Cuelgan
de las cuerdas de la del quinto, como si nada hubiera pasado en realidad.
Un
guiño en el ascensor, una provocadora sonrisa, un galanteo, una cita en su
piso, unos escarceos en la cama, la entrada de un hombre enfurecido en el
cuarto, un cuchillo inesperado, y unas sábanas llenas de sangre.
derechos de autor: Francisco Moroz