega guay con la que coincidía en el gym. Siempre soñé poder ligarme a una como ella. Su impresionante body de modelo me volvía literalmente loco, lo juro por Snoopy  por Oliver y Benji y las bragas de Mafalda juntos. En definitiva era lo más de lo más.

Y digo era, pues se me pasó el enamoramiento ipsofacto, desde el momento en que la oí hablar con otro compi, en términos como: “Joder tío, vaya mierda pillé este finde con los colegas. Me puse hasta las trancas de priva. Tanta que flipé yo sola.”

¡Jolines!  Vaya decepción. Y es que no podría llegar a entenderme con alguien que se expresa con palabras tan simples. O sea.

&

–Querido. Hoy soñé contigo ¿No te parece romántico? Mi único deseo es amanecer a tu lado cada mañana y que el primer beso de tus labios sea para mí.

Te llevo siempre conmigo, muy dentro, aunque no estemos cerca.

Eres el hombre al que adorar de por vida, con el que marcharse muy lejos, perderse para siempre, y crear un paraíso en el que estar solo los dos.

– ¡Pepe! ¿Se puede saber porqué estás hablando tú solo en el salón?

–Sí "cari" estoy reafirmando mi autoestima, que tú ayudas más bien poco.

&

Tanta es mi necesidad de estar con él, que va conmigo a donde quiera que vaya. 

No soy capaz de tomar una decisión sin consultarle, me orienta, me trasmite seguridad, me guía y estimula. Ilumina mi oscuridad.

Tanta mi pasión que cada noche duermo a su lado.

Pero empiezo a sospechar que me domina, me absorbe y no me deja ser yo misma. Me ha vuelto dependiente y no tengo voluntad para alejarle.

Me pregunto cómo nuestros padres podían vivir sin estar tan pendientes del móvil.

&


Derechos de autor: Francisco Moroz

miércoles, 30 de diciembre de 2020

¡Feliz año nuevo!





Queridos amigos y compañeros de letras. Se nos va un año poco favorable en cuestiones de salud e incluso de trabajo. Un periodo temporal con mucha amargura y frustración a nuestras espaldas; pero para ser justos y pensando en positivo, también esta pandemia, nos está haciendo cambiar nuestro concepto de ocio como aprovechamiento del tiempo libre extra disponible por obligación. Incluso me atrevería a decir que algunos nos hemos reencontrado con aficiones abandonadas y espacios personales, donde plantearse horizontes con preferencias diferentes a las que ya teníamos preestablecidas de antemano al comenzar el 2020.

Queda poco para que se efectúe el cambio de dígito que nos traerá otros trescientos sesenta y cinco días; que suponen unas ocho mil setecientas sesenta horas ¿En qué las invertiremos? allá cada cuál. Yo sigo apostando por la cultura con sus variadas facetas y la lectura y la escritura como reinas absolutas. Aunque espero que no falte el cine, el teatro, las series y las visitas a museos; todo ello aderezado a ser posible con buena compañía. Y en este blog, por supuesto, me gustaría contar de nuevo con la vuestra.

De momento me despido hasta el año que viene, con mis mejores deseos de salida y de entrada aunque sea por puerta de servicio o de emergencia, incluso por butrón de última hora.

Que sepáis que en esta casa se os aprecia y valora como cada uno merecéis aunque no siempre os lo pueda demostrar.

Mi abrazo, como siempre, para todos y cada uno.

Y como digo a mis amigos: ¡Nos vemos por los blogs!





 



jueves, 24 de diciembre de 2020

Felices fiestas





 Me gustaría aprovechar este espacio para desear a todos los que os pasáis por aquí, todo aquello que necesitéis en estos momentos: Descanso, compañía, salud, una interesante conversación o un buen libro. Ánimo o cariño. Una cálida sonrisa desenmascarada y un abrazo virtual o no, según el riesgo que queráis asumir. 

Una pequeña reunión con lo más selecto de la familia, una vídeo conferencia que signifique encuentro, con ese ser que añoráis tanto a causa de la distancia física.

¡En fin! que todo en estos días brille a pesar de las dificultades.

Que todo se abra paso con generosidad a pesar de las restricciones.

Que el amor sea el que dirija vuestros deseos de felicidad.

Desde este espacio vaya mi abrazo para todos.






miércoles, 16 de diciembre de 2020

Te doy mi palabra 6




Coturno:

En la antigua Grecia y Roma, calzado de suela de madera o corcho que llegaba hasta la pantorrilla y podía llevarse indistintamente en uno u otro pie; fue un calzado usado principalmente por actores de teatro trágico, en neta oposición al socco (o soccus), reservado para la representación de la comedia. Con la suela más o menos gruesa según la categoría y el papel del actor.

También utilizado por las princesas de la Edad Media al salir a la calle, ya que antiguamente no existía sistema de alcantarillado ni de recogida de desechos en las vías públicas y, de este modo, no se ensuciaban los pies.

Los coturnos tenían la función de proporcionar altura al actor que representaba personajes nobles elevándolo por encima del coro y equiparándolo a las grandes dimensiones de la máscara, convirtiéndolo así en un personaje enorme. De este modo, se acrecentaba también la impresión sobre el público.

Se representaba calzada con coturnos a Melpómene, una de las dos musas del teatro.


Bruno:


Del lat. prunum 'ciruela' o prunus 'ciruelo'.

1. m. Ciruela negra que se coge en el norte de España.

2. m. Árbol que da el bruno.

Del fr. brun 'moreno', y este del franco *brûn; cf. ingl. brown y al. braun.

3. adj. cult. De color negro o muy oscuro.

El significado del nombre Bruno es "el protector" o bien "el que lleva una coraza". Sin embargo, este nombre es uno de los más interesantes que existen, pues en él coinciden varias etimologías.

Técnicamente, Bruno se considera un nombre de origen germánico y su significado más directo proviene de dicha lengua ("el de piel oscura, rojiza o quemada.

 

Noctívagos:


1adj. Poet: que anda vagando.

   Palabras similares: Nocharniego, noctámbulo. Ave nocturna.

[persona] Que tiene tendencia a realizar actividades durante la noche, en especial si son diversiones o si son actividades que normalmente se realizan durante el día.


Moloso:


1. adj. HISTORIA De Molosia, antigua región del reino de Epiro.

2. s. HISTORIA Personas natural de esta antigua región.

3. adj./ s. ZOOLOGÍA Se aplica a una raza canina de gran tamaño y pelo corto, que procede de Molosia. dogo

4. s. m. POESÍA Pie de la poesía clásica compuesto de tres sílabas largas.

Los molosos son un grupo de perros caracterizados por tener una constitución musculosa, fuertes mandíbulas, gran cabeza y hocico corto, lo que les hace ser excelentes guardianes y defensores. ... Es frecuente el uso de los términos mastín y dogo como sinónimos de moloso porque son las dos subdivisiones de esta categoría.


Perendengues:

1. s. m. Adorno que se ponen las mujeres en las orejas llevaba unos perendengues de esmeraldas. pendiente

2. Adorno femenino de poco valor suele ir llena de perendengues y quincallas. baratija

3. s. m. pl. Cosa usada para adornar o ataviar tiene la casa llena de cuadros, jarrones y otros perendengues.

4. Trabas o dificultades que se ponen para la ejecución de una cosa a pesar de los perendengues conseguimos salir

Similar: Sin tonterías.



 Texto


Eran como el Yin y el Jang, de lo más antagónico en el aspecto, pero terminaron juntos. Componían la pareja perfecta.

Ella de piel blanca. Rubia, con ojos verdes malaquita. De altura destacable, y más con esos zapatos de plataforma, que como los antiguos coturnos griegos, la elevaba por encima de la mayoría de féminas que pululaban por la ciudad. Sus curvas bien proporcionadas eran de las que hacían derrapar las miradas de ambos sexos sobre su cuerpo.

Él, con un cuerpo bien trabajado en el gimnasio, era la envidia de unos y el objeto de deseo de otras.

Compacto y musculoso, de ojos y piel brunos. No muy alto pero de aspecto recio. Era conocido en el ámbito de los noctívagos como “el moloso aunque a ella le gustaba llamarle “mi negro."

Su historia de amor fue de lo más convencional: Se vieron, se gustaron, se enamoraron y se fueron a vivir juntos. Sin perendengues ni prejuicios. Inseparables y fieles. Por encima de los tópicos que los hubieran podido clasificar tan solo por la superflua apariencia.

Y es que a pesar de su aspecto físico impecable también ejercitaban el cerebro. Ponían en práctica lo de “Mens sana in corpore sano que proclamó Décimo Junio Juvenal. Uno de los autores favoritos para ambos. No fue casualidad que se conocieran en la biblioteca de la universidad, mientras estudiaban filología clásica en horario nocturno. Pues ambos trabajaban por las mañanas. Ella de cuidadora de ancianos y él, de jardinero.

Lo que ya os dije: la pareja perfecta.










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