Mamá vigila mis juegos, siempre tan pendiente de mi seguridad.
Pero yo quiero volar y esta vez lo conseguiré.
¡Uno, dos!¡Uno, dos! me impulso hacia arriba después
para abajo ¡Uno, dos! Me elevo cada vez un poco más; con un mínimo de fuerza
seguro que mis pies tocarán las ramas del árbol que tengo en frente... ¡Uno,
dos!
-¡Nena ten cuidado! -dice mamá, pero ella no sabe lo que es volar ni ser libre como los pájaros que van donde quieren. Ella siempre está atada en casa con sus tareas, sin tiempo para ponerse guapa y salir a pasear, y todo desde que papá se fue y no volvió más. Ella me explicó que se había ido de viaje, pero yo la oía llorar por la noche cuando pensaba que dormía. Ya no sonríe como antes, y me protege de tal manera que me siento frágil y pequeña.
¡Uno, dos! sigo remontando el aire que silba alrededor como animándome a continuar ganando velocidad. Hoy voy a conseguirlo, seguro, con empeño y toda la fuerza de mis piernas.
-¡Aurora por Dios!¡Más despacio!¡Te vas a caer y te harás daño hija!
El columpio del parque es mi rampa de lanzamiento y yo un cohete que volará lejos de la tristeza que hay en casa, lejos de las caras de pena de mis vecinos y las muecas y cuchicheos de los compañeros del cole que me llaman rara porque leo en el recreo en vez de jugar a la pelota, por querer aprender y pretender realizar mis sueños... "Aurora la rara" me dicen.
¡Uno, dos! ¡Uno, dos! voy cogiendo cada vez más altura, me siento importante aquí arriba, controlo mis movimientos y soy ligera. Cuando sea el momento me suelto y salgo volando.
¡Hoy sí! No como otras veces que caigo en
el arenero por no decidir el momento justo.
¡Arriba!¡Abajo! ¡Uno, dos!
Lo que menos me gusta es que me empujen mientras me insultan:¡Aurora es tonta!¡Flaca!¡Gafotas! Creo que disfrutan y jalean para sentirse importantes, y cuando lloro porque me hacen daño se ríen y me llaman canija.
Cuando se enteren de que sé volar y me vean hacerlo por encima de ellos me dejarán en paz y me respetarán.
Y hoy es el día, porque ya no aguantaría ni uno más y me iría debilitando, y después ya no podría darle con fuerza a la silla del columpio y me tendría que quedar siempre así, conformándome con el suave balanceo y mi frustración.
¡Uno, dos!¡Uno, dos!¡Abajo, arriba! ¡Yaaaaa! y con un grito de triunfo Aurora se suelta de las cadenas que agarraban con fuerza sus manos.
Las cadenas que la atan a su linda y frágil vida, y sale disparada hacía lo alto y vuela.
-¡Vuelooo!¡Por fin! ¡Lo conseguí! Ahora veo todo desde arriba: los columpios del parque y los bancos. Estoy por encima de los árboles y las farolas. De la gente que corre allá abajo como animalillos asustados y veo a mi madre de rodillas en el suelo a la que escucho gritar: ¡Aurora mi niña! y junto a ella también alcanzo a ver mi cuerpo desmadejado con la cabeza en una posición imposible.
¡Vuelo! pero no me gusta lo que siento, no soy feliz y tengo ganas de llorar y no puedo, no comprendo el porqué de esta tristeza...
¡Y estoy tan lejos del suelo! ¡Sin poder abrazar a
mi Mamá! sin poder alcanzarla.
Derechos de autor: Francisco Moroz
Un relato con un final triste, pero acertado en el giro como tu sabeas hacerlo. Ella quería volar pero sintiendo estar viva. Un abrazo
ResponderEliminarSí cuando lo escribí la tristeza me invadía a causa de una noticia al respecto de lo narrado. El relatito inventado, las circunstancias de fondo tristemente no.
EliminarUn besos amiga.
El poder de la inocencia, tan libre y tan ingenua, tan intrépida. Por fin voló aunque no como esperaba. Siento el final de Aurora, y me gustó mucho leer la trama. Una estupenda consecución de los hechos, amenos y considero muy bien hilados.
ResponderEliminarMe hubiera sido imposible dejarlo a medias.
¡Un abrazo, Francisco!
Feliz verano.
La inocencia es el objetivo de los maltratadores, tan cercanos ellos a la familia, compañeros y amigos.Duro y significativo es, que los que más debieran proteger a los niños, son los que más les agreden psicológica y físicamente.
EliminarGracias por tu lectura Mila. Y se bienvenida de nuevo por aquí.
Besos
O desejo intenso de realizar ou de conseguir algo para a vida uma vez conseguido pode causar certa reação de tristeza... Um belo fim de semana
ResponderEliminarClaro, que a felicidade muitas vezes termina, quando o sono é alcançado. Obrigado pelas suas palavras.
EliminarMaravilloso, Francisco. Cada vez consigues estremecerme... y sorprenderme. Aurora no consiguió exactamente lo que buscaba, pero como dice el (o la) comentarista en portugués, cuántas veces, aun consiguiendo lo que pretendemos, nos queda la sensación de tristeza al ver que no nos proporciona la felicidad ansiada..
ResponderEliminarUn beso muy fuerte. Espero que tú consigas los que deseas y que te proporcione la felicidad que mereces.
Sobra la "s" al último los. Es "lo que deseas"
EliminarQue tú me digas eso sobre lo que escribo me llena de satisfacción , pues sabes como te aprecio y valoro tus reseñas.
EliminarPor tanto: Gracias, gracias,gracias.
Y besos naturalmente.
Ayyyyy por favor que triste. Me temía lo peor, pero lo has superado con creces. Qué pena más grande me has dejado.
ResponderEliminarUn besillo.
Nunca digas que algo no puede ser peor, porque llegará a serlo si nos descuidamos.
EliminarTu tristeza te ennoblece en sentimientos.
Besos
Muy, muy triste, de los que dejan una sensación de congoja intensa.
ResponderEliminarFrancisco, tocas un tema muy duro y son esos abusos entre iguales en las escuelas que se hacen contra los más débiles, a los que algunos consiguen arruinarles las vidas. Es estremecedor porque resuenan los casos de niños que quieren "volar" para acabar con esas situaciones que padecen. Es un tema muy grave en el que se debería destinar muchos más recursos en las escuelas para atajarlos.
Un abrazo
¡Ay! Un maestro dijo en una ocasión: "Quien haga daño a uno de estos pequeños merece ser atado a una rueda e molino y arrojado al río"
EliminarCon eso lo digo todo.
Besos y gracias por estar ahí siempre comentando.
¡Qué hermoso! ¡Y qué triste! "Touché"
ResponderEliminarSi te toqué el alma me siento satisfecho.
EliminarBesos
Triste e estremecedor pero desde luego muy bien descrito. La huida ante una situación que no le proporciona la felicidad que desea y qeu la busca de una forma en la cuál al final no tiene el fin esperado, es una pena. un abrazo y como siempre fantástico. TERE.
ResponderEliminarLa imaginación infantil no tiene límites, y si se trata de dar salida a la frustración al no sentirse queridos; ante el agobio de su existencia a causa de los acosos y el desamor... la salidas puede ser trágica.
EliminarBesos
Que pena que no haya podido volar por encima de la tristeza... Un relato que nos deja pensando cuál será la forma de lograrlo.
ResponderEliminarUn beso
No siempre nos es posible superar las adversidades de la vida. los niños como seres no formados completamente, no tienen armas suficientes salvo las de la imaginación para solventar sus problemas.
EliminarEn este caso, volar, fue una solución poco acertada pero definitiva.
Besos
Qué bien has expresado esa entusiasta inconsciencia que tienen los niños frente al peligro. Las ganas de volar cegaron a la pequeña Aurora y no la dejaron ver qué consecuencias fatales tendría su vuelo.
ResponderEliminarEstupendo, y estremecedor, relato.
Besos
volar en este caso tiene el significado de escapar, de alejarse del peligro que supone vivir una realidad penosa y no deseada. Aura como niña, ve en el columpio una herramienta con el que poder conseguir su propósito. En cierta manera y tristemente, lo consigue. pero no la felicidad.
EliminarBesos Paloma.
Hermosamente triste este relato, estremecedor. Aurora consigue su libertad a un precio muy elevado como es su vida, pero también por la ceguera de quien la rodea y debe protegerla ante los abusos y los desprecios. Lo que es más lastimoso aún es que esta niña quizá sea dos días noticia en un telediario y nadie hará nada para que dejen de existir Auroras que quieran volar buscando escapar de sus silenciosos maltratos. Debemos cuidar a nuestros niños siempre.
ResponderEliminarBesos grandes.
Nuestros pequeños son tan vulnerables que tiemblo solo de pensar en los peligros que les acechan y se ven obligados a callar por miedo o vergüenza.
EliminarEllos se evaden con sus reiterados silencios, se encierran en si mismos para protegerse y nosotros somos incapaces de vislumbrar todo el sufrimiento que esconden sus pequeñas mentes.
Deberíamos preocuparnos y estar más atentos a las necesidades de los que verdaderamente nos importan.
Muchos besos Mariola.