jueves, 17 de septiembre de 2020

Mateo 6:21




Argumento creado por Storynator que debe de ser el nombre de un enano con muy mala leche en vista de los personajes que presenta y los fondos argumentales que propone.

En rojo señalé lo elegido para trabajar mi historia y que quedara trabada con cierta lógica. Esto es todo un despropósito. 



Un buscador de tesoros con problemas de mal aliento y una escritora desconocida que no sabe decir que no a nadie, buscarán a un hechicero para que les ayude, cuando aparece en escena un grupo de niños, donde la hipocresía y las drogas estarán presentes en una historia trepidante.



Texto resultante

 

Mateo halitosis, era como un Indiana Jones pero en versión friki, que se pasaba la jornada nocturna haciendo boquetes en búsqueda de riquezas. Casado con su vocación butronera y arrejuntado con una desconocida choni, un personaje con grises argumentos, exceso de rímel y protagonista de oscuras historias como para no dormir. Muy capaz ella, si supiera leer, de escribir en formato virtual y agurruñar las hojas con los textos fallidos para tirarlas a lo Pau Gasol en cualquier papelera de la calle.

Les unieron dos cosas: ella no sabía decir que no a nadie, costumbre de su oficio, y una nota que él le escribió perdidamente enamorado en un instante coyuntural de pasión desenfrenada. Copia de un versículo de la biblia que encontró en la mesilla de un motel de carretera. En la que ponía: “Donde está tu tesoro está tu corazón.”  A partir de ese episodio su vida compartida fue una consecución de aventuras trepidantes que no les sacaba de pobres pero les daba para ir tirando junto a lo que aportaba Cáritas parroquial semanalmente. Vida que cambió  abruptamente desde el instante en que un grupo de niños en bicicleta cayó en el agujero que ellos dos, cavaban en un solar propiedad del ayuntamiento.

Los malditos críos que de seguro iban de droga hasta las trancas, exageraron el incidente y mintieron como hipócritas redomados al declarar ante la policía, que vieron como él y su novieta estaban robando el cobre de los cables del alumbrado público.

Derechos de autor: Francisco Moroz




domingo, 13 de septiembre de 2020

Te doy mi palabra 1- Un nuevo comienzo




–Ya va siendo hora de volver –me he dicho esta mañana mientras tumbado en la cama me debatía con la falta de sueño y el cansancio acumulado a causa de jornadas de trabajo largas y agotadoras. Será por la costumbre de madrugar en exceso que hasta los domingos me levanto pronto.

–Ya es hora de poner en marcha el blog que lleva en “Off” y fuera de cobertura desde junio más o menos. –Me he recriminado a mí mismo. Y haciendo un quiebro de cadera y una flexión abdominal inesperada, he esquivado al colchón que me atraía como el imán al hierro aunando su fuerza con la misma ley de Newton. He conseguido salir airoso del lance, pero con la misma falta de inspiración que de costumbre.

Y es que el virus lo ha trastocado todo de tal manera que coincidiréis conmigo en que han cambiado muchas cosas que antes nos parecían inamovibles. Las musas personales siguen confinadas, y los númenes en estado latente de haraganes impenitentes.

Por eso me he disfrazado de ciclista y he tirado para el monte de forma literal, y durante la ruta he pergeñado la vuelta a las andadas blogueras de alguna manera que resultara novedosa y original.

–Está todo inventado –he razonado (A veces lo hago con buenos resultados) y en ello andaba, ¡perdón! Pedaleaba, cuando por el kilómetro 50 más menos, eso carece de relevancia, se me ha ocurrido algo que sin ser espectacular puede ser interesante; algo que se alimenta de las raíces que dieron comienzo a este rincón literario. Y no estoy hablando de volver a las reseñas, que así dio comienzo todo…

Y es que, los que estamos inmersos en libros y escritos nos sentimos atrapados no solo por los argumentos de las historias narradas, también por el lenguaje utilizado por el autor en cuestión. Por ello, así, a botepronto pensé en esas palabras que hallamos escondidas en los renglones, agazapadas tras su significado entendible solo junto a un contexto, pero que fuera de él nos resultan grandes desconocidas. Unas son curiosas, otras aunque nos suenen, son ignotas para el común de los mortales.

Algunas muy bellas y exóticas que hasta parecieran extranjeras o pertenecientes a culturas ajenas a la nuestra. Palabras hermosas con  significados ordinarios y esas que siendo escuetas y en apariencia vulgares lo tienen exuberante y lleno de matices.

Pues de eso se trata queridos amigos, de enseñaros todas esas palabras que iré subrayando en las obras que lea para poder compartir mi asombro con vosotros.

Juntos aprenderemos el variopinto y rico vocabulario que posee nuestro idioma.

Con este Barner que colocaré en el lateral del blog, podréis acceder a partir de ¡ya! a todas las entradas referidas al tema.




Empiezo ya mismo con algunas que se han puesto de moda por causa de la pandemia que ya encontré en textos de hace algunos años.

Con ellas doy por comenzado un nuevo periodo del blog.

Espero lo disfrutéis.



Las de esta primera hornada no resultan nada originales por la cantidad de veces que las estamos oyendo a diario. Palabras que hace unos años se pronunciaban solamente en círculos especializados como laboratorios o centros sanitarios. Las dos primeras en libros de auto ayuda.


Resiliencia:


Resiliencia viene del término latín resilio, «volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar».​ El término se adaptó al uso en psicología y otras ciencias sociales para referirse a las personas que a pesar de sufrir situaciones estresantes no son afectadas psicológicamente por ellas.​

La palabra resiliencia, en cuanto a la física y la química, designa la capacidad de cualquier material para recuperar su forma inicial a después de que se ejerce una fuerza que lo deforma. La palabra proviene del latín salio, que se traduce como “saltar", antecedido por el prefijo re-, que indica repetición o reanudación.​


Asertivo:


La asertividad es una habilidad social que consiste en conocer los propios derechos y defenderlos, respetando a los demás; tiene como premisa fundamental que toda persona posee derechos básicos o derechos asertivos. Como estrategia y estilo de comunicación, la asertividad se sitúa en un punto intermedio entre otras dos conductas polares: la pasividad, que consiste en permitir que terceros decidan por nosotros, o que pasen por alto nuestros derechos; y por otro lado tenemos la agresividad, que se presenta cuando no somos capaces de ser objetivos y respetar las ideas de los demás.

El concepto de asertividad suele definirse como un comportamiento comunicacional en el cual la persona no agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que manifiesta sus convicciones y defiende sus derechos. Es también una forma de expresión congruente, directa y equilibrada, cuya finalidad es comunicar nuestras ideas y sentimientos o defender nuestros legítimos derechos sin la intención de herir o perjudicar, actuando desde un estado interior de autoconfianza, en lugar de la emocionalidad limitante típica de la ansiedad, la culpa o la rabia. Contar con un criterio propio dentro de la sociedad es indispensable para comunicarnos de una mejor manera.​


Confinar:


Desterrar a alguien , señalándole una residencia obligatoria . 2. tr. Recluir algo o a alguien dentro de límites definidos .


Desescalar:


Des-es-ca-la-da. Es la palabra de moda. Está en boca de todos. Uno de los legados más cacareados de ese covidcionario que nos ha traído la pandemia. Vivimos en un festín léxico auspiciado por la prensa y urdido por el virus, una bacanal de neologismos que la RAE, siempre tan cortarrollos, quiso matizar y ha terminado por aceptar.

escalada esta reconocida como el "aumento rápido y por lo general alarmante de algo, como los precios, los actos delictivos, los gastos, los armamentos". Añadid el prefijo que denota negación o inversión del significado del vocablo, y ya tenéis significado. 


Pandemia:


Mientras que la epidemia es una enfermedad que ataca a un gran número de personas o de animales en un mismo lugar y durante un mismo periodo de tiempo, la pandemia ocurre en varios países o continentes, afectando a una parte considerable de la población.


Coronavirus:

 

Los coronavirus son una familia de virus que pueden causar enfermedades tanto en animales como en humanos. En los humanos se sabe que varios coronavirus causan infecciones respiratorias que pueden ir desde el resfriado común hasta enfermedades más graves como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS).


Cuarentena:


Es un término en medicina que consiste en el aislamiento de personas o animales durante un periodo de tiempo no específico para evitar o limitar el riesgo de que se extienda una enfermedad.

La palabra tiene raíz en el idioma italiano en donde se usó en el siglo XIV para nombrar los 40 días de aislamiento que se hacía a las personas sospechosas de portar la peste negra.

Sin embargo, la cuarentena hoy en día se asocia al tiempo específico que tarda un virus en incubarse.



viernes, 5 de junio de 2020

A modo de despedida





Con esta entrada, rindo un sentido homenaje a todas aquellas personas que se nos fueron a causa del corona virus. Los enfermos y muchos de sus cuidadores.
Numerosos familiares y amigos no se pudieron despedir adecuadamente de sus seres queridos. Perdieron la oportunidad de acompañarlos en sus últimos momentos; cuando todo lo superfluo sobraba y les faltaba lo necesario para partir en paz: una lágrima derramada, una caricia, una cálida mano, una mirada de aliento.
Las despedidas siempre resultaron tristes, en este caso excepcional, fue peor no poder hacerlo.
Descansen en paz. Nos quedamos con vuestro recuerdo, esto, por desgracia aún no ha terminado.


El montaje audiovisual lo hizo mi buen amigo Cesar, en base a un texto que en su momento subí al blog y que le pareció adecuado para la ocasión. Desde aquí mi agradecimiento por tan bonito regalo.


Os dejo el enlace en Youtube para poder acceder al vídeo.






 Registro de audio y texto con derechos de autor.

lunes, 1 de junio de 2020

Cuesta trabajo




Tampoco hoy encontré trabajo. Por más empeño que pongo en demostrar mi profesionalidad, no consigo convencer a los jefes de personal de las diferentes empresas donde me presento.
Alegan que con ochenta y tres años tengo un “curriculum notable” pero una “vitae” insuficiente.

&

Este oficio es de lo más monótono. Sobre todo por la cantidad de horas muertas que pasan entre la atención de un cliente y otro. A eso le sumamos la aparente indiferencia de estos a pesar de la atención personalizada que reciben por mi parte. Menos mal que lo compenso con muchos  momentos bucólicos contemplando los cipreses plantados al lado de la tapia. De otra manera las jornadas se me harían eternas.
¿Por qué me hice sepulturero?
Mi padre me decía que no echara tierra sobre mi futuro y mi madre me repetía de continuo: “Hagas lo que hagas se pulcro”

&  

El próximo favor se lo pido a Santa Rita que a lo mejor es mucho más receptiva a la hora de concederlos.
Mi único deseo era más que razonable señor juez, le explico. Encontrar un banco donde recibir el dinero justo por la labor desempeñada. No está el mercado como para muchas alegrías, pero de algo tendrían que valer todos los años de preparación y entrenamiento.
El caso es, que en ninguna de las entidades en las que me presentaba tenían en cuenta mis argumentos. En todas rechazaron mis propuestas. Quizá no fuera lo más razonable hacerlas a punta de pistola…
Bueno, lo dicho, que  rechazo al abogado de oficio, prefiero a la abogada de los imposibles para que con un poco de suerte me libre de toda pena.

&

– ¡Quiero un trabajo! ¡Quiero un trabajo! ¡Quiero un trabajo!
– ¡Oiga! Que yo solo soy un simple funcionario de la oficina del paro
–Perdone, no estaba hablando con usted, me dirigía al genio de mi lámpara mágica.




Derechos de autor: Francisco Moroz




jueves, 21 de mayo de 2020

La fórmula magistral





Le confesé a mi padre lo que había hecho pero ni se percató de mi presencia, y como con estudiada indiferencia siguió a lo suyo.

Recurrí a mi madre y le conté los pormenores del asunto y fue como si no me hubiera oído, visto, ni sentido. Y eso no es algo normal en ella, siempre tan atenta a todo.

Para qué decir de mis dos hermanos, directamente pasaron delante de mí, como si no estuviera cerca de ellos, casi rozando sus cuerpos.

Con lo cual consideré que el experimento había sido todo un éxito. Lo malo, es que ahora mismo no sé cómo revertir el proceso de invisibilidad.

Derechos de autor: Francisco Moroz



jueves, 14 de mayo de 2020

Resurrección






Espero el milagro por quinta vez sin resultado alguno. Ya me estoy empezando a cansar, a sentirme decepcionado; y eso que me considero un fervoroso creyente cuya fe es de esas que puede mover montañas.
La cuestión es, que mi interés por verificar el pasaje evangélico en el que se nos narra cómo Jesucristo resucitó a Lázaro va disminuyendo.  Será porque se me acumulan los cadáveres en casa.

Derechos de autor: Francisco Moroz

jueves, 7 de mayo de 2020

Población de riesgo






Al final del pasillo está la maldita puerta que no se abre desde hace más de dos meses, la que separa la amenaza exterior de nuestra seguridad cotidiana.

Cuando nos informaron sobre esta pandemia que ponía en riesgo nuestras vidas, cerramos las tres llaves, el cerrojo de seguridad, una cadena y dos candados que añadimos.

Ahora las fuerzas me fallan, no puedo salir. Aislada, sin teléfono. No tengo balcón ni ventanas por las que solicitar ayuda. Vivimos en un interior, la comida escasea y no encuentro las llaves que guardó mi marido; y este ya empieza a oler mal.


Derechos de autor: Francisco Moroz

domingo, 3 de mayo de 2020

Espera

Dedicado a mi madre  pero también felicito a todas esas mujeres que saben esperan.


Ella y su continuo esperar. 
Desde el principio obligada a hacerlo. Primero unos cuantos meses, se le harían interminables, pesados, y al final un poco dolorosos. Pero cuando aparecí llorando me bastó mirar sus ojos para calmar el sollozo y conformarme con mi destino ignoto y con mi suerte.
Fue amor a primera vista y eso que nos acabábamos de conocer, ella me llamaba hijo y yo poquito a poco aprendí a llamarla madre.

Ella y su continuo esperar.
Esperó mis primeras palabras con la ilusión puesta en que fueran dos sílabas balbuceadas para nombrarla.
Esperó como esperan los seres humildes, pequeñas cosas, fruto de tanto desvelo y enseñanza. Los primeros pasos que di cuya meta eran sus brazos, algunos besos mojados, gratuitos y espontáneos en su cara. Que me comiera lo que servía en el plato, era todo un triunfo y un regalo. Una por papá y el resto por mis hermanos.

Ella y su continuo esperar. 
Esperaba a que llegase mi sueño para poder descansar un ratito, siempre velando en mi enfermedad siempre desvelada con mis quebrantos y los miedos, enjugando lágrimas y limpiando mocos. Me enseñó a escribir, me enseñó a rezar y a olvidar prontito los enojos.
Me hice grande como ella esperaba que fuese y le costó separarse el primer día de escuela. No podía recogerme en la puerta muchas veces, pues siempre estaba atareada con la compra y sus labores. Le hubiera gustado esperarme más a menudo, y cada vez que lo hacía me sentía importante y seguro de su mano.
Le costaban un disgusto mis malas calificaciones o mis peleas. Me regañaba y me corregía esperando como siempre se espera, que el tiempo, el tesón y la paciencia corrigieran mis desatinos y que aprendiese la lección tras la caída, lo inútil de la venganza y lo malo de la envidia.

Ella y su continuo esperar.
Pues esperó que sus consejos me llevaran por el buen camino: Estudia, se responsable y honesto. Esfuérzate, que el esfuerzo da sus frutos. Yo a veces le hacía caso y me arrepiento de no habérselo hecho más a menudo.
En mis salidas nocturnas esperaba preocupada mis regresos y me recibía  preguntando ¿Qué tal fue todo? ¿Te divertiste? Te dejé algo de cenar en la cocina.
Y después volé del nido y trabajé para formar otra familia y me fui alejando, acercándome puntualmente a cada cita en la que poder celebrar el encontrarnos. Y ella me esperaba a mí y a los míos con la mesa puesta, con la comida preparada. Nos agasajaba con sabores añorados, cocinados con amor a fuego lento, como se hacía antes de olvidarnos cómo era todo en otros tiempos.

Ella y su continuo esperar. 
Espera una llamada todavía para hablar conmigo, y me escucha aunque ya no me oye por causa de su sordera, espera una felicitación de cumpleaños o que recuerde el día que se dedica a las madres. Espera que le cuente de sus nietos, saber cómo nos va la vida a todos, esta vida tan perra que nos roba el tiempo necesario para vernos,
Siempre espera algún abrazo que la alivie de la pesada carga de la vejez y la soledad, las únicas compañías que le sobran. Pero no teme la muerte, pues siempre dice que tiene bastantes años asumidos que ya pesan. Que no le importa irse siempre y cuando yo me encuentre bien cuando se vaya. Pues tanto ama una madre, que estaría dispuesta a ser eterna a nuestro lado, con tal de evitarnos el dolor y de librarnos de toda angustia, incertidumbre o pena.
Todo le sobra, pues da con generosidad lo que le falta. Se conforma con nada. 
Un ¡Te quiero mamá! Le es suficiente.

Pero es tenaz como ella sola siempre esperando, reacia a renunciar a su derecho de amarme, de la excepcional manera en que solo las madres lo hacen. Dándose entera.
Para cuando faltes, siempre quedará mi respeto por tu persona, simplemente recoges lo que siembras.


Derechos de autor: Francisco Moroz


domingo, 26 de abril de 2020

Marco Polo





La tensión se podía apreciar en sus miradas afiladas, ambos permanecían enfrentados en una actitud defensiva que no les permitía avanzar ni escapar de la situación. Su entorno parecía estar congelado en el instante.

    Marco. – ¡Hijo de Satán! te conmino a que abandones todo empeño de posesión en el cuerpo de esta inocente criatura. Te lo exijo en el nombre de dios todo poderoso.

    Polo. –Hazme el favor de retirar el crucifijo de delante de mi nariz hombre, me da alergia la pátina dorada. ¡Aaaatchuuus! ¡Mecaguen! ¿No lo ves? ¡Que me lo apartes te digo! Me estás poniendo de los nervios ¡mira! se me erizan hasta los pelos del cogote.

    Marco.-Pero es que no puedo, estás poseso del todo.

    Polo. – se dice poseído y no poseso, tonto del nabo.

    Marco. – “Pos eso” digo. Te conmino una vez más a que abandones…

    Polo.- ¡Venga carajo! Déjalo ya joder! estás obsesionado con el tema. ¿No ves que estoy a punto de saltar y se puede producir una desgracia? Sigo siendo el mismo de siempre. Encantador y receptivo. ¿No te quieres dar cuenta?

    Marco. –Pues ayer mismo me visioné por decimoctava vez la película del exorcista y tienes toda la pinta de estar poseído por el demonio. No sé si por un súcubo o un íncubo, pero demonio al fin y al cabo.

    Polo.- Vamos a ver campeón, el único tipo de cubo que conozco es el de la basura ¿Te basas en una película y sus tópicos, para confirmar que estoy poseído por un espíritu inmundo? Mira ¿Consideras que cuando tu mujer se pone histérica y te vocifera y está que se sube por las paredes, echando humo por las orejas y espumarajos por la boca, está poseída por Lucifer?

    Marco.- ¡Hombre claro que no! Eso es que tiene una de sus crisis nerviosas.

    Polo.- Y cuando tuvisteis al pequeño ¿Qué?

    Marco.- ¿Qué de qué?

    Polo. – Me dirás que has olvidado los berreos los gritos y sobresaltos que nos ponían a todos el corazón en un puño en mitad de la noche. ¿Y cuando vomitaba la papilla de verduras una y otra vez, pringando a todo aquél que tuviera cerca? ¿Y cuando le daba un berrinche y se ponía rojo, morado o azul alternativamente, según el grado de tozudez del enano? Por no hablar de las babas las cacas y su lenguaje críptico e ininteligible.

    Marco.- Pero estamos hablando de un bebé, eso es lo normal, creo.

    Polo.- Sí, también considerarás normal lo de tu hija, con pelos de loca, piercing y tattoos. Prácticamente metida en la cama todo el día, o encerrada en su cuarto con unos ruidos que denomina música y que son lo más parecido a los ladridos de Cancerbero.                                                      
¿Qué  opinas de cuando los ojos se le ponen en blanco y se le vuelven las órbitas hacia dentro. Y con voz grave, como de camionero cazallero da respuesta a tus recriminaciones de aprovechamiento del tiempo en libros y estudio?

    Marco. – Pero es que te estás refiriendo a una adolescente en plena etapa efervescente en búsqueda de su propia identidad.

    Polo. – De una que le habla a un trozo de plástico que sujeta en las manos mientras sus dedos se convulsionan frenéticamente y se pone unas... orejeras para aislarse del mundo. ¡Lo normal!

    Marco. – No es lo mismo Polo, no es lo mismo.

    Polo. – Te he descrito ni más ni menos todo lo que hace la niña de la peli que has visionado.

    Marco. – Pero esa también blasfemaba, insultaba a los de su entorno y se comportaba de manera provocadora y hasta obscena.

    Polo.- Esa parte te la reservaba a ti frente a la pantalla de plasma viendo correr a un montón de bobos en calzones tras una pelota. Ni que fueran perros sin dignidad. Por cierto, esa niña  también podría estar sufriendo un síndrome de Tourette ¿No crees?

    Marco. – ¡Bueno! que no me convences Polo, que lo tuyo no es normal y te tengo que exorcizar sí o sí  para echarte fuera eso que tienes dentro.

    Polo. – ¡Pero si no tienes ni pajolera idea de qué va esto ni de cómo se hace!. ¿Te han concedido a caso el tercer grado eclesiástico? ¿Sabes lo que es un hisopo? ¿Tienes agua bendita por un casual? ¿Eres presbítero o sacerdote? ¿Tienes el libro de exorcismos reglamentario?

    Marco. – ¡Pues no! Pero es que me ha pillado todo tan de sopetón y a “trasmano” que no me ha dado tiempo a prepararme. Solo encontré  el crucifijo de la primera comunión.

    Polo.- Lo que no comprendo todavía es, qué narices me has visto para empeñarte en que estoy poseído y que tengo algo dentro. ¿No será porque soy negro no? Porque eso se llama racismo y no posesión diabólica que lo sepas.

    Marco.- ¡Qué no Polo! Que es porque eres un gato y me estás hablando, y eso no es algo habitual salvo en las películas de Walt Disney.

    Polo. – ¡Ah! Es eso. Haber empezado por ahí y nos hubiéramos ahorrado todas las disquisiciones y ganado un tiempo precioso. 
¡Bien!, pues te lo repito por última vez.¡O sueltas el crucifijo y te pones de rodillas y me adoras o saco las uñas y te dejo la cara con tantos microsurcos como los que tenían los antiguos Elepés!
 ¡Espera!, que va a ser verdad eso de que tengo una cosa dentro… ¡Aaaahgraufff! 

¡Me lo suponía!, una bola de pelo


Derechos de autor: francisco Moroz




martes, 21 de abril de 2020

Cuestión de confianza





Y ella finge que se lo cree. 
Naturalmente le sigue la corriente para no crear polémicas innecesarias siempre que recibe la consabida llamada desde un hotel; cada una de las veces que el se marcha de viaje por motivos de trabajo.

De este modo son felices.
Componen una pareja estable que es la envidia de todo el vecindario, el ejemplo a seguir de todos sus amigos casados. 

Él tampoco tiene porqué sospechar.
Ella nunca le da razones para hacerlo. Pues no le miente cuando le dice que está en el gimnasio tonificando los músculos con la ayuda y supervisión de su entrenador personal. 


Derechos de autor: Francisco Moroz

domingo, 12 de abril de 2020

Tiempos raros






Se levanta temprano sin hacer mucho ruido, se asea y se dirige a la cocina para desayunar. Mientras lo hace, coloca encima de la mesa los tazones, las cucharillas y las servilletas de su marido y sus dos hijos. Las magdalenas que compró ayer;  porque hoy es domingo. El cacao junto al café y el azúcar. Después se acerca a las habitaciones y muy quedito besa en la frente con ternura a cada uno de los miembros de su familia para no despertarlos.

En la entrada y antes de salir, se pone el disfraz que visten las héroes verdaderos en estos días tan extraños que vivimos. Los guantes, la mascarilla y la ropa de trabajo de una cadena de alimentación. Se pone en el pecho una chapita con su nombre y cierra la puerta pensando que un día más luchará a brazo partido contra el villano que se coló amenazante y peligroso por la puerta falsa.

Sus labios dibujan una sonrisa mientras baja en el ascensor, al pensar que forma parte de un equipo que con su servicio salva vidas a base de horas y dedicación frente al público.

A las ocho de la tarde desde el balcón cuando suenen los aplausos, todos pensaremos en los médicos, enfermeras y auxiliares. bomberos,unidades de emergencia, policías y farmacéuticos ¿Pero cuántos recordarán a los basureros, transportistas, repartidores y funcionarios de correos. Voluntarios de cáritas, cruz roja y servicios sociales. Taxistas, reponedores de supermercado, cajeros y dependientes?  Todos ellos se lo merecen igualmente. También están al pié del cañón, con el gesto amable de los que luchan en primera línea de combate a pesar del agotamiento, el dolor, la angustia y en algunas ocasiones, la pérdida.

Esperemos que la sociedad una vez que pasen estos tiempos tan insólitos, siga valorando como se merecen a sus auténticos campeones a pesar de no jugar la liga, ni subir a ninguna tribuna ni escenario o salir en programas de tele basura.

Derechos de autor: Francisco Moroz

miércoles, 1 de abril de 2020

El yo existencial






Me llamo “Pepa Ventolini” y nací mientras mi madre escribía muy concentrada en el asunto de dar a luz algo interesante como yo misma. 

Se hallaba junto a una ventana abierta, durante una primavera ventosa. Las hojas donde escribía se le volaron cayendo al suelo, y fue justo en ese instante cuando mi nombre y apellido aparecieron en su mente; inscrito como si de una partida de nacimiento se tratase.

Fui consciente automáticamente, aún sin saber el cómo ni el por qué de que yo estuviera allí, haciendo historia, formando parte de un todo muy bien estructurado, con un ritmo creciente que ponía el foco en mi persona, presentándome con una narrativa muy fluida.

En nada de tiempo me había convertido en una afamada y reconocida inspectora de policía, cuyo cometido era investigar casos cerrados de crímenes consumados en el pasado. Llegué a culminar con éxito algunos de trama muy complicada y escabrosa, implicándome a fondo en cada uno de ellos.

Sin embargo todo se torció desde el instante en que apareció él. Fue, como si yo hubiera dejado de existir.
Todo lo que vino a continuación ya no me pertenecía a mí sino al rival de género masculino que me arrebataba el sitio que me correspondía por derecho propio y que sin mediar diálogo alguno, había interferido inesperadamente en algo que solo a mi me concernía. Mi propia existencia estaba a punto de desaparecer.

Menos mal que mi mentora, fémina de armas tomar, intervino oportunamente en cuanto detectó detalles textualmente extraños que no se correspondían. Dándose cuenta del error cometido, de la gran injusticia que atentaba contra mi persona y que se había cometido, a Dios gracias de manera inconsciente.

Puso remedio de manera drástica. El intruso fue eliminado sin contemplaciones. Desapareció desde el momento en que con un elegante movimiento de muñeca, borró con tipex esa “e” que figuraba tan descaradamente plasmada en lugar de la “a” que correspondía.

Respiro tranquila, vuelvo a ser yo, “Pepa Ventolini” y no el “Pepe” ese, al que los lectores no llegarán a conocer ni por asomo, como si nunca hubiera existido. Es lo bueno que tiene lo de releer lo escrito y enmendar las erratas gramaticales antes de editar.

En eso se fundamenta el ser o no ser de un personaje. 

¿Capite la questione?

Derechos de autor: Francisco Moroz




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