martes, 22 de octubre de 2019

Tiempos modernos (Que no hay quién los entienda)







 –¿Te has enterado de lo de Bea? ¡Qué fuerte! ¡Alucino tía!


–Ya te digo tronca, es demasió lo de esta menda. Hace falta estar muy flipada para intentar ligarse al Toño por medio de mensajes de Whasap.

–¡Claro! ya lo digo yo, que donde haya un tú a tú, una mirada directa, o una conversación interesante con el pibe, que se quite la mierda esa de los mensajitos tecleados, que son más fríos que la profe de mates explicando los logaritmos neperianos de marras.

–Qué razón tienes Vane, es más “living” ir de cara y no pasarte todo el santo día “stalkeando” en las redes sociales buscando información que obtendrías fácilmente preguntando al “crush” en cuestión. Eso suele degenerar en “salseo” y en un montón de “hater” comiéndote la moral.

–¡Ya! Azucena, bonita, pero es muy “cool” eso de coger el iphone hasta para ir a mear. Mantener contacto directo con las personas parece que nos cuesta mogollón y no nos produce tanta “hype”

–Yo creo que por eso hay tanto “troll” suelto por las redes; porque no son para nada seres sociables, no interactúan físicamente, solo virtualmente. Para ellos sería todo un “goal”, mirar a la cara de un interlocutor mientras le hablan.

–Pero es que Bea se siente “blessed” cuando chatea con Toño; que por otro lado no entiende esos mensajes tan crípticos que le escribe, y eso que es de letras.

–Azucena, Vanesa ¿Qué hacéis enganchadas al móvil?

–¡Pues hablando joder!

Derechos de autor: Francisco Moroz







Diccionario de términos raros ( para algunos) usados en el dialogo.

Alucinar: Asombrar.
Flipar: Impresionar.
Living: Emocionarse por cosas simples.
Stalkear: Cotillear por redes sociales.
Crush: Alguien que te atrae (Flechazo).
Salseo: Polémica o discusión en redes sociales.
Hater: Persona que odia algo o todo.
Cool: Fantástico, atrayente, más de moda.
Hype: Sensación eufórica y descontrolada por poner muchas expectativas en algo.
Troll: Un gruñón, protestón y disconforme con todo.
Goal: Un logro meritorio.
Blessed: Sentirse bendecido.






jueves, 10 de octubre de 2019

Volver a perder el paraíso






Por un breve instante pude ver minúsculas estrellas rutilantes dentro de mis ojos, a causa de tenerlos fuertemente apretados por la desesperación.
Mientras, escuchaba a mi alrededor, el batir incesante de las alas de los ángeles guerreros que laceraban con sus espadas flamígeras mi espíritu, que se rebelaba a la tiranía de la oscuridad. Solo resistíamos con la intención de no ser expulsados de la bóveda celestial que compartía junto a mis hermanos.

La batalla resultó cruenta, feroz la determinación con la que las fuerzas de ambos bandos luchamos. Pero presentí en un breve instante de lucidez, que el enfrentamiento estaba llegando a su final y la victoria se decantaría del lado de ese líder al que conocíamos como el “innombrable”. El final era inminente.

Nos desterramos a un mundo caótico e inhabitable, donde la supervivencia era imposible para seres inferiores. Pero nosotros, a pesar de las pérdidas sufridas, fuimos capaces de sobreponernos a la desesperación, la soledad y la falta de recursos.

Resurgíamos continuamente de las cenizas de los volcanes, nos hacíamos fuertes bajo la lluvia ácida y soportamos las altas temperaturas infernales a las que éramos sometidos durante el día. Nos reinventábamos constantemente, nos fuimos adaptando y construimos un mundo a medida, amparados bajo La niebla que nos ocultó durante incontables eones de tiempo, de las miradas escrutadoras de nuestros enemigos.

Así, poco a poco, fuimos apagando el magma incandescente convirtiéndolo en tierra fértil. Las fétidas charcas pútridas y venenosas convertimos en lagos, ríos y mares; donde empezó a pulular la vida en forma de variadas criaturas.

Las temperaturas fueron estabilizadas, la atmósfera se hizo respirable y el medio que habitábamos se cubrió de verde y azul.
Nos felicitábamos por habernos armado de una paciencia infinita que nos había permitido transformar un erial contaminado en un vergel, donde el equilibrio y la armonía conformaban un hábitat maravilloso.

El astro que nos alumbraba era tan luminoso como mi nombre, y mis compañeros y yo, celebrábamos a cada ocasión, la liberación en aquel exilio inmerecido.

Volvíamos a tener motivos para ser felices de nuevo, trabajar para descubrir nuestras limitaciones, estudiar para hacernos mejores y superar nuestras debilidades; Todo ello para trasmitir nuestros conocimientos en un futuro que se prometía halagüeño.

Surgieron a nuestro alrededor criaturas que demostraron cierta inteligencia, les apadrinamos con un seguimiento gradual adaptado a las necesidades de cada individuo. Estábamos pletóricos de entusiasmo al tener la posibilidad de compartir nuestra ancestral sabiduría con una especie que destacaría y perduraría sobre otras, siempre bajo nuestra protección y amparo.

Pero el mal no da tregua, es como una enfermedad soterrada. Nuestros enemigos siempre vigilantes, no pudieron soportar el ver todo lo que habíamos sido capaces de crear a pesar de los inconvenientes impuestos por su intolerancia y mezquindad. Y que todo ello podría volverse en su contra.

Aprovecharon el conocimiento y el potencial de las criaturas adoptadas, para inocular la sospecha, la envidia, y un terrible concepto llamado pecado.
Empezaron a llamarnos seres infernales, haciendo hincapié en nuestra violencia. Resaltando la mentira y el engaño como nuestras principales armas.

Hicieron ver lo antagónico de lo que realmente éramos, buscadores de la verdad, estudiosos y rebeldes inconformistas que buscaban lo trascendente de cada criatura, lo de todo aquello que nos conforma como seres poderosos, y libres de toda dependencia.

Y eso, a los que ejercen la tiranía les asusta.
Por ello ahora, os pido que no perdáis el concepto de lo aprendido y lo utilicéis para salvar lo que sois. No permitáis que de nuevo os arrojen al abismo de la nonada, lejos de este mundo que os dejamos como legado.

Mi nombre es “Lucifer” el portador de la luz, y los demonios no son otros que aquellos que portáis dentro de vosotros mismos. No seáis tan ingenuos de convertiros en cómplices de aquellos que de nuevo pretenden expulsaros del paraíso.

Derechos de autor: Francisco Moroz



domingo, 6 de octubre de 2019

Hasta que la muerte nos separe





Sí, soy su esposa… Recuerdo que me casé muy enamorada.
Lo primero que me llamó la atención de mi marido fueron sus negros ojos, el mismo color que el de su pelo que tanto me gustaba alborotar.

También me atrajeron de él sus fuertes brazos y sus grandes manos. Me sentía segura y protegida a su lado.

Ya ve usted, ahora mismo quiero huir, alejarme de su persona. Me siento frágil cuando lo tengo cerca, su negra mirada me persigue, me interroga, desconfía. Ya no me atrevo a acariciar su pelo, evito sus abrazos al igual que esas manos que me golpean cada vez con mayor frecuencia. Me siento insegura junto a él.

Derechos de autor: Francisco Moroz



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