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lunes, 31 de octubre de 2022

Una sola condición

 



Menuda decepción la mía. Debo aprender a no poner tantas expectativas en mis nuevas relaciones. Este último ha sido el no va más de los despropósitos.

En nuestra primera cita me juró amor eterno, me trataría como a una reina. Haría por mi todo lo que le pidiera. Conquistaría el mundo, se enfrentaría con cualquiera que pretendiese alejarme de su lado. Hasta me dijo esa frase tan manida: Te bajaré la luna si te complace.

Nos dimos otra oportunidad con un segundo encuentro.

Por teléfono le pregunté: ¿Vendrás a buscarme?

Y me contestó: Solo si no llueve.



Derechos de autor: Francisco Moroz

sábado, 22 de octubre de 2022

Más que siete vidas




Yo, que he vivido tantas vidas, no pienso desperdiciar ni un solo momento de las que me quedan contigo. No me eres grata, no te quiero, no aportas nada nuevo a mi rutinaria existencia. Además me creas desasosiego y malestar cada vez que te miro. Me intentas subyugar con tus propuestas infinitas, eres como una encantadora de serpientes. Pero conmigo ya no puedes, escarmenté hace tiempo a causa de tus mentiras. Ya no cuentas con mi atención. Hace tiempo encontré mi propio paraíso.

Ahora el mando lo tengo yo. Te apunto y te apago. En un instante tu imagen desaparece como por ensalmo. Que descanso.

Puedo proseguir mi viaje. Otras vidas me esperan tras las páginas del nuevo libro que comienzo.


Derechos de autor: Francisco Moroz

viernes, 23 de septiembre de 2022

Plan de huída

 



Los siguientes serían los niños más pequeños. Los sacarían por la puerta de atrás sin que los celadores se dieran cuenta de su ausencia. 

El grupo de voluntarios que me seguían estaban convencidos al igual que un servidor, de que aquel lugar era muy deprimente para los chiquillos y que la tristeza era la dueña de todo el recinto.

No sonreían a menudo. Solo se alegraban un poquito cuando nos veían llegar haciendo tontadas vestidos de médicos payaso.

Estaba decidido; hoy los sacarían al jardín para que les diera el sol en sus cabecitas peladas, y pudieran durante un rato, jugar todos juntos.

Les darían el margen suficiente para que se liberaran de sus miedos. Luego volverían a entrar.


Derechos de autor: Francisco Moroz

sábado, 11 de junio de 2022

La decisión



Su reflejo le espera impaciente a que él se decida a tirarse para con ello pasar al otro lado, convirtiéndose de esta forma ambos, en unidad inseparable y eterna.

Asomado al pozo  puede ver su cara reflejada en el fondo, en un claro oscuro, a causa de la profundidad.

Entonces es, cuando un pequeño detalle le disuade para no lanzarse a esas aguas frías. Un pequeño rayo de luz ilumina la líquida superficie; permitiéndole ver por una fracción de segundo un rostro cadavérico de mirada vacía. Y decide que no será ese día cuando la muerte le engañe. Pues los muertos no saben vivir y él quiere seguir haciéndolo todavía.


derechos de autor: Francisco Moroz






viernes, 25 de marzo de 2022

Engañarte como a un chino

 

 


Dándole vueltas al último contrato firmado con la multinacional de exportación de artículos chinos. Acabo de darme cuenta que me he metido en la boca del dragón.

Lo de la letra pequeña ya me lo esperaba. Ahí se especifica soterradamente lo del sueldo justito por una jornada interminable sin ningún festivo. La dirección se exime de toda responsabilidad en cuestiones de seguridad laboral. Y así, un largo etcétera de rémoras que no incentivan en absoluto al trabajador. Lo puedo asumir.

Pero lo que más duele, es la marca de empresa. Ahí se pasaron cuatro pueblos. Donde debería poner, a mi entender,” Expor-Tao”, pone, “Explo-Tao”.


Derechos de autor: Francisco Moroz

martes, 8 de marzo de 2022

Sube y baja

 

 



Entran dos individuos en el ascensor.

El primero se dirige al segundo:

– ¿Sube o baja?

– ¿A quién le pregunta, al cadáver que yace en el suelo o a mí?

– ¡Ah perdón! No lo había visto.

El segundo individuo le vuelve a preguntar con mucha flema:

– ¿A quién no ha visto?¿Al cadáver que yace en el suelo o a mi?

– ¡Ah! ¿Hay un cadáver en el ascensor?

–Pero buen hombre ¿Es que acaso no se ha percatado?

–La verdad es que no.

– ¿Está usted ciego o qué?

–Desde los diez años, oiga.

– ¡Lo siento, espero sepa disculparme caballero!  No lo había visto.

El invidente, le contesta con otra pregunta y mucha guasa:

– ¿ A mí, o al cadáver del ascensor?




 –Señor inspector, el cuerpo no lo hemos movido de como estaba. Creo que ha sido una muerte inesperada. De un ataque repentino o algo similar.

– ¿Alguno de ustedes tres, ha notado algo sospechoso?

–Nada fuera de lo normal.

–¡Pero si me ha dicho que han subido en el ascensor con él!

– ¡Exacto! Al quinto.

– ¿Y…no ha ocurrido nada?

–Hombre, en el segundo piso el finado se ha empezado a mosquear, y en el cuarto se ha revuelto contra nosotros.

¿Por qué?

–Porque nos hemos pasado de planta; el vive en el primero.

– ¿Y se ha muerto sin más?

–Vamos a ver, sin más sin más no. Porque nos hemos pasado.

– ¡Oiga! ¿Me está vacilando?

–No, es la verdad, nos hemos pasado con los golpes propinados.

– ¿Pero no murió de un ataque inesperado?

– ¡Pues eso!


                                                                          



Derechos de autor: Francisco Moroz




lunes, 28 de febrero de 2022

Tuviste una oportunidad

 



Mientras caminaba por el andén vi unos ojos negros a través de un cristal.

El vagón detuvo su marcha mientras mi corazón se aceleraba. Me había enamorado irremediablemente.

Se abrieron las puertas y entré con precipitación buscando a la dueña de esa mirada subyugante. Tenía que conseguir hacerla mi compañera de viaje de por vida.

Sonó un silbido. El convoy emprendió la marcha. Yo me quedé inmovilizado, al verla como una ráfaga sonreír al otro lado; caminando por el andén. Había vuelto a perder la ocasión de ser feliz. Rodeado de gente, pero sin ella.

Y es que hay trenes que solo pasan una vez.


Derechos de autor: Francisco Moroz






domingo, 20 de febrero de 2022

Estómagos agradecidos

 



Tengo que cocinar un poco peor o lo arruinaré todo; le dije compungido y con voz lastimera al director de la prisión.

Este me observó con una mirada a modo de interrogante; pues él consideraba que tenía sus beneficios, eso de ser cocinero en el centro penitenciario.

Claro que no podía ni imaginar el suplicio que suponía el esquivar todos los días a los reclusos que se me acercaban para hacerme proposiciones deshonestas.

No es en vano lo que una vez me dijo mi abuela: “A los hombres se les conquista por el estómago.”


Derechos de autor: Francisco Moroz



domingo, 30 de enero de 2022

Camuflaje

 

 


Igual que el gato negro que se hace el dormido en el sillón, es la abuela. Eso dice mi madre. Me figuro que será porque viste de luto, y siempre está vigilante; observándonos a todos con mucha atención. Tiene controlados nuestros movimientos, al igual que los horarios de entrada y salida de casa. Conoce nuestros gustos, necesidades y debilidades. Es arisca, refunfuñadora y lista como ella sola.

Lo curioso es, que donde está la abuela nunca se encuentra el gato, y viceversa. Nunca coinciden en el mismo lugar.

Y ahora, desde que mis padres empezaron a hablar de llevarla a una residencia, el gato está por todos los lados y a mi abuela apenas la vemos.


Derechos de autor: francisco Moroz

domingo, 9 de enero de 2022

No leer el desamor

 



El segundo volumen de su preciada colección de libros, sigue colocado exactamente en el lugar que le adjudicó en la estantería hace unos cuarenta años. Hoy lo mira de nuevo con recelo. El polvo se acumula en sus tapas de cartoné arrugado.

Solo llegó a abrirlo una vez para escribir en sus primeras páginas. Enseguida lo cerró desesperanzada al no ver futuro en la historia que perfilaba.

En el primero se podían leer los pensamientos de una adolescente completamente enamorada. Ahora, recuerda la decepción de su primer amor;  cuando empezó a escribir en su segundo diario, dejándolo inacabado.


Derechos de autor: Francisco Moroz

martes, 21 de diciembre de 2021

Las cosas claritas

 



Pero es su letra señor notario; de eso estoy segura al cien por cien. Aunque la firma parezca no corresponder con la suya. El pobre chocheaba por los muchos años que tenía, y le temblaba el pulso. No es de tener en cuenta ese ínfimo detalle.

Que digo yo, que este papel descartará el testamento que dejó con anterioridad. En este, me elige como heredera absoluta. De eso no hay duda ¿Verdad? Lo pone bien clarito. Al menos eso me juraba mientras lo escribía y yo le apretaba el cuello con mis manos. A lo mejor es por eso que la firma sea irreconocible.

Derechos de autor: Francisco Moroz




jueves, 25 de noviembre de 2021

Amenaza

 




Quizás sea mejor no llevarles la contraria; pues de hacerlo, sospecho que me complicarían la existencia con su insistencia burocrática. Acosándome y poniéndome contra las cuerdas a la mínima demora por mi parte.

Si en un descuido saliese corriendo hacia la puerta, a lo mejor conseguiría llegar al aparcamiento y alejarme de ellos para siempre; pero veo difícil que el guardia con cara de mala leche que tienen apostado en la entrada, me dejara siquiera abrirla para huir de estas amenazas de tipo impositivo y al alza.

Aquí me tienen, asustado con lo que me dan a entender de manera soterrada. Machihembrado a una silla, pendiente de sus palabras melifluas que suenan a intimidación, pero que parecieran estar agazapadas entre dulces promesas de prosperidad. Sonríen torcidamente enseñando el colmillo afilado; como cuando alguien se frota las manos al comprobar que la víctima está a puntito de caer en la trampa. Me auguran, que si firmo el documento, podría mejorar mi calidad de vida y tener mayores facilidades a la hora de levantar mi pequeño negocio. Total, el interés fijo o variable es lo de menos, aunque mi desinterés por la oferta no estén dispuestos a aceptarlo.

La corbata no me deja respirar, me ahoga como nudo de soga del que está en el patíbulo; para un servidor, en este momento, el banco significa lo mismo.

Esto me pasa por entrar a pedir un crédito. Siendo como soy. Un pequeño autónomo. Que es como ser un gnomo, en el país de los gigantes. 

Derechos de autor: Francisco Moroz

miércoles, 10 de noviembre de 2021

Si bebes no conduzcas

 

 



Los adolescentes me escuchaban en un silencio expectante, temblando ligeramente mientras les  contaba mi dramática historia convertida en leyenda.

–“Una noche pasada de alcohol la tiene cualquiera”; y más, con motivo de una fiesta de celebración con los antiguos compañeros de la universidad.

Lo que deja de resultar adecuado, es coger el coche con esa alta graduación etílica en la sangre. Pasó lo que tenía que pasar por simple ley de probabilidades; algo que más tarde le hace a uno recapacitar sobre su miserable condición de estúpido irresponsable.

Como podéis comprobar os lo cuento como testigo de primera mano de los sucesos que acaecieron esa madrugada; justo en la primera curva que gira a la derecha antes de entrar en el pueblo. Esa donde, si pasáis despacio, podéis ver un ramo de flores secas que depositó una mano amiga en el primer aniversario del accidente. Allí están los restos del árbol donde se empotró el coche.

Lo peor no fue despertar desorientado en una cama de hospital, tampoco el dolor de las heridas, ni la rehabilitación necesaria para poder manejarme mínimamente. Todo ello se me hizo pasable.

Al contrario que esa angustia que me hace llorar todavía, cuando recuerdo el último beso que me dio mi novia mientras me hallaba postrado semiinconsciente en la UCI. Ella venía a despedirse para siempre; nuestro futuro juntos carecía de sentido dadas las circunstancias.

Yo me quedé anclado en esta silla de ruedas. Ella condenada a ser, la muchacha de la curva.


Derechos de autor: Francisco Moroz






sábado, 6 de noviembre de 2021

Pérdida irreparable

 



Sin poder superar su muerte lloraba desconsoladamente. 

Lo que más le fastidiaba era lo tonto del accidente. Toda una contrariedad por culpa de un descuido absurdo. Justo cuando empezaba a ser feliz junto a ella, de haberse prometido momentos de placer sin límites.

Lo cierto era, que no se trataba de una muerte en sí misma. Más bien de un reventón inusitado a causa de su fogosidad. Y las lágrimas no eran por ella, ni por lo que significaba; más bien por el dinero invertido en ese artículo de importación, tan erótico y sensual, que le había costado un ojo de la cara y le había durado tan poco.


Derechos de autor: Francisco Moroz

miércoles, 20 de octubre de 2021

Festum populi

 

 




Los primeros compases de la banda iniciaron las fiestas del pueblo; que con gran esfuerzo por parte del alcalde de la localidad, cada año costaba más organizar.

Esta vez tuvieron que fletar dos autobuses desde la capital para que la asistencia fuese representativa. El traslado de los participantes corría a cuenta del ayuntamiento, aunque la comida y la bebida se la tuviesen que costear cada uno según sus gustos y necesidades.

No habría eventos taurinos ni fuegos artificiales; pero el baile estaba asegurado gracias al tamboril el clarinete y trombón que habían contratado en el pueblo de al lado por horas.

Son los inconvenientes; pensaba el edil, de gobernar en un rincón de la España vaciada.




Derechos de autor: Francisco Moroz






lunes, 4 de octubre de 2021

El bosque animado

 


El bosque estaba ahí, esperando a que llegasen tiempos mejores. Desde finales del Oligoceno, que es cuando se empezó formar como entidad definida.

Testigo de la extinción de especies de gigantes, de la transición del Eoceno al Mioceno; ignorando el sentido de esas palabras, pero todo con tintes de modernidad y aires de cambio, con alguna glaciación de por medio. Volcanes, terremotos y meteoritos. 

Sobrevivió a todo ello y ha llegado hasta aquí, el paleolítico superior, con casi todos sus árboles; y ahora observa como un ser insignificante frota un trozo de astilla contra otro, del cual sale un humillo que antecede a una llamita naranja.

Quizá, sea esta, la señal que anuncia, el tiempo extraordinario con el que sueña hace millones de años.


Derechos de autor: Francisco Moroz

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