Sigo
observando mi trocito de cielo, allá están los dos, justo donde me dijeron que
irían cuando murieran.
Hace
dos años que lo hicieron por causa de un accidente en el que ambos perdieron la
vida por culpa de un conductor ebrio que los sacó de la carretera.
Ahora
yo los añoro y los echo de menos. Por las noches, no puedo evitar salir de casa
y alzar la mirada al firmamento; no sin antes echar un vistazo al rincón más
escondido del jardín, donde espero que se pudran eternamente los restos de
aquél que me arrebató a mis padres.
Derechos de autor: Francisco Moroz